sábado, 7 de agosto de 2010

Lluvia de fatwas en verano marroquí

Amesterdam,07/08/2010,rnw.nl/espanol,G.Riemersma y M.van Tol.

Un hombre musulmán puede repudiar a su esposa si ella no ora cinco veces al día, y puede golpearla, o amenazar con hacerlo, si se niega a satisfacer sus necesidades sexuales.

El reciente flujo de fatwas, o decretos religiosos islámicos, ha puesto en apuros a Marruecos, especialmente ahora que, la semana entrante, comienza el ramadán, el mes de ayuno islámico.

El periódico conservador Attajdid publica diariamente una nueva fatwa. Si bien estos decretos no son más que consejos religiosos, los musulmanes liberales han levantado la voz ante lo absurdo de algunos de ellos. Por ejemplo, el teólogo salafista Mohammed ben Abderraman al Maghraoui aseguró que las niñas de 9 años están preparadas para el matrimonio, alegando que “Algunas niñas de 9 años lo hacen mejor en la cama que las mujeres de 20 o mayores”. Por otra parte, a menudo las fatwas se contradicen y otras llegan a Marruecos por Internet o se las puede ver en los canales de televisión árabes.

Una marroquí holandesa de vacaciones

Sadoua Amezian creció en Marruecos, se mudó a Holanda y ahora se encuentra de vacaciones en su país natal. A Sadoua no la impresiona la lluvia de fatwas.

“Nos parece normal que se discuta al respecto, que haya distintos eruditos con diferentes puntos de vista. Yo busco mi propio camino, pero la gente con menos educación es más dependiente de lo que dicen los clérigos. Si eres completamente analfabeto, como nuestros padres, entonces las fatwas influyen mucho en tu vida. Cuando hay distintas opiniones sobre una fatwa una piensa de manera lógica sobre cual interpretación es la más conveniente; pero la posición de mis padres es más simple: es así, o no es así, punto. Lo dijo el erudito, y se acabó la discusión”.

Según el Partido Socialista marroquí, PSU, se debe terminar con la publicación de “fatwas retrasadas que contradicen la razón, la lógica y la ley”. Por ejemplo, una de las fatwas publicadas en Attajdid permite a alguien en busca de empleo pagar para conseguirlo, después de agotar todas las demás posibilidades. Esto es sumamente exagerado, opina el PSU.

El Consejo de los Ulemas

Para Ahmed Toufiq, ministro marroquí de Asuntos Islámicos, la situación ha llegado a su límite. “Es absurdo que hoy en día cualquiera pueda instar a cualquier cosa, sin los conocimientos necesarios”, declaró el titular. Para poner coto al caos, Toufiq convocó al Consejo de los Ulemas, el más alto órgano de expertos marroquíes en las escrituras coránicas. El resultado fue claro: las únicas fatwas que deben obedecerse son las emanadas del Consejo de los Ulemas.

¿Influye esta discusión en los musulmanes fuera de Marruecos? Sadoua Amezian cree que no.

“La mayoría de los musulmanes aprende las normas en casa. Están también las fatwas, pero ... lo que vale es lo más cercano a la casa, lo que llega a través de los amigos o Internet. No creo que alguien en Holanda esté mirando lo que se dice en Marruecos. El imán de mi mezquita tiene influencia, no los imanes de Marruecos. Incluso si llegaran más fatwas a través de la tele, no creo que vayan a influir en mi conducta”.

Contra los tabúes

Mustafa Khalfi, director de Attajdid, señala que su periódico publica fatwas para estimular la innovación religiosa en Marruecos. “Estamos a favor del dinamismo en el Islam,” afirma Khalfi. Hay también musulmanes liberales que apoyan esta postura, entre ellos el erudito Abdelbari Zemzemi, quien no está de acuerdo con la mayoría de las fatwas, pero “de esta manera se habla de todo y lentamente van desapareciendo los tabúes”.

La gran cantidad de fatwas no ha hecho de Marruecos un país más conservador que antes, y así lo ha comprobado Amezian durante sus vacaciones.

“Lo que he visto en Marruecos es más bien lo contrario. Un país más moderno. El aumento de las fatwas no ha hecho más ortodoxa a la gente, justamente vi más libertad. Hace un tiempo las mujeres no podíamos salir, pero ahora hombres y mujeres, juntos, caminan por las calles. Se escucha buena música y las playas están llenas, cosa que antes no pasaba. La gente ya no va por ahí vestida hasta los pies y con pañuelo en la cabeza. Vi una sociedad más abierta, hoy se puede hacer mucho más que antes, me impresionó cómo ha cambiado todo”.

¿Podrían las fatwas cautivar al viejo Marruecos? Las nuevas generaciones, más modernas y con mejor educación, no se dejan influir tan fácilmente. Para ellas, la lluvia de fatwas es apenas una gota de agua en el ardiente verano marroquí.

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