En el cuarenta y un aniversario de la quema de al-Aqsa a manos del ente sionista, la escena palestina continua nublada por la política de judaización en la Sagrada Jerusalén
La quema de la Sagrada Mezquita de al-Aqsa hace cuarenta y un años a manos del fanático sionista y criminal Mikel Rohan, apoyado por las fuerzas de la ocupación, constituyó una importante coyuntura del terrorismo israelí contra los palestinos, sus propiedades y lugares santos, que se realizó ante los ojos y oídos del mundo.
En esa fatídica fecha fue incendiada la sagrada y legendaria mezquita de tal manera que no dejó lugar a dudas del involucramiento de las autoridades de ocupación en el crimen.. Los hechos que acompañaron este trágico incidente condenan irremediablemente a Israel.
Porque no cabe que haya sido pura casualidad que tan pronto como se provocó el incendio, las autoridades de la ocupación hayan cortado el agua en las inmediaciones del templo, como tampoco lo es que hayan impedido la llegada de los jerusalemitas y los camiones de bomberos que se apresuraron desde todos los distritos palestinos a la zona, el fuego casi devora la cúpula de la mezquita si no fuera por la bravura y el coraje de los palestinos que dieron la vida intentando sofocar el fuego por sus propios medios.
En ese entonces, las fuerzas de la ocupación sionista alegaron que el incendio se debió a un cortacircuito, no obstante los informes de los ingenieros palestinos desmintieron tales argumentos, y afirmaron que manos criminales causaron el incendio y que el mismo fue un acto premeditado, por lo que Israel se vio obligada a retirar la alegación, fundamentando que el acto de saboteo fue un acto individual y lo achacaron a un tal Michael Rohan, quien fue detenido bajo esa acusación, mas su detención fue breve, y el pretexto para sacarlo de prisión es que Rohan padecía una enfermedad mental.
Las excusas y alegaciones israelíes para justificar los crímenes e injurias que se perpetran contra los ciudadanos palestinos y sus santidades, solo son creíbles para sus mentores de occidente. Hoy día la opinión pública está mucho mas informada y conciente de la realidad palestina.
La fecha conmemorativa de la quema de al-Aqsa viene a la sombra de una guerra israelí abierta contra la Sagrada Mezquita y Jerusalén ocupada, ciudad que continua siendo objetivo de la mas salvaje campaña de colonización racial sionista, una vil campaña que apunta a mermar a la Santa ciudad de sus milenarios habitantes árabes, derrumbar sus casas y cambiar sus características, en un febril intento israelí de concluir los planes de judaización y de crear un estado de hecho consumado en detrimento de los legítimos derechos palestinos.
Esta realidad exige la movilización de los organismos de la ONU para proteger a la Mezquita, y los lugares religiosos tanto musulmanes como cristianos de las abominables manos de la ocupación israelí, y salvar a los palestinos de los demás incendios que perpetra la ocupación contra el pueblo palestino, como el cerco, la colonización, el muro del apartheid, las detenciones, el maltrato de los presos, y un sinfín de injusticias y maldades que solo un ente racista lleno de odio como Israel es capaz de cometer
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