MANACOR,18-12-2008,diariodemallorca.es,LORENZO MARINA.
Mustafá sostiene, ayer, a su sobrino de dos años; su padre murió en el hotel Son Moll . Foto: B. Ramón
Familiares de las víctimas españolas y magrebíes del derrumbe reclaman que se depuren responsabilidades
La tragedia del hotel Son Moll ha afectado por igual a trabajadores bien diferenciados. Albañiles y soldadores, marroquíes y españoles, residentes en Manacor y en Capdepera. Los familiares de las cuatro víctimas mortales claman al unísono para que no se vuelva a repetir un accidente laboral de similares características.
"Solo pedimos que se haga justicia", reclamaba ayer Sonia Fernández, hermana de José Manuel Fernández Alquellada Ciri. "Estaba muy ilusionado. Desde hace 15 días estaba trabajando en el hotel", recordaba ayer la hermana de Ciri, el único mallorquín, natural de Capdepera.
Junto con su amigo Ismael Rodríguez, nacido en Santa Marta (Cáceres), habían empezado a trabajar hacía unos días en el hotel Son Moll. Los dos compartían aficiones y ambos fallecieron mientras se encontraban trabajando como soldadores en el hotel. Sus padres se presentaron ayer en Capdepera. Desde el primer momento, sus progenitores mostraron su intención de trasladar los cuerpos a su lugar de nacimiento.
A una treintena de kilómetros, dos familias magrebíes se veían ayer forzadas a agilizar los tramites para un traslado de cadáver. Eso sí, debían salvar mucha más distancia. Los familiares de Ahmida Tahrioui y Mohamed Zanani, ambos fallecidos cuando trabajaban como albañiles en el hotel Son Moll, ultimaban los trámites para completar la repatriación de los cuerpos a Marruecos.
El domicilio de Ahmida Tahrioui, en Manacor, se encontraba ayer repleto de gente. Multitud de marroquíes se han acercado a dar el pésame a su viuda. Mientras tanto, su hijo mayor, de apenas dos años y medio, corretea por el pasillo sobre su triciclo totalmente ajeno a la trágica muerte de su madre. El hijo más pequeño de Ahmida es un bebé de cuatro meses que dormita plácidamente en su cuna.
"No tendremos problemas con el traslado del cuerpo", augura su hermano Mustafá. "Todos los papeles del seguro de vida los tenía en regla y le cubría la repatriación", explica. Más allá de los trámites, Mustafá pide responsabilidades. "Mi hermano siempre ha estado trabajando. Siempre ha sido muy respetado", insiste. Al igual que los familiares de José Manuel Fernández insiste en su deseo de que "se haga justicia".
La viuda de Ahmida, Ikrame Douiri, se prepara como buenamente puede para afrontar su nueva condición de viuda. Sus dos hijos son mallorquines y anuncia su intención de permanecer en la isla. "Me voy a quedar aquí", subraya.
El cuerpo de Ahmida se encontraba ayer en Palma. Una vez que le fue practicada la autopsia, el cadáver debía ser trasladado al cementerio de Manacor. Allí permanecerá hasta que se dé el visto bueno a su repatriación.
Los familiares de Ahmida Tahrioui se encontraron en las instalaciones del camposanto con la familia de Mohamed Zanani, la otra víctima mortal del derrumbe del hotel Son Moll. La situación es calcada. Ambas familias coinciden en las oficinas del cementerio para ultimar los tramites de la repatriación. Nahib Zanani es uno de los tres hermanos de Mohamed al que se le ha encomendado la misión de agilizar los trámites. Es el único que muestra suficiente destreza con el castellano. La reunión se prolonga durante más de media hora. Al salir del camposanto, Nahib se muestra satisfecho. "No habrá ningún problema."
La comunidad musulmana de Manacor ultima los detalles para celebrar el velatorio en la mezquita. Mientras, en Capdepera, la situación se reedita para el funeral por el rito cristiano de las víctimas del derrumbe del hotel Son Moll.
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