Zaragoza,18/04/2016,heraldo.es,A. Maluenda.
Un carnicero transporta un cordero sacrificado orientado a la Meca Un carnicero transporta un cordero sacrificado orientado a la Meca Efe
La producción para el mercado musulmán gana peso en Aragón, donde 7 empresas tienen ya el documento acreditativo. La Junta Islámica controla que los alimentos cumplan las condiciones.
La población musulmana en Aragón alcanzó al cierre del año pasado los 55.105 miembros, según el censo de la Unión de Comunidades Islámicas de España (Ucide), convirtiéndola en un importante nicho de mercado de los subsectores agroalimentarios, ya que exige unas condiciones muy específicas a la hora de tratar los alimentos.
Es bien conocido que quienes profesan el islam no comen cerdo ni beben alcohol. Pero tampoco ingieren alimentos que lleven ningún tipo de sangre, aunque sea de un animal 'no prohibido'. "Por ejemplo, no podríamos comer morcilla de vaca", explica Hanif Escudero, director de normalización del Instituto Halal, el organismo de la Junta Islámica de España que otorga el certificado de ideonidad para el mercado musulmán.
"Tampoco puede llevar ciertos aditivos ni insectos", matiza Escudero, quien además abunda en la necesidad de que el procesado de esos alimentos debe estar "convenientemente separado de la producción normal". Sólo cumpliendo con esa premisa se puede obtener el certificado halal, el necesario para poder vender a las tiendas y carnicerías musulmanas en España y para exportar al mundo árabe. Si el alimento tiene alguna de las características citadas, es considerado 'haram', es decir, "prohibido".
Una de las últimas empresas aragonesas en recibir el documento acreditativo, Conservas Lazaya (en Calatayud), se dedica al procesado de frutas y dulces y está intensificando su trabajo para hacer llegar su producto a países hasta ahora poco explorados. En estos momentos sus responsables están en una feria en Singapur.
La marca que otorga el Instituto Halal fue reconocida en 2003 y ha ganado peso en el último lustro. "El interés por el certificado en España se ha potenciado en los últimos años ya que los países compradores son cada vez más exigentes y aquí se busca más la exportación", apunta Escudero.
En Aragón, donde el interés es creciente, ya son siete las sociedades que han obtenido el visto bueno de la comunidad islámica. Entre ellas están Fribin (Binéfar), Oviaragon (Zaragoza) o Mercazaragoza. Esta última es la que más alimentos exporta, aunque la producción tradicional, la que llega al grueso de los hogares aragoneses, sigue siendo predominante en sus mataderos.
Mercazaragoza sacrificó a lo largo del año pasado un total de 56.521 animales por el rito islámico, récord absoluto en la planta. De ellos, 45.854 fueron corderos, mientras que los 10.667 restantes corresponden a cabezas de vacuno.
Las cifras ganan relieve si se comparan con los datos de 2010, cuando se mataron 3.661 animales mediante este método: 3.364 vacas y 297 ovejas.
En el sacrificio halal, igual que ocurre con el kosher (el de la tradición judía), el animal no es aturdido antes de entrar en el matadero, sino que se encuentra consciente. Además, en el caso musulmán, el animal debe estar mirando en dirección a la Meca.
El 20% de esta producción de carne se exporta, y la mayoría llega a los Emiratos Árabes Unidos. El 80% restante se distribuye en el mercado nacional, sobre todo en la capital aragonesa y en toda su área metropolitana.
Desde Mercazaragoza se hace hincapié en que "se trata de un mercado muy concreto" y que "la carne que llega a los mercados y carnicerías de Aragón es la normal", mientras que la halal sólo se distribuye en establecimientos específicos.
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