Bruselas, 02-04-2016,EFE
“El islam es paz, ayudar al prójimo y tolerancia. Encuentro escandaloso es lo que han hecho”
La comunidad de musulmanes de Bélgica homenajeó ayer a víctimas del doble atentado que costó la vida a 32 personas el 22 de marzo en Bruselas, en una jornada en la que rechazó el extremismo pero también el racismo que teme que ahora se intensifique.
A lo largo del día se celebraron varios actos públicos y privados para despedir a los fallecidos, tanto en la propia capital europea como en la localidad valona de Wavre o en la holandesa de Maastricht, en los que el dolor se mezcló con la incertidumbre y los recelos que han surgido tras la matanza. Los musulmanes moderados belgas se sienten especialmente vulnerables tras unos ataques perpetrados en el nombre de su religión que consideran que ensucia su sentido verdadero.
REPULSA “El islam es paz, tolerancia y acercarse al prójimo. Encuentro escandaloso es lo que han hecho”, dijo Ikram, una joven belga procedente de Tánger y que aunque prefirió no dar su nombre completo, al contrario de la mayoría de los fieles que acuden a la Gran Mezquita de Bruselas, sí quiere hablar a cámara”.
Este está cargado de repudia hacia la violencia y de apoyo a las familias de las víctimas, a las que desea “mucho coraje”, en palabras de Ikram, que acudió ayer a la Gran Mezquita de Bruselas para la oración y el funeral de la belga-marroquí Loubna Lafquiri, muerta en la explosión de la estación de Maelbeek.
El evento atrajo a cientos de creyentes que atestaron las estancias de la mezquita, hasta el punto de tener que desplegar alfombras en pasillos, escaleras y los jardines de la entrada para los rezos mientras el imán recitaba que “la primera cosa que se juzgará entre los servidores serán los crímenes de sangre”.
Por otra parte, ningún representante de la Gran Mezquita, que de manera recurrente se vincula con el salafismo y la expansión de ideas radicales en Bélgica, estaba entre los imanes que acompañaron al presidente de la asociación oficial de los musulmanes en Bélgica, Salah Echallaoui, y al gran rabino de Bruselas, Albert Guigui, en su homenaje a las víctimas.
Ambos posaron al lado de una gran corona de flores a los pies de la antigua Bolsa de Bruselas, junto al manto de flores, velas y amuletos que han ido depositando ciudadanos anónimos tocados por la tragedia. Echallaoui hizo un llamamiento al Gobierno belga, al que pidió que actúe contra la radicalización de los jóvenes, y al conjunto de los ciudadanos belgas, musulmanes o no, para que no atiendan a los cantos de sirena del extremismo religioso o antislámico.
“Los dos se alimentan el uno al otro, el extremismo alimenta al racismo y el racismo al extremismo”, aseguró. En este sentido, todas las miradas están puestas una vez más en Molenbeek, el distrito por el que ha pasado buena parte de los implicados en los atentados en Bruselas y en París, debido a la manifestación de ultraderecha convocada para este sábado para “expulsar el islamismo” e iniciar la “reconquista” contra los musulmanes.
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