Los inminentes comicios regionales en territorio galo constituirán un serio desafío para los partidos de centro y una prueba de fuego para la Unión de Demócratas Franceses Musulmanes (UDMF), fundada hace tres años.
Las inminentes elecciones regionales de Francia tienen lugar cuando el país apenas se recupera de su segunda ola de ataques terroristas en menos de un año. Con el estado de emergencia en vigor y el creciente temor a los islamistas radicales, las encuestas presagian un auge del ultraderechista Frente Nacional, que promete “ley y orden” en el marco de un discurso xenófobo. Estos comicios constituirán un serio desafío para los partidos de centro y una prueba de fuego para la incipiente Unión de Demócratas Franceses Musulmanes (UDMF).
Fundada hace tres años, esta es la primera vez que la UDMF se medirá con otras formaciones en las urnas galas. Su meta: contrarrestar las tendencias islamófobas en Francia y fortalecer la voz de los cinco millones de musulmanes que viven en el país. “El Islam y las banlieue –los barrios marginales donde viven predominantemente inmigrantes extracomunitarios– están en el corazón del debate político local”, dice el sociólogo Alexandre Piettre, del centro de investigaciones parisino Grupo Sociedades, Religiones y Secularidad.
La UDMF está haciendo campaña en Isla de Francia, la región más poblada de la nación. “Los musulmanes deben involucrarse en el proceso político. Si ellos se rehúsan a participar hoy, muchas personas van a terminar aprobando leyes en su contra. Ya lo hemos visto pasar en Francia en los últimos años”, comenta Khalid Majid, gerente de la compañía ferroviaria SNCF y presidente de la Unión de Demócratas Franceses Musulmanes. Como él, muchos de los candidatos del partido provienen de la clase media; la mitad de ellos son mujeres.
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Una formación secular
Las propuestas que hace la UDMF no son muy distintas de las oreadas por los partidos de izquierda tradicionales –mejoras necesarias en materia educativa, laboral y ambiental–, pero sus miembros se ven obligados por las circunstancias a pronunciarse sobre temas más específicos que afectan a sus comunidades, como la prohibición del velo en las escuelas, que buscan revocar, o la prohibición de sustitutos para la carne de cerdo en las cafeterías de los colegios, una medida aprobada por algunos alcaldes de derecha.
La UDMF no es el primer partido europeo en defender la identidad musulmana; otros movimientos políticos lo han hecho en los Países Bajos, en Gran Bretaña y en la región gala de Alsacia, aunque por muy poco tiempo. Sus trayectorias fueron muy cortas. Sin embargo, en lugar de definirse como un partido musulmán, la UDMF insiste en honrar el carácter secular de la república francesa. “Esta posición puede contribuir a que se deje de satanizar a los musulmanes”, sostiene Piettre.
A juicio del sociólogo, “el resto de la sociedad francesa puede aprender a mirar a los musulmanes con otros ojos si los ve retratados en los medios y los conoce mejor”. Elyamine Settoul, investigador del Instituto Parisino de Estudios Políticos, disiente. Él opina que la UDMF puede profundizar la estigmatización de los musulmanes que desean integrarse al tejido social francés hasta el punto de la asimilación. “Si los franceses musulmanes desean hacerse oír, deben insertarse en los partidos tradicionales”, señala Settoul.
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