Túnez,21/07/2018,(swissinfo.ch, Rachid Khechana
Maurine Mercier en Túnez.Maurine Mercier ha trabajado para diversos medios suizos en Túnez durante varios años. En el fondo de la imagen se aprecia el suburbio Chalk El-Wadi en el norte de la capital, Túnez.
La periodista suiza Maurine Mercier empezó a interesarse por la cultura árabe-musulmana y sus sociedades cuando terminó sus estudios de Relaciones Internacionales en el Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales, en Ginebra. Esta experiodista de guerra quiere dar voz a los musulmanes.
Mercier no lo dudó ni un segundo cuando recibió la oferta de marcahrse a Túnez para trabajar de corresponsal para la cadena pública suiza de radio y televisión francófona (RTS). Actualmente, Mercier, del cantón de Vaud, viaja regularmente entre Túnez y Libia para informar sobre esa zona.
Las opiniones expresadas en este artículo, entre otras sobre el país de acogida y su política, son exclusivamente las de la persona entrevistada y no coinciden necesariamente con las de swissinfo.ch.Fin del recuadro´
Muchas mañanas participa en un programa que emite en directo entre las seis y las nueve y explica sobre el terreno el trasfondo de los acontecimientos de manera simple y comprensible o hace entrevistas a personalidades importantes en estos dos países. A veces también se escucha en la radio a esta periodista entre las seis y las siete de la tarde, según de qué tema de actualidad se trate, incluso otra vez a las diez y media de la noche.
Mercier, hija de un suizo y una canadiense de Quebec, recibió en 2014 el Premio de los Medios Suizos al mejor periodismo local en la categoría radiofónica. El jurado galardonó su reportaje sobre el choque de trenes en Granges-près-Marnand, cantón de Vaud, en julio de 2013 – en el que los maquinistas afectados tuvieron la oportunidad de describir el suceso desde su punto de vista. Posteriormente, Mercier informó desde la región oriental de Ucrania sobre los separatistas y los actos de guerra en Donetsk, así como desde muchas otras zonas de conflicto del mundo.
Esta periodista considera que es una ventaja informar desde Libia como mujer. "En situaciones excepcionales hay menos reticencias frente a las mujeres que frente a los hombres." Para ella está claro que hay que respetar las costumbres sociales y las leyes. Así, se cubre el pelo y lleva ropa ancha cuando informa desde Misurata. Sin embargo, en Túnez se mueve libremente y sin tensiones.
Puente entre culturas
Para Mercier, comprender la cultura ‘in situ’ es una obligación. Solamente así el periodista puede servir de puente entre ambas culturas. Por eso, poco después de llegar a Túnez solicitó un sabático para dedicarse a estudiar la lengua y la cultura. El joven libio que la acompaña a los reportajes trabaja también como traductor/intérprete.
A la pregunta de si aún no ha perdido la esperanza, Mercier contesta sin titubear: "Al contrario, si no, hace ya mucho tiempo que me habría marchado del país." Dice que actualmente aprende cada día algo nuevo de la gente, tanto de mujeres como de hombres. "Quiero quedarme aquí y sumergirme más profundamente en la cultura y el país", contesta a la pregunta sobre sus perspectivas de futuro. "Aquí puedo aprender todavía mucho sobre la paz y el movimiento feminista. Ojalá pudiera cubrir como corresponsal toda esta zona, desde Marruecos hasta Libia."
Una sensación eléctrica
Mercier describe su pasión por el norte de África como "una especie de electricidad" que surgió sobre todo a raíz de la llamada primavera árabe. Pero su entusiasmo por esta región no se refiere únicamente a elementos culturales, sociales y profesionales, sino asimismo al agradable clima y la situación geográfica y estratégica.
Y aunque como periodista informa principalmente sobre los acontecimientos de Túnez y Libia, tiene que estar permanentemente informada sobre los cambios y el desarrollo actual en todo el norte de África. Los medios con los que trabaja se interesan sobre todo por los movimientos migratorios desde el norte de África a través del Mediterráneo y hacia el sur de Europa.
Mercier vive en La Goulette, un barrio del norte de la ciudad de Túnez. Esta ciudad mediterránea con una antigua fortaleza española, murallas blancas y espléndidos colores recuerda a Nicosia, Malta, Sicilia o Córcega. Quizá sea este singular encanto el que movió a esta mujer de Lausana a establecerse aquí.
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