Bangkok,22/11/2016,EFE
Una coalición de organizaciones urgió hoy a Bangladesh a permitir el paso a los refugiados de la minoría musulmana rohingya que huyen de la campaña de contrainsurgencia que el Ejército birmano lleva a cabo en el oeste de su país.
Este operativo tiene lugar en Maungdaw, en el estado Rakhine de Birmania (Myanmar), desde el asalto armado del 9 de octubre, atribuido a miembros de esta minoría perseguida, contra tres puestos de la Policía fronteriza.
Las autoridades birmanas mantienen cerrado el acceso a la ayuda humanitaria, observadores y prensa independiente en Maungdaw, donde varias organizaciones denuncian los abusos a los que se somete a la población civil.
Activistas locales acusan al Ejército de cometer ejecuciones, violaciones en masa, saqueos y torturas contra la población rohingya mientras Human Rights Watch (HRW) ha denunciado con imágenes de satélite la quema de 1.250 casas en varias aldeas de esta minoría.
La Red para los Derechos de los Refugiados en Asia Pacífico (APRRN) pidió a Bangladesh que permita el paso a los rohingya que huyen de la violencia después de que las autoridades de este país rechazaran un barco con refugiados y lo devolvieran a Birmania.
La coalición, que agrupa a 250 organizaciones, también instó a las autoridades de Dacca a dar protección a los que huyen y a permitir el acceso sin restricciones a organizaciones de ayuda humanitaria.
"Una crisis humanitaria se está desarrollando delante de nuestros ojos y sin duda tendrá un serio impacto desestabilizador en toda la región si no se toman medidas de inmediato", dijo APRRN en un comunicado.
La organización exigió a Birmania que cese de inmediato el acoso militar a la población civil y que permita el acceso en Maungdaw y llamó a los firmantes de la Declaración de Bali a cumplir su compromiso de asistir a colectivos amenazados.
Al menos 69 supuestos insurgentes han muerto a manos de la Policía y el Ejército en lo que las autoridades birmanas describieron como emboscadas que los asaltantes, calificados como terroristas, habrían llevado a cabo armados con palos y machetes.
La relatora de Naciones Unidas para Birmania, Yanghee Lee, mostró hace una semana su preocupación por la escalada de violencia y criticó al Gobierno birmano por imponer un "bloqueo" que impide el acceso a la región.
Más de un millón de rohingya viven en Rakhine, donde sufren una creciente discriminación desde el brote de violencia sectaria en 2012 que causó al menos 160 muertos y dejó a unos 120.000 de ellos confinados en 67 campos.
Las autoridades birmanas no reconocen la ciudadanía a los rohingya, sino que les considera inmigrantes bengalíes, y les impone múltiples restricciones, incluida la privación de movimientos.
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