La victoria de una joven musulmana en un popular concurso de repostería de la BBC la convierte en un ejemplo de integración social
Cuando Nadiya Hussain se presentó como candidata a The Great British Bake Off, el concurso más popular de la televisión británica, que emite la BBC, tenía muchas dudas. La hija de inmigrantes procedentes de Bangladés y madre de tres niños pequeños, temía, como luego dijo, que el público solo viera en ella, «una musulmana con la cabeza cubierta con un pañuelo». Para nada podía sospechar que pocas semanas más tarde se convertiría en una especie de heroína nacional.
La audiencia simpatizó inmediatamente con aquella repostera diminuta, de sonrisa luminosa, con el mandil atado por encima de su riguroso traje negro de falda larga hasta los pies. Al principio, hace dos meses, eran 12 los concursantes. Al final quedaron tres y en cada prueba superada, Nadiya se fue creciendo, fue ganando confianza y fans. Llena de pasión y con unas excelentes dotes pasteleras, poco a poco se convirtió en un icono de la nueva Gran Bretaña, multicultural y multirreligiosa. Hasta el primer ministro saludo su «cabeza fría en los momentos tensión». Y el miércoles por la noche llegó la esperadísima final.
Rivales nerviosos
La competencia en el último episodio fue en realidad poca. Sus dos rivales, un fotógrafo y un médico, Ian y Tamal, olvidaron ingredientes y cometieron errores garrafales a causa de los nervios. Nadiya confeccionó un gran pastel de boda, que adornó con las joyas que ella misma llevó el día de su enlace, en el que por cierto, no hubo tarta. Con la cara tapada para que no se vieran sus lágrimas de alegría, fue proclamada campeona, en una emisión que siguieron 14.5 millones de espectadores. Un récord absoluto para el programa, que cerraba así su sexta edición.
El triunfo de la encantadora repostera ha sido jaleado como ejemplo de los esfuerzos de la comunidad musulmana par integrarse en la sociedad. «Una inspiración», según dijo el presidente de la Asociación de Musulmanes Británicos. Con tartas, bollos, tejas y cremas Nadiya parece haber roto un buen saco de prejuicios. Nacida en Luton hace 30 años, en su casa no se comían dulces y ni siquiera había un horno, porque no es tradición. Fue en la escuela, a los 12 años cuando se enganchó a la repostería con las clases de cocina de una profesora. Ahora vive en Leeds, con tres hijos y su marido Abdal, que también tiene raíces en Bangladés y llevaba dos años animándola a presentarse. «Pero he esperado hasta sentirme segura. Ahora lo estoy», afirma
Nadiya reconoce sentirse sobrepasada por la fama. «La gente ahora nos para por la calle y habla nosotros. Es muy raro, es surrealista, pero es más divertido el saber que hay gente por ahí que nos apoya», afirma. Tras nueve años de estar en casa cuidando de los niños, el triunfo puede ser el trampolín para nuevos proyectos. «Es tiempo -confiesa-para lanzarse a la aventura».
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