Gaza,28.12.08,eldiariomontanes.es,LAURA L. CARO
El Ejército hebreo masacra a 225 personas en Gaza en su mayor operación en 60 años de conflicto
El brutal ataque perpetrado ayer en Gaza por una imponente fuerza israelí de 80 aviones y helicópteros de combate, que en un bombardeo simultáneo masacró un centenar de objetivos de Hamás por toda la Franja matando al menos a 225 palestinos, no ha hecho más que comenzar. Cuando el humo de los edificios destruidos todavía asfixiaba el territorio y el hospital central de Shifa se declaraba colapsado por la avalancha de centenares de heridos críticos y mutilados, el Ejército hebreo declaraba que esta «primera oleada» de sangre era sólo el principio de una «operación en curso» que «continuará, se ampliará y se endurecerá si es necesario». De momento, ya es la matanza más salvaje en 60 años de conflicto.
Al cierre de esta edición, los servicios médicos reforzaban la búsqueda de víctimas entre los escombros, mientras los efectivos adscritos a las unidades de Infantería y reservistas israelíes se encontraban acuartelados en previsión de una incursión terrestre. Por su parte, el mando militar esperaba órdenes del jefe del Estado Mayor de la Defensa, Gabi Ashkenazi, que valoraba los «resultados» obtenidos en la ofensiva de ayer para decidir el siguiente paso del asalto. «El Gobierno dará tiempo al Ejército para operar en Gaza. La campaña en la Franja durará, se necesita paciencia», constataba el primer ministro en funciones, Ehud Olmert, en un mensaje a la nación ya de noche en el que también reiteró que Israel ha intentado mantener el alto el fuego que Hamás rechazó el 12 de diciembre, pero que la ofensiva ha sido inevitable porque ese «deseo de calma se topó con el terror».
La operación 'Plomo sólido', bautizada así por el Gobierno hebreo en honor a un poema de H. N. Bialik sobre la Hanuka, la fiesta que estos días celebra Israel, se desató a plena luz del día, pasadas las 11.30 de la mañana hora local (10.30 en España), el momento en que los niños palestinos salían de los colegios.
La orden de atacar en sábado, día de descanso judío, había sido acordada el miércoles unánimemente por Olmert, su ministra de Exteriores, Tzipi Livni, y su ministro de Defensa, Ehud Barak, con intención de sorprender a Hamás, que había bajado la guardia, sobre todo después de que Israel diera el viernes síntomas de falsa seguridad abriendo las fronteras de la Franja para permitir el acceso de ayuda humanitaria. Y así fue: la primera fase del ataque, en la que participaron 60 cazas lanzando cien bombas sobre 50 objetivos, pilló desprevenidos a los islamistas en medio de una ceremonia de graduación de policías en su cuartel general de Gaza capital. La matanza acabó con la vida de más de cien cadetes, informó el portavoz de Hamás, Islam Shawan, y entre ellos, caía también el histórico jefe del cuerpo, Tawfiq Jabar.
Campos de entrenamiento, arsenales y centros de mando islamistas fueron pulverizados, según confirmó el ministro del Interior. Se teme, además, que con gran número de bajas civiles, puesto que Hamás acostumbra a localizar sus dependencias en los entramados urbanos. Egipto abrió su frontera para permitir la salida de heridos y dejar entrar sus ambulancias.
Contraataque de Hamás
Inmediatamente después del primer ataque, veinte aviones y helicópteros artillados hicieron blanco con misiles en una cincuentena de plataformas lanzacohetes pertenecientes a Hamás y otras milicias, en un intento por disminuir su capacidad de respuesta. Con todo, en medio de la furia, 54 cohetes Qassam lograron impactar en territorio israelí, uno de los cuales asesinó a una mujer en la localidad de Netivot, cercana a Sderot.
La reacción respondía al llamamiento urgente de Hamás a su brazo armado, las brigadas de Azzedim al-Qassam. «Pedimos a todas nuestras tropas que venguen con toda la fuerza posible la operación del enemigo, que recurran a todos los medios para no dejar descansar a los sionistas», reclamaba el portavoz islamista. «Hoy somos más fuertes que nunca -añadía- no izaremos la bandera de la rendición, no daremos nada por perdido».
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
El Ejército hebreo masacra a 225 personas en Gaza en su mayor operación en 60 años de conflicto
Los cuerpos de miembros de la Policía palestina yacen en Gaza tras el ataque aéreo del Ejército israelí. / REUTERS
El brutal ataque perpetrado ayer en Gaza por una imponente fuerza israelí de 80 aviones y helicópteros de combate, que en un bombardeo simultáneo masacró un centenar de objetivos de Hamás por toda la Franja matando al menos a 225 palestinos, no ha hecho más que comenzar. Cuando el humo de los edificios destruidos todavía asfixiaba el territorio y el hospital central de Shifa se declaraba colapsado por la avalancha de centenares de heridos críticos y mutilados, el Ejército hebreo declaraba que esta «primera oleada» de sangre era sólo el principio de una «operación en curso» que «continuará, se ampliará y se endurecerá si es necesario». De momento, ya es la matanza más salvaje en 60 años de conflicto.
Al cierre de esta edición, los servicios médicos reforzaban la búsqueda de víctimas entre los escombros, mientras los efectivos adscritos a las unidades de Infantería y reservistas israelíes se encontraban acuartelados en previsión de una incursión terrestre. Por su parte, el mando militar esperaba órdenes del jefe del Estado Mayor de la Defensa, Gabi Ashkenazi, que valoraba los «resultados» obtenidos en la ofensiva de ayer para decidir el siguiente paso del asalto. «El Gobierno dará tiempo al Ejército para operar en Gaza. La campaña en la Franja durará, se necesita paciencia», constataba el primer ministro en funciones, Ehud Olmert, en un mensaje a la nación ya de noche en el que también reiteró que Israel ha intentado mantener el alto el fuego que Hamás rechazó el 12 de diciembre, pero que la ofensiva ha sido inevitable porque ese «deseo de calma se topó con el terror».
La operación 'Plomo sólido', bautizada así por el Gobierno hebreo en honor a un poema de H. N. Bialik sobre la Hanuka, la fiesta que estos días celebra Israel, se desató a plena luz del día, pasadas las 11.30 de la mañana hora local (10.30 en España), el momento en que los niños palestinos salían de los colegios.
La orden de atacar en sábado, día de descanso judío, había sido acordada el miércoles unánimemente por Olmert, su ministra de Exteriores, Tzipi Livni, y su ministro de Defensa, Ehud Barak, con intención de sorprender a Hamás, que había bajado la guardia, sobre todo después de que Israel diera el viernes síntomas de falsa seguridad abriendo las fronteras de la Franja para permitir el acceso de ayuda humanitaria. Y así fue: la primera fase del ataque, en la que participaron 60 cazas lanzando cien bombas sobre 50 objetivos, pilló desprevenidos a los islamistas en medio de una ceremonia de graduación de policías en su cuartel general de Gaza capital. La matanza acabó con la vida de más de cien cadetes, informó el portavoz de Hamás, Islam Shawan, y entre ellos, caía también el histórico jefe del cuerpo, Tawfiq Jabar.
Campos de entrenamiento, arsenales y centros de mando islamistas fueron pulverizados, según confirmó el ministro del Interior. Se teme, además, que con gran número de bajas civiles, puesto que Hamás acostumbra a localizar sus dependencias en los entramados urbanos. Egipto abrió su frontera para permitir la salida de heridos y dejar entrar sus ambulancias.
Contraataque de Hamás
Inmediatamente después del primer ataque, veinte aviones y helicópteros artillados hicieron blanco con misiles en una cincuentena de plataformas lanzacohetes pertenecientes a Hamás y otras milicias, en un intento por disminuir su capacidad de respuesta. Con todo, en medio de la furia, 54 cohetes Qassam lograron impactar en territorio israelí, uno de los cuales asesinó a una mujer en la localidad de Netivot, cercana a Sderot.
La reacción respondía al llamamiento urgente de Hamás a su brazo armado, las brigadas de Azzedim al-Qassam. «Pedimos a todas nuestras tropas que venguen con toda la fuerza posible la operación del enemigo, que recurran a todos los medios para no dejar descansar a los sionistas», reclamaba el portavoz islamista. «Hoy somos más fuertes que nunca -añadía- no izaremos la bandera de la rendición, no daremos nada por perdido».
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