Convivencia. Ha sido la palabra más repetida en la recepción del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, los representantes de las confesiones religiosas presentes en Cataluña que se ha hecho este jueves por la tarde en el Palau de la Generalitat. Ante un auditorio proporcionalmente mucho más diverso que el mismo país, Puigdemont ha elogiado el compromiso de las confesiones religiosas: "Puede contar con la sociedad catalana, porque cuando ella le ha necesitado, vosotros también habéis estado". Asimismo, remarcó especialmente que "Cataluña es un espacio de armonía interconfesional del que nos debemos sentir orgullosos y proteger", porque "va bastante más allá de que es sencillamente la convivencia o de la tolerancia". La recepción se ha hecho coincidiendo con la Semana Mundial de la Armonía Interconfesional, aprobada por las Naciones Unidas en 2010. Desde entonces se celebra en el Parlamento de Cataluña en una sesión de trabajo promovida por el Grupo de Trabajo Estable de Religiones (GTER ). El año pasado la conmemoración se amplió con una recepción del presidente en el Palau de la Generalitat. En la recepción de este año, ha participado una relevante representación del Gobierno con el vicepresidente Oriol Junqueras, la consejera de Gobernación, Meritxell Borràs -de quien depende Asuntos religiosos-, y el consejero de Asuntos Exteriores, Raül Romeva. También ha asistido la ex presidenta del Parlamento, Núria de Gispert y algunos diputados.
Como el año pasado, la convocatoria ha tenido una amplia respuesta de los representantes de las confesiones religiosas con los que tiene relación la Generalidad y de las entidades de diálogo interreligioso como el GTER y la Asociación Unesco para el Diálogo Interreligioso. Musulmanes, judíos, ortodoxos, protestantes, budistas, sijs ... han llenado el Salón de Sant Jordi, uno de los espacios nobles del Palau con nombre de santo. En esta ocasión, la representación católica ha tenido más relieve con la presencia del obispo Sebastià Taltavull. El año pasado no asistió ningún miembro del episcopado catalán. El acto ha sido breve y ha permitido un buen rato de conversación y de encuentro entre los representantes religiosos y con los miembros del Gobierno. En el acto tres niños de diferentes comunidades han leído unos fragmentos del "Ofrecimiento al Mundo", un texto elaborado con motivo del IV Parlamento de las Religiones del Mundo que se hizo en Barcelona en 2004.
Un beneficio para toda la sociedad
El capuchino Joan Botam, fundador del Centro Ecuménico de Cataluña, ha aportado una breve reflexión sobre el mensaje de Paz que ofrece Naciones Unidas con esta conmemoración. Botam también ha coincidido en que "somos un país privilegiado", porque Cataluña "ha alcanzado cuotas muy estimables de convivencia". Y que la buena relación entre los representantes de las religiones, "también es un beneficio para toda la sociedad". Botam no ha ocultado que "también ha habido tiempo de persecuciones" pero remarcó que actualmente las administraciones públicas se ha esforzado para dar respuesta a la pluralidad religiosa. "Dicho en términos franciscanos, somos hermanos y hermanas", concluyó. Puigdemont ha comentado el discurso de Botam remarcado las referencias a Ramon Llull, Francesc Eiximenis y San Francisco de Asís como puntales sólidos de la convivencia entre religiones: "Es mérito vuestro que Cataluña sea un espacio de armonía entre interconfesional; es un bien que debemos proteger ". Por ello, el presidente dijo que "es una riqueza y un privilegio que no nos podemos dejar arrebatar por ninguno de los extremos" y que "debemos estar permanentemente atentos ante cualquier brote de crecimiento de las fobias contra la diversidad religiosa". "Tristemente, siempre están en riesgo la libertad religiosa y la igualdad de todos los ciudadanos", aseguró. El acto lo ha abierto la consejera Meritxell Borràs, que ha definido Cataluña como "una sociedad que también es plural en el ámbito religioso" y "un país de acogida y de respeto a la diversidad religiosa".
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