Activistas de todo el país se congregaron en Washington, DC, en reclamo de justicia racial y social y para poner fin a las deportaciones:Crédito: EFE
Miles de personas se congregaron este sábado en Washington en reclamo de justicia en áreas como la violencia policial, el encarcelamiento masivo o las deportaciones de indocumentados, en una marcha organizada por un grupo musulmán afroamericano que confió en iniciar con ella un "movimiento".
La manifestación convocada bajo el lema "Justice or Else" ("Justicia o Verás") conmemoró el 20 aniversario de la "Marcha del Millón de Hombres", que en 1995 reunió frente al Capitolio de la capital estadounidense a cientos de miles de afroamericanos para reclamar sus derechos.
Igual que hace veinte años, la manifestación fue convocada por la organización musulmana afroamericana Nación del Islam, liderada por Louis Farrakhan, una figura tan carismática como polémica por su supuesto antisemitismo y supremacismo negro.
Además de Farrakhan, quien cerró la jornada con casi dos horas y media de discurso, intervinieron activistas hispanos y miembros del movimiento "Black Lives Matter" ("Las vidas negras importan"), surgido a raíz de la muerte de varios jóvenes afroamericanos desarmados a manos de la policía en los últimos años.
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"Este no es un momento. Esto es un movimiento", dijo Farrakhan en el National Mall, una explanada que se extiende por el centro de la ciudad frente al Capitolio estadounidense.
"Cuando los hermanos y hermanas se alzaron en Ferguson, no tenían dinero, tenían un principio, un principio por el que estaban dispuestos a sufrir, que sentían que era más grande que ellos mismos, que su vida, que su resistencia al dolor", agregó.
Farrakhan se refirió así a las protestas generadas en Ferguson, Missouri, en agosto de 2014, después de que el joven negro Michael Brown muriera abatido a tiros por un policía blanco.
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El padre de Michael Brown, del mismo nombre que su hijo, estuvo presente en la marcha; igual que Sharon Cooper, la hermana de Sandra Bland, una joven negra hallada muerta en julio pasado en su celda de Texas tras un altercado con un policía; y Sybrina Fulton, la madre de Trayvon Martin, un joven negro asesinado en 2012 en Florida.
"Muchas veces pensamos que esto se trata de derechos civiles, pero esto es sobre derechos humanos", afirmó Fulton. Al contrario de la marcha de 1995, reservada a hombres negros, la de hoy estuvo abierta a todas las razas, aunque la mayoría de los asistentes eran afroamericanos y había pocos hispanos.
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Aún así, no faltaron oradores latinos, que reivindicaron a los hispanos como "el pueblo original" del suroeste de Estados Unidos, pidieron el fin de las deportaciones de indocumentados y la liberación del independentista puertorriqueño Oscar López Rivera.
"No vinimos buscando el sueño americano, sino huyendo de la pesadilla de (lo que) la política norteamericana produjo en nuestros países de origen", dijo la activista mexicana Elvira Arellano, conocida por resistir la orden de deportación que recibió en 2006 al refugiarse durante un año en una iglesia de Chicago. "No más deportaciones, no más separaciones de familias. Estamos unidos, somos la nueva mayoría de este país", aseguró Emma Lozano, fundadora de la organización Centro sin Fronteras en Chicago.
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Tampoco faltaron los nativos americanos, que denunciaron que su pueblo es "el más pobre del país" y que sus niños "tienen la tasa más alta de suicidio juvenil en el mundo", en palabras del activista Jay Winter Nightwolf, de la Nación Echota Cherokee en Alabama.
Durante la jornada hubo también alertas sobre la deportación en República Dominicana de personas de origen haitiano. "Hay un movimiento en marcha para dividir a aliados y hermanos naturales, los dominicanos y los haitianos", indicó Vladimir X, un dominicano asociado a la Nación del Islam.
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En su discurso, Farrakhan dedicó poco tiempo a problemas como la violencia policial o el encarcelamiento masivo y se afanó en hablar sobre el universo, la naturaleza y la creación de la vida, además de su rechazo al aborto sin excepciones. Farrakhan, quien fue investigado por EEUU como posible asesino del activista negro Malcolm X, tuvo espacio en su discurso para pedir al FBI que desclasifique todos los documentos sobre ese caso.
El líder de 82 años también reclamó al Gobierno estadounidense "40 millones de hectáreas" para crear una nación afroamericana y dijo a los asistentes que necesita "un ejército de 10,000 hombres sin miedo" para hacer frente a las injusticias contra la raza. "Hemos llegado a un punto de explosión. Los negros que están aquí están diciendo: no podemos soportar esto mucho más", aseguró.
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