Badajoz,14 junio 2016,regiondigital.com
Adel Najjar. (Press 25,E.Martinena)
Adel Najjar abre la puerta de la mezquita de Badajoz, en el barrio del Gurugú. El lugar está desierto, es el mes de Ramadán y los fieles esperan a la última oración del día para reunirse. Ha estado alejado de su comunidad desde el pasado agosto, retenido en la franja de Gaza, hasta que el 3 de Junio consiguió cruzar la frontera con Egipto.
Sofía Martín / Press 25
Nacido en la ciudad fronteriza de Rafah en 1965, había ido a ver a su madre, de 84 años. "Vengo de una tierra herida, una tierra tratada injustamente", lamenta, "hay cortes de luz, de gas, problemas que aquí ni nos planteamos. Mi situación no es la más grave, hay estudiantes que han perdido el curso, trabajadores de Emiratos que han perdido sus trabajos y los permisos de residencia, enfermos de cáncer que tienen que ser tratados fuera y mueren".
Israel mantiene un férreo bloqueo sobre Gaza con duras consecuencias para sus habitantes. Egipto, que debía ser un país amigo, no siempre abre sus fronteras. "Egipto y Palestina son pueblos hermanos. Puede haber diferencias políticas, pero tenemos que apartar a mujeres, niños, ancianos y enfermos de nuestras diferencias. Es una cuestión humanitaria", expone.
La comparación con la actual crisis de los refugiados en Europa llega sola y con ella una inesperada autocrítica: "Los gobiernos musulmanes no llevan la responsabilidad que les corresponde, los musulmanes somos mucho más responsables de acoger a los refugiados que los países europeos. La bandera humanitaria la lleva occidente y eso hay que reconocerlo".
"Nuestra mente no ha llegado a entender aún el islam correcto, los musulmanes hoy no estamos a la altura de la grandeza del islam. Un sabio islámico dijo que la mente occidental está más cerca del islam que la mente árabe. Y es así".
Terrorismo: "No en nuestro nombre"
El imán gesticula con vehemencia cuando se habla de terrorismo. Siente un profundo dolor cuando los radicales alzan el estandarte del islam para atentar contra otros seres humanos. "Cuando viene una persona con una mentalidad cerrada, oscura, con una ignorancia total y quiere hablar en nuestro nombre... Eso es para tener miedo. Tenemos que luchar para que esa minoría no hable en nuestro nombre. Jamás en nuestro nombre".
Desde el Islam, se puede -y se debe- hacer frente al problema: "El radicalismo se siembra en terrenos de oscuridad e ignorancia, eso se puede combatir con educación, con justicia social y con la moral de nuestra fe".
Integración y convivencia
Adel Najjar llegó a España con apenas 20 años para estudiar medicina, pero acabó siguiendo el camino de la religión. Lleva más de media vida fuera de Palestina y al responder sobre su identidad le gusta utilizar el término "hispano-palestino". "Yo quiero servir a Badajoz como ciudadano pacense. Ahora bien, soy musulman y me muevo dentro de una visión distinta a los demás y eso enriquece".
El germen de los jóvenes de Oriente Medio que iniciaron la primera comunidad en el cuarto de un piso de estudiantes a finales de los ochenta fue creciendo con la llegada de inmigrantes de los países africanos. Pluralidad de la que Najjar se siente orgulloso. Considera que para la integración es fundamental crear lazos sociales por eso no duda a la hora de participar de forma activa en la vida de la ciudad, se preocupa por los problemas y las necesidades del barrio y anima a los musulmanes que llegan a relacionarse con sus vecinos.
"Pedimos a los musulmanes que aporten su grano de arena, que trabajen por Badajoz, sin mirar si se es musulmán o no. No somos jueces". Afirma que la convivencia no es solo necesaria para la integración sino una parte esencial del islam.
"Todos hemos fallado a la mujer musulmana"
La situación de la mujer en el mundo islámico se relaciona con la exclusión y la opresión, tema que suscita controversia en una Europa que no sabe bien cómo conjugar la libertad religiosa con los derechos y las libertades que las mujeres han conquistado a base de años de lucha. No se puede obviar que existe un problema, pero para el imán no es un defecto de la religión, sino social. Son los individuos los que apartan a la mujer, los que la relegan a un segundo plano, los que le quitan sus derechos.
"Los musulmanes de hoy, la sociedad occidental... Todos hemos fallado a la mujer musulmana. No le hemos dado voz. ¿Hemos ayudado a la mujer musulmana en su integración? ¿Hemos respetado su decisión de elegir su vestimenta? Todos hemos sido injustos con la mujer musulmana". Pone sus esperanzas en la próxima generación, confía en que surgirán voces fuertes que hagan valer sus derechos y su lugar.
"Nuestras hijas, que han estudiado aquí, que tienen mejor educación, mejor comunicación con sus compañeros... Espero que de entre ellas salga una líder que hable por la mujer musulmana. Para que el día de mañana no haya que preguntar a un hombre por la situación de la mujer. Ese es mi deseo".
"He dejado una familia en Gaza para encontrarme una familia extremeña"
Al final de la conversación Najjar se emociona al recordar de las muestras de cariño y el apoyo recibido por parte de sus vecinos, de las asociaciones de su barrio y del ayuntamiento, que aprobó en pleno una iniciativa para instar al Ministerio de Asuntos Exteriores a mediar por su regreso. Incluso el arzobispo de Badajoz en una carta abierta le felicitaba por su llegada.
Su voz se quiebra: "He dejado una familia en Gaza para encontrarme una familia extremeña, eso me hace creer más en lo que estoy haciendo, en mi compromiso con la integración y con la convivencia".
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