Los musulmanes rompen el ayuno en el Centro Cultural Islámico Camí de la Pau, en el segundo día de Ramadán. KARLA ARIAS / BENOÎT CROS
La cena tras el ayuno diario del Ramadán es propicia para reflexionar sobre el futuro
Sentados en el suelo en dos filas frente a frente, los fieles escuchan la súplica del imán mientras mantienen las palmas de las manos frente al rostro. Ante ellos, se extienden platos con dátiles, plátanos y botellas de agua, intactos. «Estos cinco minutos antes de poder comer son los peores», susurra con una sonrisa un joven paquistaní. Solo los potentes ventiladores rompen el silencio del momento.
Justo a la hora prevista, a las nueve en punto –según el calendario del Ramadán, que indica cada día la hora y el minuto exactos del fin de la jornada de ayuno–, niños y abuelos, jóvenes vestidos con vaqueros y adultos enfundados en túnicas de algodón comparten por fin la comida. Termina así el segundo día de ayuno por el Ramadán en la mezquita Camí de la Pau de Barcelona.
Uno de los más veteranos se señala la cabeza con el dedo índice y dice: «El ayuno es solo cuestión de mentalidad, es psicológico». Muchos de los que atacan los platos de dátiles se ahorran, a su pesar, tener que compaginar el Ramadán con la actividad física laboral. Están en el paro.
Una práctica, el ayuno, que invita a la reflexión. Como comenta Samir, un joven de origen marroquí nacionalizado español: «Recordamos lo que hemos hecho mal para corregirlo y que Dios nos perdone».
En el balance afloran cuestiones que han hecho chirriar la convivencia, como la polémica del burka y el empadronamiento de los sin papeles. «Han aparecido cosas durante estos meses que indican que vamos mal, nos están rechazando, y tenemos que organizarnos en asociaciones fuertes para tener una voz política», opina Samir.
Varios jóvenes se acercan a dar su opinión. «Falta conocimiento del Gobierno respecto a la realidad de los inmigrantes», afirma uno de ellos. «En esta mezquita hemos trabajado mucho en el diálogo interreligioso e intercultural», añade un alto y elegante joven que viste túnica marrón y chaleco oscuro. Los últimos roces se deben, a su juicio, a «mentes conservadoras». Un hombre, vehemente, pone como ejemplo a seguir a Estados Unidos: «Tenemos que aprender de cómo se trata a los musulmanes allí. Ahora se construirá una mezquita en la zona cero de Nueva York».
El reloj digital de la mezquita marca las 21.35 horas. La mayoría de los fieles se ha marchado a casa enseguida tras la oración. Les espera una cena copiosa: fruta, dulces, sopa de verdura, arroz con carne y especias... Hay que coger fuerzas para volver al último rezo de la jornada, que termina pasada la media noche. Después, el tiempo justo para dormir y levantarse antes del alba para comer y prepararse para otro día de ayuno y reflexión para el futuro. Si Dios quiere.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
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domingo, 15 de agosto de 2010
El desayuno de la noche
BARCELONA,14/08/2010,elperiodico.com,FIDEL MASREAL
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