Musulmanes indios participan en los rezos por el Aid al Adha en las ruinas de la mezquita de Feroz Shah Kotla en Nueva Delhi. EFE
Millones de musulmanes de todo el mundo celebraron esta semana el Aid al Adha o Fiesta del Sacrificio, la principal festividad en el islam, que coincide con los últimos días de la peregrinación mayor a La Meca.
En la ciudad santa, cerca de dos millones de peregrinos participaron a inicios de semana en un rezo multitudinario en la zona de Muzdalifa y se dirigieron a continuación hacia Mina, donde cumplieron con la tradición de degollar el ganado y la llamada “lapidación del diablo”.
Este último rito consiste en arrojar siete guijarros a cada uno de los pilares que representan las apariciones del demonio al profeta Ibrahim (Abraham), quien, según la tradición musulmana, estaba dispuesto a sacrificar a su hijo Ismael por amor a Alá.
Los peregrinos participaron el jueves en el último rito de la peregrinación en la Gran Mezquita de La Meca, donde cerraron el “hach” dando las tradicionales vueltas a la “Kaaba”, en la que se encuentra la piedra negra que los musulmanes consideran un pedazo del paraíso.
Ganado
En la Fiesta del Sacrificio, al menos 684.000 cabezas de ganado entraron a los lugares santos, según el Ministerio de Agricultura saudí, que decomisó otras 19.000 en mal estado y prohibió los camellos por temor al coronavirus.En Egipto, el país más poblado del mundo árabe, cientos de miles de musulmanes participaron en el llamado Salat al Aid (rezo del Aid) en las mezquitas y plazas, en medio de una presencia notable de las fuerzas de seguridad.
En la gran mezquita del Sultan Hasan, en la zona histórica de El Cairo, miles de familias oraron antes de dirigirse a disfrutar del día festivo a los parques o a las atracciones colocadas cerca de los templos para los niños.Los que tienen suerte también degüellan a sus reses. No es el caso de Shaima, una joven de 26 años, quien explicó al término del rezo que la subida de los precios antes del Aid al Adha ha impedido a su familia comprar un cordero.
Nadia, de 50 años, que compró un ternero para sacrificar en el “madbah”, confesó que su precio subió más de un 20 por ciento hasta alcanzar las 10.000 libras (unos 1.125 dólares).Pese a este dispendio y la crisis económica en Egipto, Nadia considera que “hay que cumplir con la suna, tradición establecida por le profeta Mahoma”.
Después de matar el ganado, en Egipto siguen las celebraciones familiares con copiosas comidas, mientras que los peregrinos en La Meca cambian el tradicional vestido blanco del hach.
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