Un grupo de temporeros trabaja recogiendo peras en una explotación de l'Horta de Lleida
Los temporeros musulmanes de Lleida aseguran que el ayuno es muy duro pese a que este año haga "menos calor que el anterior"
"Si hiciera lo que quiero no seguiría el Ramadán porque es muy duro". Es la reflexión de en Djibril, un senegalés de 44 años que trabaja en la campaña de la fruta en Lleida, apenas dos semanas después del inicio del mes sagrado de los musulmanes. "Es difícil pero este año está haciendo menos calor que el verano pasado", asegura. Estos días, junto con cinco compañeros africanos más, recogen peras en la partida de Vinatesa, en l'Horta de Lleida. Todos siguen el ayuno desde que sale el sol hasta que se pone menos Michael. Este ghanés de 34 años es católico y alaba el esfuerzo de los musulmanes. "Me dicen que lo hacen porque es una tradición de toda la vida y la verdad es que están trabajando muy bien", reconoce.
Son las nueve de la mañana y ya hace una hora que recogen peras de los frutales. Estos seis temporeros africanos han venido un verano más en Lleida para trabajar en la campaña de recogida de la fruta y, como el año pasado, el mes sagrado de los musulmanes ha coincidido con las altas temperaturas del mes de agosto. El Ramadán, que prohíbe la ingesta de cualquier líquido o alimento desde que sale el sol hasta que se pone, se convierte nuevamente este año en un obstáculo muy difícil de superar, teniendo en cuenta las largas jornadas de trabajo al aire libre. Ya han pasado dos semanas pero aún les queda medio mes de sacrificio. De momento, sin embargo, aseguran que el verano está siendo menos caluroso que el año pasado.
Uno de los que siguen estrictamente los dictados de la religión musulmana es en Djibril, un senegalés de 44 años que ya hace siete que viene a trabajar en Lleida. Siempre con la cabeza cubierta por una gorra para protegerse del sol, y vistiendo camisa y pantalones largos para evitar los mosquitos, asegura que a esta hora de la mañana no está nada cansado. "Lo peor es el calor que hace a partir de las cinco de la tarde y es muy duro porque hay que aguantar mucho", asegura. En Djibril insiste en que el Ramadán debe hacerse "con prudencia" y que sino puedes aguantarlo es mejor dejarlo. "Para mí sería muy difícil dejar de hacerlo porque ya estoy acostumbrado y me enseñó mi padre. Sin embargo, si hiciera lo que quisiera no lo haría porque es muy duro, pero cumplo lo que dice la ley musulmana ", reconoce.
El único temporero que come y bebe agua en la finca durante estos días es Michael. Tiene 34 años y es originario de Ghana. Él es católico y hace cuatro años que viene a Lleida a trabajar. Se considera un vagabundo para que también se desplaza a Andalucía para la recogida de la aceituna y la fresa. En su opinión, los musulmanes que practican el Ramadán están trabajando tan bien como el resto. "No pueden beber nada pero están aguantando y trabajando. El propietario está muy tranquilo con ellos y los deja hacer", explica. "Yo también creo en Dios pero veo muy difícil eso que hacen. Dios les da fuerza", insiste.
El propietario de la explotación, Agustí, explica que no ha tenido nunca ningún problema y que, aunque sabe que no beberán nada, siempre les deja agua fresca cerca. En este sentido, el presidente de AEALL-ASAJA, Pedro Roqué, apunta que "se les facilita agua y todo lo que necesiten, pero sabemos que es un tema de religión y lo respetamos". No obstante, reconoce que los temporeros que no comen ni beben durante el día, sobre todo a última hora de la tarde, acaban "agotados" después de todo un día de trabajo. Los temporeros, sin embargo, tienen intactas las ganas de trabajar y ya piensan en que dentro de unos días empezarán a recoger las nectarinas de otra finca de la explotación. Trabajarán de ocho de la mañana a una y de cinco de la tarde a nueve. Saben que en la noche recuperarán fuerzas en la mesa con la familia y los amigos para poder seguir trabajando cuando vuelva a salir el sol.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Los temporeros musulmanes de Lleida aseguran que el ayuno es muy duro pese a que este año haga "menos calor que el anterior"
"Si hiciera lo que quiero no seguiría el Ramadán porque es muy duro". Es la reflexión de en Djibril, un senegalés de 44 años que trabaja en la campaña de la fruta en Lleida, apenas dos semanas después del inicio del mes sagrado de los musulmanes. "Es difícil pero este año está haciendo menos calor que el verano pasado", asegura. Estos días, junto con cinco compañeros africanos más, recogen peras en la partida de Vinatesa, en l'Horta de Lleida. Todos siguen el ayuno desde que sale el sol hasta que se pone menos Michael. Este ghanés de 34 años es católico y alaba el esfuerzo de los musulmanes. "Me dicen que lo hacen porque es una tradición de toda la vida y la verdad es que están trabajando muy bien", reconoce.
Son las nueve de la mañana y ya hace una hora que recogen peras de los frutales. Estos seis temporeros africanos han venido un verano más en Lleida para trabajar en la campaña de recogida de la fruta y, como el año pasado, el mes sagrado de los musulmanes ha coincidido con las altas temperaturas del mes de agosto. El Ramadán, que prohíbe la ingesta de cualquier líquido o alimento desde que sale el sol hasta que se pone, se convierte nuevamente este año en un obstáculo muy difícil de superar, teniendo en cuenta las largas jornadas de trabajo al aire libre. Ya han pasado dos semanas pero aún les queda medio mes de sacrificio. De momento, sin embargo, aseguran que el verano está siendo menos caluroso que el año pasado.
Uno de los que siguen estrictamente los dictados de la religión musulmana es en Djibril, un senegalés de 44 años que ya hace siete que viene a trabajar en Lleida. Siempre con la cabeza cubierta por una gorra para protegerse del sol, y vistiendo camisa y pantalones largos para evitar los mosquitos, asegura que a esta hora de la mañana no está nada cansado. "Lo peor es el calor que hace a partir de las cinco de la tarde y es muy duro porque hay que aguantar mucho", asegura. En Djibril insiste en que el Ramadán debe hacerse "con prudencia" y que sino puedes aguantarlo es mejor dejarlo. "Para mí sería muy difícil dejar de hacerlo porque ya estoy acostumbrado y me enseñó mi padre. Sin embargo, si hiciera lo que quisiera no lo haría porque es muy duro, pero cumplo lo que dice la ley musulmana ", reconoce.
El único temporero que come y bebe agua en la finca durante estos días es Michael. Tiene 34 años y es originario de Ghana. Él es católico y hace cuatro años que viene a Lleida a trabajar. Se considera un vagabundo para que también se desplaza a Andalucía para la recogida de la aceituna y la fresa. En su opinión, los musulmanes que practican el Ramadán están trabajando tan bien como el resto. "No pueden beber nada pero están aguantando y trabajando. El propietario está muy tranquilo con ellos y los deja hacer", explica. "Yo también creo en Dios pero veo muy difícil eso que hacen. Dios les da fuerza", insiste.
El propietario de la explotación, Agustí, explica que no ha tenido nunca ningún problema y que, aunque sabe que no beberán nada, siempre les deja agua fresca cerca. En este sentido, el presidente de AEALL-ASAJA, Pedro Roqué, apunta que "se les facilita agua y todo lo que necesiten, pero sabemos que es un tema de religión y lo respetamos". No obstante, reconoce que los temporeros que no comen ni beben durante el día, sobre todo a última hora de la tarde, acaban "agotados" después de todo un día de trabajo. Los temporeros, sin embargo, tienen intactas las ganas de trabajar y ya piensan en que dentro de unos días empezarán a recoger las nectarinas de otra finca de la explotación. Trabajarán de ocho de la mañana a una y de cinco de la tarde a nueve. Saben que en la noche recuperarán fuerzas en la mesa con la familia y los amigos para poder seguir trabajando cuando vuelva a salir el sol.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario