150 jóvenes finalizan hoy su visita al escenario de la Córdoba musulmana en su ahínco por conocer las huellas de estos antepasados peninsulares La aventura, además de divertida, promueve el interés cultural.
Renace el interés por revivir el pasado de nuestra Córdoba, por reavivar la llama de su historia, y en esta ocasión la estimulación recala en 150 jóvenes que exploran hoy las huellas moriscas de la ciudad, con motivo de la Ruta Ibérica.
Resulta difícil promover un incentivo lo suficientemente atractivo para animar a repasar la historia, que aunque siempre fascinante, resulta en ocasiones un tanto ardua, pero aún más loable es conseguir despertar esta inquietud en chavales de dieciséis o diecisiete años.
Caja Duero lleva a cabo un año más su obra social Ruta Ibérica, una iniciativa cultural en la que se brinda la oportunidad de visitar el escenario en el que se establecieron los moriscos peninsulares hace cuatro siglos a 150 jóvenes nacidos entre 1992 y 1993 y que se encuentran cursando sus estudios en Portugal, Marruecos o España en centros de enseñanza media o educación secundaria.
El único requisito que se exigía para participar en este aventurero viaje, totalmente gratuito, era presentar un trabajo original y personal sobre un tema a elegir entre diversas opciones que se proponían y que en este año convergen en uno: la cultura musulmana. Ruta Ibérica Caja Duero es fruto del gran trabajo de todo un equipo, dirigido por el periodista Agustín Remesal.
En su recorrido, iniciado el pasado cuatro de julio y cuya clausura está prevista para el próximo veinticinco de este mes, se detienen en Córdoba, donde se encuentran desde ayer y pasarán el día de hoy, para visitar el legado morisco cordobés, pasando por monumentos como la Mezquita y el Alcázar de los Reyes Católicos.
"Córdoba es muy importante para nosotros porque aquí se llevó a cabo una de las primeras rebeliones que tuvieron lugar antes de la expulsión de los moriscos", informó Remesal en sus declaraciones a este periódico, quien además alabó la labor que están llevando a cabo tanto los cordobeses como el ayuntamiento para presentar la candidatura de Córdoba a capital europea de la cultura en 2016.
El 23 de septiembre del año 1609 fue pregonado en Valencia el Edicto Real de expulsión de los moriscos. El Rey de España Felipe III ordenaba abandonar sus reinos a todos los musulmanes, y borrar así definitivamente el legado de la secular tradición árabe en la península. La aplicación general de ese Decreto provocó el éxodo de unos 300.000 moriscos. Muchos de ellos abandonaron sus ciudades pero intentaron permanecer en la península escondidos en otras regiones, sin acatar la obligación de convertirse al cristianismo, y viajaron desde Aragón a Castilla, desde Andalucía al Algarve, aunque la mayoría, sin embargo, atravesó el Mediterráneo y se estableció en la región montañosa del norte de Marruecos.
Sus descendientes forman hoy una comunidad depositaria de su pasado más noble, la herencia cultural hispano-musulmana: son los andalusíes de Marruecos. Algunos guardan con nostalgia la llave de la casa que abandonaron sus antepasados. Son más de tres millones de ciudadanos marroquíes que aún hoy conservan fielmente aquel pasado hispano del que se sienten orgullosos.
Ahora esta inventiva rinde homenaje al trágico período del éxodo. Tras finalizar su estancia en Córdoba y habiendo hecho parada en Salamanca, Toledo y Madrid estos pasados días, esta tarde marchan hacia Granada, visita a la que le seguirán otras a ciudades como Algeciras, Tánger, Lisboa o Mérida.
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