lunes, 7 de diciembre de 2015

La banca islámica llega a la zona euro

Berlin,07/12/2015,abc.es


La entidad ha rebasado el objetivo de captar 200.000 cuentas de clientes a final de 2018

Los cinco millones de musulmanes que viven en Alemania animaron a KT-Bank a abrir oficina en Fráncfort

Los funcionarios de Berlín que trabajan a marchas forzadas tramitando solicitudes de asilo y ayudas sociales a los refugiados se saben ya de memoria el IBAN de KT-Bank, un banco cuyo nombre no conocían hasta hace un par de meses y que está cosechando clientes a muy buen ritmo entre los recién llegados a Alemania. El pasado mes de julio, tras obtener su licencia ante la autoridad financiera alemana BaFin, esta filial de Kuveyt Türk abrió su primera oficina en Fráncfort con el objetivo de captar clientela entre los alrededor de cinco millones de musulmanes que viven Alemania.

Y apenas había comenzado con la tarea de divulgación de su política de negocios y sus productos, la llegada masiva de refugiados le ha allanado el camino y le ha proporcionado un envidiable espacio de negocio. A finales del próximo 2018 la entidad esperaba contar con 200.000 cuentas de clientes y ese objetivo ha quedado casi rebasado. Su entidad matriz, de origen turco-kuwaití y con trayectoria en los países árabes desde los año 70, liga su imagen de marca a los principios de la banca islámica y ha puesto este primer pie en la zona euro recordando que lo de conceder crédito sin cobrar a cambio intereses no lo inventó Mario Draghi. KT-Bank no solamente no cobra intereses, sino que además reniega de cualquier inversión de riesgo y de cualquier actividad financiera que implique especulación. Además, de acuerdo a los preceptos de la sharía, esta entidad evita cualquier transacción relacionada con el tabaco, el alcohol, las armas, la prostitución y la pornografía.

Gestión ética del capital

Tras los primeros cien días de trabajo, el jefe de negocios Kemal Ozan se muestra satisfecho. «Recibimos tantas solicitudes de apertura de cuentas que apenas somos capaces de tramitarlas», ha presumido durante la 18ª Semana Financiera en Fráncfort. «Somos el primer instituto que permite a los musulmanes manejar sus finanzas de acuerdo a sus creencias, pero también nos orientamos a un público no musulmán preocupado por una gestión más ética de su capital». En tan solo unos meses, ha abierto también oficinas en Berlín y en Mannheim y sus objetivos para el próximo ejercicio están orientados a extender sus tarjetas, seguir aumentando el número de cuentas corrientes y potenciar el online-banking.

Este último esfuerzo le permitirá aumentar su actividad en zonas geográficas muy extensas, según esperan sus directivos. Emplea ya a 70 personas y en los próximos meses abrirá oficinas en Colonia y Düsseldorf.«Se trata de un pionero», advierte el presidente de la Asociación de la Banca Extranjera en Alemania, Oliver Wagner, «hay ciertas cuestiones sobre impuestos, protección al consumidor y capital propio que todavía deben ser aclarados, pero está claro que desde Oriente Próximo y desde la región del Golfo hay muchos ojos observando su trabajo como un test. En caso de éxito, muchas otras marcas activarán su actividad en Europa».

La cultura, un obstáculo

El único obstáculo que por el momento encuentra KT-Bank para ganar espacio entre la clientela alemana es la necesaria introducción en la cultura financiera islámica y su nomenclatura. Así como los clientes de Ikea se han ido familiarizando con las múltiples consonantes de los nombres nórdicos de sus muebles, los del banco islámico han de vérselas con términos como «Gharar», «Maysir» o «Riba», en la descripción de su estrategia de negocio, y con denominaciones de instrumentos financieros como Takaful, Sukuk o Murabaha.

Activos: 1.880 millones

Traspasada esa barrera, los clientes simpatizan con sus productos financieros, como la financiación inmobiliaria, en la que es el banco el que compra la vivienda. Se calcula que los activos de la banca islámica alcanzan los 1.880 millones de euros y si hasta ahora no se ha establecido en Europa es a causa de deficiencias en la armonización entre las distintas jurisdicciones y los diferentes criterios de los reguladores. Hoy por hoy, además, no existe un mecanismo para evaluar el riesgo de los productos de finanzas islámicas o valorar otros riesgos como los tecnológicos o informáticos y la posible falta de liquidez. Pero la creciente demanda podría compensar todas esas dificultades y el primer paso ya lo ha dado la entidad islámica KT-Bank.

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