Se produjeron disturbios en España por el asesinato de un inmigrante y una multitud incendió una sala de rezo musulmán en Ajaccio, Córcega. El presidente de la República Checa habló de "una invasión organizada".
La ola islamófoba generada a partir de la crisis de refugiados sigue generando repercusiones en Europa. Mientras el presidente de la República Checa, Milos Zeman, hablaba nuevamente de una "invasión organizada", en España hubo disturbios por el asesinato de un inmigrante y en Francia una multitud incendió una sala de rezo musulmán al grito de "fuera árabes".
Ese último hecho ocurrió en Ajaccio, la capital de la isla francesa de Córcega, donde un grupo de 50 personas atacó el lugar e intentó quemar distintos libros de rezo, entre ellos varios ejemplares del Corán. Según dijeron a la prensa, los movilizados atentaron contra el edificio musulmán en represalia por las heridas recibidas por dos bomberos y un policía en la noche del viernes, presuntamente a manos de "numerosos jóvenes encapuchados". "¡Fuera los árabes! ¡Esta es nuestra casa!", lanzaron los agresores, que identificaron a los homicidas con miembros de la comunidad musulmana.
El incidente preocupó a las autoridades francesas. El primer ministro Manuel Valls pidió respetar el Estado de derecho y habló de "la inaceptable profanación de un lugar musulmán de oración", mientras el jefe de la cartera de Interior, Bernard Cazeneuve, catalogó los actos de vandalismo como "racistas y xenófobos". El Observatorio Nacional contra la Islamofobia del Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM) criticó duramente el ataque a la sala de rezo, iniciado "en un día de oración para musulmanes y cristianos", en referencia a que este año la Navidad cae justo después del Muled, el festejo con el que los fieles del Islam conmemoran el nacimiento del profeta Mahoma.
En España, la policía intervino para frenar un gran disturbio –con destrucción de comercios y quema de contendedores de basura incluida– ocasionado después del asesinato de un inmigrante a manos de un ciudadano local en la sureña ciudad de Roquetas de Mar. Los incidentes comenzaron en un barrio humilde y poblado mayoritariamente por extranjeros que trabajan en enormes invernaderos, donde las autoridades encontraron el cadáver de un hombre nacido en Guinea Bissau y de 42 años. El alcalde del gobierno regional, Gabriel Amat, no descartó que se haya tratado de un crimen racial e informó que un centenar de policías permanecerán en las calles para "mantener el orden".
En ese marco, el presidente checo, Milos Zeman, volvió a cargar contra los miles de refugiados que llegan a Europa para escapar del hambre, la miseria y la guerra en sus países de origen. "¿Por qué esta gente no toma las armas y lucha contra el (grupo yihadista) Estado Islámico y la libertad de su patria?", se preguntó el mandatario, famoso por sus comentarios de tinte xenófobo.
Durante su discurso navideño, Zeman consideró que la llegada de inmigrantes al Viejo Continente "no es un movimiento espontáneo", sino una "invasión organizada". Y aclaró: "Este país es nuestro. Este país no puede ser y no será para todos." República Checa mantiene una férrea política de cierre de fronteras, alentada por la visión extrema de sus dirigentes. Y fue uno de los primeros países en erigir un vallado para impedir el ingreso de más inmigrantes.
Al mismo tiempo, es uno de los que registra menos ingresos de extranjeros: este año sólo concedió asilo a 70 personas, después de haber recibido unas 1400 solicitudes. Una cifra mucho menor en comparación con las 95 mil de la vecina Austria y el millón en Alemania, lo que no impide que sea dentro de la Unión Europea la nación que rechaza con mayor vehemencia el reparto de refugiados. «
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