Un refugiado sirio y minusválido de guerra, Ibrahim Al-Hussein, de 27 años, llevó el martes la antorcha olímpica de Rio 2016 hasta un campo de migrantes en Atenas, para recordar la tragedia que viven 60 millones de refugiados en el mundo.
Ataviado con la camiseta oficial de los Juegos, blanca con mangas amarillas, Al-Hussein prendió su antorcha sobre la del presidente del Comité Olímpico griego, Spyros Kapralos, en medio del alborozo de refugiados en el campo de Eleonas, un terreno en las afueras de una zona industrial de Atenas en el que viven unas 1.620 personas en contenedores.
"Es un honor para mí, es formidable no solamente para mí sino para todos los refugiados" declaró este joven entusiasta del deporte, que practica aún a pesar de que le falta parte de la pierna derecha a causa de un bombardeo en su país natal.
Detrás suyo, un padre afgano mostraba su bebé, con una pancarta encima de su sombrero: "Open the borders (Abran las fronteras)". La idea surgió a finales de enero, durante una visita al campo del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, según informó la AFP.
Bach también anunció que una delegación de atletas refugiados participaría en los Juegos de Rio (del 5 al 21 de agosto). Se trata, explicó en ese momento, "de enviar un mensaje de esperanza y confianza a los refugiados y de atraer la atención del mundo sobre la suerte y el problema de 60 millones de refugiados en el mundo".
Ibrahim Al-Hussein demostró ser el candidato ideal para esos 200 metros de recorrido dentro del campo.
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