ROMA, 22-12-08,ABC.ES,VERÓNICA BECERRIL.-
Los musulmanes italianos muestran su convicción de que la ley de control de los lugares de culto, que ha propuesto la Liga Norte, está inspirada por el temor al integrismo islámico y no hace más que dañar a la comunidad musulmana
En Italia hay 1.400.000 musulmanes, según datos recientes de la Liga Musulmana Mundial. En Roma se encuentra la mezquita más grande de Europa, pero la mayor parte de los 50.000 musulmanes que viven en la ciudad del Tíber acuden regularmente a las salas de oración repartidas por toda la capital.
Hasta 750 salas de oración hay repartidas por Italia. En su gran mayoría se trata de simples garajes o locales bien acondicionados, y hasta con todo lujo de detalles, como la mezquita El Fath, en la Vía della Magliana, el «barrio cuna» de la banda «Vía della Magliana», que en los años 70 aterrorizaba a la población. En estas calles viven hoy miles de inmigrantes, y esta es la mezquita a la que acuden. Alaa Abouzeid es el secretario del garaje-mezquita, en el que se pueden congregar hasta 900 personas en los días de grandes festividades.
Alfombras en el suelo perfectamente colocadas. En las paredes, azulejos árabes y un póster con información sobre sus 13 pecados capitales. Hay también un jardín que se abre cuando la asistencia a los servicios de culto lo requiere. La sala de oración de las mujeres se convierte los fines de semana en escuela coránica y de árabe para 25 niños de la comunidad. Hay un baño para hombres y otro para mujeres y niños.
«Estamos perfectamente integrados», asegura ABC Nasser, un marroquí que lleva algunos años en Italia. Alaa y Nasser conocen la idea de la Liga Norte de promulgar una ley para controlar la construcción de mezquitas y consideran que «sólo es porque tienen miedo del terrorismo, piensan que todos los musulmanes somos integristas». El más hablador, Nasser, nos explica dónde nace el islamismo: «Hay que pensar que mucha gente no tiene ni padre ni madre, que ha perdido a toda su familia, que no tienen nada. Esos son integristas porque les da igual la vida».
La gente que vive en torno a este centro islámico dice no tener ningún tipo de problema con ellos, porque «los conocemos y son buena gente», según muchos de los vecinos de la mezquita. Sólo la población que vive allí cerca sabe de la existencia de El Fath, el resto de los italianos no tenían ni idea. Las opiniones, sin embargo, son para todos los gustos: «No lo sabía, pero creo que se debería controlar», dicen unos adolescentes. «El problema es que son sucios... Mire, mire cuanta mierda», comenta colérica una anciana.
«O todos o ninguno»
Mario Scialoja, convertido al islam en 1987 cuando era embajador de Italia ante la ONU, y director de la sección italiana de la Liga Musulmana Mundial, analizó para ABC en detalle las ventajas y los inconvenientes de la propuesta de la Liga Norte para el control de la construcción de nuevos centros de culto. «Si es una ley que controla a todas las confesiones, en líneas generales no me parece equivocada», afirma.
El artículo más polémico es el que establece la obligatoriedad de construir los nuevos lugares de culto a distancia como mínimo de un kilómetro de los otros ya existentes. «Creo que es una medida anticonstitucional», explica Scialoja, que considera que el problema del texto legal es que parte de la base de que todos los centros islámicos son focos de terrorismo. «Es absurdo, la mayoría de los musulmanes respetan las leyes italianas, no pueden creer a todos terroristas», dice.
De la misma opinión participan los responsables del Centro Islámico Imam Mahdi y de la Asociación Cultural Islámica en Italia, en la Mezquita Al-Huda. «No se puede criminalizar a todos los musulmanes», señalan a ABC mientras califican de anticonstitucional el decreto ley de control de templos. «Como no tenemos nada que esconder, que controlen a todos o ninguno», piden sus líderes.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Los musulmanes italianos muestran su convicción de que la ley de control de los lugares de culto, que ha propuesto la Liga Norte, está inspirada por el temor al integrismo islámico y no hace más que dañar a la comunidad musulmana
En Italia hay 1.400.000 musulmanes, según datos recientes de la Liga Musulmana Mundial. En Roma se encuentra la mezquita más grande de Europa, pero la mayor parte de los 50.000 musulmanes que viven en la ciudad del Tíber acuden regularmente a las salas de oración repartidas por toda la capital.
Hasta 750 salas de oración hay repartidas por Italia. En su gran mayoría se trata de simples garajes o locales bien acondicionados, y hasta con todo lujo de detalles, como la mezquita El Fath, en la Vía della Magliana, el «barrio cuna» de la banda «Vía della Magliana», que en los años 70 aterrorizaba a la población. En estas calles viven hoy miles de inmigrantes, y esta es la mezquita a la que acuden. Alaa Abouzeid es el secretario del garaje-mezquita, en el que se pueden congregar hasta 900 personas en los días de grandes festividades.
Alfombras en el suelo perfectamente colocadas. En las paredes, azulejos árabes y un póster con información sobre sus 13 pecados capitales. Hay también un jardín que se abre cuando la asistencia a los servicios de culto lo requiere. La sala de oración de las mujeres se convierte los fines de semana en escuela coránica y de árabe para 25 niños de la comunidad. Hay un baño para hombres y otro para mujeres y niños.
«Estamos perfectamente integrados», asegura ABC Nasser, un marroquí que lleva algunos años en Italia. Alaa y Nasser conocen la idea de la Liga Norte de promulgar una ley para controlar la construcción de mezquitas y consideran que «sólo es porque tienen miedo del terrorismo, piensan que todos los musulmanes somos integristas». El más hablador, Nasser, nos explica dónde nace el islamismo: «Hay que pensar que mucha gente no tiene ni padre ni madre, que ha perdido a toda su familia, que no tienen nada. Esos son integristas porque les da igual la vida».
La gente que vive en torno a este centro islámico dice no tener ningún tipo de problema con ellos, porque «los conocemos y son buena gente», según muchos de los vecinos de la mezquita. Sólo la población que vive allí cerca sabe de la existencia de El Fath, el resto de los italianos no tenían ni idea. Las opiniones, sin embargo, son para todos los gustos: «No lo sabía, pero creo que se debería controlar», dicen unos adolescentes. «El problema es que son sucios... Mire, mire cuanta mierda», comenta colérica una anciana.
«O todos o ninguno»
Mario Scialoja, convertido al islam en 1987 cuando era embajador de Italia ante la ONU, y director de la sección italiana de la Liga Musulmana Mundial, analizó para ABC en detalle las ventajas y los inconvenientes de la propuesta de la Liga Norte para el control de la construcción de nuevos centros de culto. «Si es una ley que controla a todas las confesiones, en líneas generales no me parece equivocada», afirma.
El artículo más polémico es el que establece la obligatoriedad de construir los nuevos lugares de culto a distancia como mínimo de un kilómetro de los otros ya existentes. «Creo que es una medida anticonstitucional», explica Scialoja, que considera que el problema del texto legal es que parte de la base de que todos los centros islámicos son focos de terrorismo. «Es absurdo, la mayoría de los musulmanes respetan las leyes italianas, no pueden creer a todos terroristas», dice.
De la misma opinión participan los responsables del Centro Islámico Imam Mahdi y de la Asociación Cultural Islámica en Italia, en la Mezquita Al-Huda. «No se puede criminalizar a todos los musulmanes», señalan a ABC mientras califican de anticonstitucional el decreto ley de control de templos. «Como no tenemos nada que esconder, que controlen a todos o ninguno», piden sus líderes.
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