Londres ,19/10/2015,abc.es,Luis Ventoso
Reuters:El primer ministro británico y su ministra del Interior con residentes de Luton
El Gobierno inglés quiere atajar la impunidad con la que se difunde el islamismo radical
Críticas musulmanas a las medidas de Cameron contra el extremismo
El mes pasado se cumplió un año desde que el Reino Unido entró en el segundo mayor grado de alerta antiterrorista, debido a la amenaza de Daesh, en cuyas filas combaten 700 musulmanes británicos. Desde entonces Cameron venía hablando una y otra vez de medidas para atajar la difusión de la ideología salafista. Ayer por fin comenzó a concretar algo. Los grupos que difundan ideas extremistas serán prohibidos y sus locales cerrados, mezquitas incluidas. Los imanes radicales no podrán subir sus mensajes a la red. Los padres de hijos de 16 y 17 años que sospechen que quieren alistarse en Daesh o Al Qaeda tendrán la posibilidad de solicitar la retirada de sus pasaportes. También se tratará de erradicar la aplicación de la sharia, la ley islámica radical, que insólitamente rige en algunos guetos británicos.
Muy a su gusto, Cameron rodeó el anuncio de frases grandilocuentes en un artículo en «The Times», donde escribió que la lucha contra el radicalismo islámico es «la batalla definitiva de este siglo» y «el mayor problema social del Reino Unido». Prometió atajar «el veneno extremista cada día, en la mesa de la cocina, en la universidad, en internet…».
Pero tal vez el primer ministro no haya exagerado con su tono. Algo no va bien cuando la reforma del Gobierno fue contestada inmediatamente por la mayor asociación islámica del país, el Consejo Musulmán de Gran Bretaña, que acusó al Ejecutivo de declarar «una guerra a los musulmanes» y de caza de brujas «macarthysta». «Esta estrategia refuerza la percepción de que los musulmanes debemos de pasar un test de lealtad a este país», lamentó Shuja Shafi, el secretario general del Consejo Musulmán, que considera que el problema del terrorismo es «real», pero el análisis del Cameron para atajarlo, «pobre».
En el Reino Unido hay casi cinco millones de musulmanes sobre una población de 64,1 millones de habitantes. Es evidente que la mayoría son gente de bien, pero también parece lógico que el Gobierno plante cara a la apología del radicalismo cuando el verdugo más célebre de Daesh, Jihadi John, es un joven londinense, Mohamed Emwazi, titulado en informática por la Universidad de Westminster, o cuando la policía ha detectado un incremento muy notable de los planes para cometer atentados en el Reino Unido, incluido un intento el pasado agosto contra la Reina en un desfile. En septiembre un dron británico mató a dos jóvenes yihadistas británicos, uno galés y otro escocés, alistados en EI, y un tercero fue abatido por los estadounidenses.
Parte de las medidas chocarán de todas formas contra el frontón de Twitter y Facebook, que se niegan a facilitar acceso a las comunicaciones de los terroristas que emplean sus redes, como ha denunciado reiteradamente el servicio secreto inglés. Cameron brindó también su apoyo «a los musulmanes que están combatiendo la narrativa islamista».
No hay comentarios:
Publicar un comentario