Torrejón, 21-12-2016,antena3.com
Un bebé recién nacido duerme en una cuna | EFE / Archivo
El hospital comunicó a los padres que el bebé ya había sido enterrado en una fosa común y que había una autorización judicial, un documento del que el juzgado no sabe nada, según el letrado y la familia.
Un matrimonio de origen marroquí ha denunciado al Hospital Universitario de Torrejón por presunta negligencia médica en la muerte de su bebé recién nacido y por enterrarle en una fosa común del cementerio musulmán de Griñón sin su consentimiento y sin ser previamente informados.
Así consta en la denuncia, en la que la pareja solicita al Juzgado de Instrucción número 1 de Madrid que acuerde la exhumación del cadáver para llevarlo a su país e inhumarlo conforme a sus ritos. Además, piden que se le efectué una prueba de ADN al no haber estado presentes en su entierro.
En una rueda de prensa junto a los afectados, la presidenta de la Asociación El Defensor del Paciente, Carmen Flores, y el abogado del caso, Álvaro Sardinero, han detallado los pormenores de este caso al que han calificado de "macabro", "demencial", y "escandaloso". "Quiero recuperar a mi hijo", ha subrayado la madre.
Flores ha destacado que es el asunto más grave que han visto desde los veinte años que funciona su asociación, instando a la presidenta regional, Cristina Cifuentes, y al consejero de esta materia, Jesús Sánchez Martos, a que den explicaciones y a que abran una investigación para depurar responsabilidades.
En la denuncia se expone que los padres del bebé corroboraron el 29 de octubre que su hijo había sido enterrado en una fosa común el 17 de septiembre, entregándoles un único documento en el que constaba que el cuerpo fue entregado por el conductor del vehículo que lo trasladó desde el hospital. Con ayuda de los padres, el abogado de la familia ha explicado que la madre dio a luz a su hijo el 8 de agosto, falleciendo el mismo día. La mujer tuvo un embarazo sin complicaciones y su hijo estaba sano. Tras conocer lo sucedido, solicitan al hospital la autopsia del pequeño, cuyos resultados conocen a finales de octubre.
Concluye que murió por síndrome de aspiración del meconio, lo que movió a los padres a interponer una primera denuncia por mala praxis al considerar que el hospital no puso los medios necesarios para impedir el fallecimiento.
Cuando los padres tienen conocimiento en octubre de la autopsia, el hospital les comunicó que el bebé ya había sido enterrado en septiembre en una fosa común y que había una autorización judicial, un documento del que el juzgado no sabe nada, según el letrado y la familia. "Esa autorización era incierta", ha afirmado el letrado.
La madre del bebé ha comentado que al pedir explicaciones al hospital le comentaron que no había neveras para conservar el cadáver hasta que se practicara la autopsia --suele tardar mínimo 6 semanas-- y decidieron enterrarlo tras dar el visto bueno un juez, indicándoles que les habían mandado un burofax para recoger el cuerpo. Este extremo lo niegan los padres, que afirman que nunca recibieron ninguna llamada para avisarles que iban a enterrar a su hijo.
El abogado ha indicado que las dos denuncias han sido admitidas a trámite, practicándose ya diligencias de investigación. Los padres del pequeño están esperando una decisión judicial para poder exhumar el cuerpo. Sin embargo, una segunda autopsia ya no sería fiable al haber transcurrido mucho tiempo desde la muerte.
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