Un grupo de musulmanes residentes en Logroño reza en la mezquita del barrio de Madre de Dios. :: JUAN MARÍN
Los fieles viven un mes de sacrificio, ayuno físico y dedicación espiritual, que busca profundizar en Dios y en el Corán
Los 12.500 musulmanes residentes en La Rioja inician hoy el Ramadán
Con la caída del sol, tras más de 16 horas de ayuno físico y espiritual, en algunas de las casas riojanas bullen los fogones, comienza el festín, el festejo por un día ofrecido a Dios.
Calmadas el hambre y la sed con dátiles y agua, las mezquitas acogen sobre las once de la noche a cientos de fieles en un encuentro de una hora recogimiento y fe.
Comienza el mes del Ramadán también en La Rioja donde alrededor de 12.500 musulmanes residentes celebran hoy el inicio de treinta días de sacrificio y celebración (el Ramadán equivale a la Navidad cristiana) en los que los creyentes se abstienen de fumar, beber y mantener relaciones sexuales durante las horas del sol con el objetivo de controlar los instintos, centrarse en el ámbito espiritual y la dependencia de un ser creador.
Para Noemí, una joven española convertida al islam y residente en Logroño, se trata de «una época de misericordia, para reconocer la humildad y dificultades de cada uno». Como ella, el resto de fieles que viven en la capital riojana, unos 4.000, celebrará este noveno mes del año en sus hogares y dentro de las seis mezquitas situadas en la ciudad.
Fida Hussain, presidente de la Asociación de Pakistaníes de La Rioja, explica que esta costumbre de abstinencia es un pilar obligatorio para los adultos, pero se exime a todos aquellos cuya salud pueda correr riegos por practicar el ayuno, como enfermos, ancianos o mujeres embarazadas. «Se suele empezar a partir de la adolescencia porque los chicos lo ven en el entorno y tienen voluntad», comenta Usman, vicepresidente de una mezquita ubicada en el barrio de Madre de Dios en la que, por cierto, los niños se reúnen en verano de diez de la mañana a dos de la tarde para aprender el Corán (horario que en el curso escolar se traslada a la franja de 17 a 20 horas).
Cada día del Ramadán se realizan los cinco rezos tradicionales, de diez minutos, y el propio de este mes, el tarawhi, de una hora de duración y que este año comienza a las once de la noche. Después de esta oración, los fieles charlan y preparan una comida consistente antes de acostarse a dormir y despertarse al amanecer. «Cuesta llevarlo a cabo pero es un mandamiento del profeta y estamos acostumbrados desde niños», aclara Fida.
«Casi un 99 por ciento de los musulmanes practica el Ramadán», cuenta Hanan, una joven magrebí. «Es el pilar que más se realiza, incluso por la gente que no practica», añade Mariam, amiga de las otras dos y una de las 20 logroñesas que se han unido a la religión de Mahoma. Esta joven confiesa que se convirtió porque el islam le daba respuestas a preguntas y le hacía sentirse bien y «porque hace compatible la fe y la razón».
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