Más del 73 por ciento de los musulmanes de origen turco ayunan en Alemania.
Este miércoles (11.08.2010) comienza el mes de ayuno islámico, todo un reto para los musulmanes practicantes que residen en países occidentales – también para aquellos que no ayunan.
Los casi 4 millones de musulmanes que viven en Alemania se preparan ya desde hace varias semanas para el Ramadán. Durante cuatro semanas seguidas de ayuno, los creyentes no ingerirán bebida o alimento alguno entre el amanecer y el crepúsculo – un estado de excepción para el cuerpo.
En los países donde predomina la cultura islámica sus ciudadanos se concentran durante estas cuatro semanas en el ayuno: los pueblos y ciudades se decoran con cadenas de luces, la variada oferta de frutas, vegetales y otros alimentos crece en los mercados callejeros. En regiones especialmente calientes la jornada laboral se traslada hacia horas de la noche, quioscos y restaurantes abren sólo después de la caída del sol.
Cada vez más largo
Haider Omar y Azima Moustafa, de origen kurdo.Pero en los países occidentales los musulmanes celebran el Ramadán como minoría religiosa. Por lo general se trata de un reto extraordinario que no todo creyente quiere o puede asumir. Azima Moustafa y Haidar Omar viven desde hace 13 años en Alemania. Esta pareja kurda no dejó de celebrar un ayuno mientras vivó en Siria pero ahora, en Alemania, cada año se torna más difícil ayunar.
“En Siria ayunaba todos los años. En Alemania aguanté también hasta hace poco pero el año pasado sólo lo logré un par de días”, dice Azima Moustafa, vencida por el asma y el calor en su último intento. Y es que la fecha del Ramadán está fijada por el calendario lunar islámico y mientras más se desplaza hacia los meses de verano, más largos se hacen los días y más horas tienen que esperar los musulmanes para romper su ayuno.
Haidar Omar no ayuna desde hace años. “En Siria seguía el ayuno con los demás, por supuesto. Pero desde que vivo aquí no puedo hacerlo. Trabajo en la construcción y éste es un trabajo físico duro, donde uno tiene sed constantemente. Para ayunar tendría que permanecer todo el mes en casa y eso no es tan fácil”. El constructor de 38 años sabe que su empleador no puede prescindir de su fuerza de trabajo durante la temporada alta del negocio.
Voluntad y comunidad
Imán Abdelwahab Alioui. Este año también será difícil para Azima completar el período de ayuno. La joven de 31 años tiene dos hijos y una boutique de moda en Colonia, donde permanece de pie desde la mañana hasta la noche, pues otros empleados serían un lujo que aún no puede permitirse. A Azima le falta también el sentimiento de comunidad que les da fuerza a los musulmanes en los países islámicos. En su comunidad religiosa en Siria aguantaría, de eso dice estar segura
Aquí, quien siente que le falta fuerza de voluntad y concentración trata de buscarlas visitando la mezquita. Abdelwahab Alioui es imán en la mezquita Al-Qods, en Krefeld, y sabe que también este año verá a muchos musulmanes que apenas visitan el templo fuera de estos días: hombres y mujeres, ancianos y jóvenes creyentes, padres con sus hijos. “Para nosotros, los imanes, esta es una oportunidad para recordarles el resto de sus obligaciones religiosas. Esto es: no pelearse con el prójimo, no mentirle, no robarle – independientemente de la religión del otro”, dice Alioui.
Musulmanes rezan el Corán en Berlín, con la más grande comunidad turca fuera de Turquía.
Mientras Haider y su mujer Azima han llegado al límite de sus fuerzas, Mohammed Al-Ibrahim se prepara mentalmente para el ayuno desde hace semanas. Este médico de 42 años vive desde hace 20 en Colonia y celebra el ayuno cada año. Según él, no sólo los quioscos y restaurantes abiertos despiertan el apetito de los ayunantes en Alemania: “Resistirse a los encantos femeninos, eso es lo más difícil en los meses de verano”, comenta Mohammed, de origen kuwaití. Y es que no sólo la comida y la bebida, sino también la sexualidad y fumar son tabúes para el ayuno musulmán hasta que se oculta el sol.
Quienes no ayunan…
Durante cuatro semanas los musulmanes ejercitan su fuerza de voluntad. Esto tiene, por un lado, un aspecto saludable: resistir al hambre y la sed recuerda la situación en que viven los más pobres y también los ricos deben sentir el hambre. Una donación para los necesitados es obligación para cada musulmán durante el Ramadán.
Más del 73 por ciento de los musulmanes de origen turco residentes en Alemania ayunan, según reporta un estudio de 2005 realizado por el Centro de Estudios de Turquía de Essen, que determinó además que esta es la obligación religiosa más practicada aquí por los musulmanes. “Quien no ayuna en el Ramadán es mal visto por otros musulmanes, te hacen reproches y no respetan tu decisión, que al final es un asunto entre Dios y yo”, dice Azima Moustafa. Algunos tienen que escuchar ofensas.
Muchos musulmanes administran o trabajan en negocios de alimentos mientras ayunan.
En el Islam, sin embargo, existen excepciones: el ayuno se convierte en obligación religiosa tras la pubertad. También a enfermos y personas mayores, así como a quienes viajan se les libera de ayunar, y pueden recuperar más tarde los días de ayuno perdidos, pues a fin de cuentas el ayuno debe servir a la salud y limpiar cuerpo, mente y alma.
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