Aproximadamente 800 musulmanes residentes en Venezuela y 2.500 venezolanos convertidos al islam celebrarán hasta el 9 de septiembre en suelo venezolano el mes sagrado del ramadán. Para festejarlo, los fieles en el país y en otras partes del mundo ayunan todo el día y rezan cinco veces. Durante mes y medio en todas las mezquitas del país, los adoradores del dios Alá se reúnen para venerarlo orando y ayunando desde el alba hasta la puesta del sol. En ese lapso no comen, no beben ni tienen sexo.
Según Simón Caraballo, maracucho de nacimiento, de nombre islámico Muhammad Bin Abdulah, el propósito es "lograr la armonía entre lo físico y lo espiritual, porque con el ayuno se alcanza la cercanía entre el alma y Dios".
"Dios no come, no duerme y no bebe, hay muchas cosas que hace y no hace, pero el ser humano sí las puede hacer. Cuando ayunamos, nos estamos purificando el cuerpo y experimentamos lo que el pobre siente", afirmó.
Para este criollo convertido en musulmán, un estómago vacío a la hora de pedirle a Alá es más humilde que un estómago lleno, ya que al momento de postrarse "se hace con ganas".
Algunas excepciones. Explicó que islam significa "sumisión" y que cuando un creyente acepta el islam se lo llama musulmán. Hasta el presente, el número de venezolanos convertidos va en aumento.
Las reglas islámicas excluyen del ayuno a los niños hasta llegar a la edad de la pubertad, al anciano, al enfermo, al viajero, así como a las mujeres embarazadas; durante la menstruación y la lactancia, la mujer no puede ayunar. "Del resto, toda persona que sea madura y esté cumpliendo con los cinco pilares del islam puede ayunar", dijo Caraballo.
Yahya Najn, quien es de origen egipcio y con nueve años en Venezuela, destacó que el islam "es una religión universal y libertadora porque uno de sus objetivos es liberar a la gente de la ignorancia, de la dominación y de cualquier forma de esclavitud económica".
Según Najn, su religión libera al creyente de tentaciones e instintos, lo aleja del yugo de sus deseos, lo hace más fuerte a las tentaciones. "El musulmán con el ayuno es más fuerte".
También eleva el nivel de resistencia, de espiritualidad y fortaleza -dijo-, y a su vez significa la entrega y la sumisión a Dios.
Zenaida Cabrera, venezolana convertida, en su testimonio calificó su experiencia como "maravillosa", aunque reconoce que su primer ayuno fue difícil porque no estaba acostumbrada, pero como era para Dios, tuvo voluntad.
"Para ser musulmana hay que cambiar el estilo, implica vestir el Yijab o velo", afirma Cabrera, quien que señla que ayuna "para purificar mi cuerpo y espíritu".
A su juicio, la abstinencia ayuda a controlar muchos problemas que una piensa que te van a fatigar", indicó.
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