jueves, 23 de febrero de 2017

España se suma para buscar restos de vida en Marte en 2020

Bilbao,23.02.2017, (EFE).


Equipos de investigación de varias universidades españolas participan en el desarrollo de la tarjeta de calibración de una de las cámaras que portará el nuevo vehículo científico que pretende enviar la NASA a Marte en 2020 para explorar su superficie y buscar restos de vida actual o pasada.

Esta tarjeta de calibración, una placa de aproximadamente 12 por 12 centímetros, está siendo construida en Elgoibar (Guipúzcoa) por AVS, una empresa que "ha logrado mejorar" el acuerdo que exigía la agencia espacial estadounidense, cuenta en una entrevista con Efe el catedrático de Química Analítica en la Universidad del País Vasco Juan Manuel Madariaga, que dirige el equipo investigador vasco.

En el proyecto, que se inició en 2015, participan también investigadores de las universidades de Valladolid, Málaga y la Complutense de Madrid.

Denominada Supercam y dispuesta para colocarse en la rueda trasera derecha del vehículo, la herramienta será una de las ochos que se empleen para analizar el suelo marciano, en este caso con el objetivo de "buscar evidencias experimentales que indiquen fases minerales producidas por la presencia del agua o de vida a nivel microscópico".

Esta cámara constará de "cinco técnicas analíticas distintas", que trabajaran conjuntamente para llegar a una conclusión final sobre la muestra en cuestión: a este proceso se le denomina "calibración cruzada".

Una técnica "novedosa, inclusive para las empleadas en la Tierra", que Madariaga considera que ha sido "la gran aportación del equipo español" al concurso que abrió la NASA en 2014 y al que se presentaron 68 instrumentos distintos de todo el mundo.

Este concepto de "calibración cruzada" permitirá "no solo dar la información elemental, que es lo que está haciendo la cámara ChemCam, la que porta el rover Curiosity, sino ir más allá y dar la composición de cada una de las fases minerales de las muestras que se analicen. Se amplia la información una barbaridad", declara.

Ya se ha previsto toda posible contingencia para el momento del aterrizaje, en el que el vehículo "se soltará a una altura de dos metros" a la superficie marciana.

Ahora quedan por concretar dónde se colocaran los centros originales de recepción de datos y sus respectivos nodos de distribución, de entre los que es "casi seguro" que habrá uno en Valladolid y para los que Madariaga cree que puede establecerse otro en la Universidad del País Vasco.

Del mismo modo, está por definir también uno de "los grandes temas", el lugar en el que aterrizará la misión en 2020, comenta y advierte al respecto que, de los propuestos, "ninguno coincide" con los cuatro lugares seleccionados por la Agencia Espacial Europea (ESA) para su misión también en 2020 en Marte.

Lo que hay por descubrir en ese planeta es "de tal calibre que, al aterrizar en espacios físicos distintos, cada misión encontrará cosas que la otra no va a poder" hallar, manifiesta Madariaga, seguro de que el viaje americano, entre cuyos fines está también preparar las condiciones para posibles expediciones de humanos en un futuro, "encontrará cosas sorprendentes y de las agradables".

Marte reúne cercanía a la Tierra y una composición que le es muy parecida, por lo que "es el espacio en el que resulta más fácil que exista o haya existido vida a nivel celular", si bien la supervivencia para el ser humano en el planeta rojo "aún está por resolver".

"Al carecer de una atmósfera de protección, la radiación solar es altísima, por lo que con la tecnología hoy disponible un humano allí, por mucho traje de escafandra que tuviese, aguantaría (solo) horas", considera el investigador.

Todavía hay "demasiadas cosas" por resolver en torno a cómo proteger la vida que se pueda enviar desde la Tierra, algo "nada fácil", para lo que el investigador considera "hace falta tiempo y mucho dinero".

No obstante, superada "la barrera tecnológica y el estado de conocimiento actual", Madariaga ve posible la supervivencia dentro de Marte "sin ningún problema".

Si hace millones de años hay "casi evidencias" de que había "hasta mares y océanos" en Marte, "es muy probable" que exista "un agua líquida bastante parecida a la que tenemos en la Tierra", concluye.

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