Valencia,16.07.2018,(EFE).
Según las pruebas realizadas hasta el momento, con esta lengua se podría saber en poco más de una hora si una muestra está adulterada, mientras que con los métodos de análisis tradicionales utilizados actualmente el proceso puede alargarse varios días, según han explicado a EFE fuentes de esta universidad.
La miel es uno de los productos más susceptibles de manipular y, desde hace años, la Comisión Europea fomenta el desarrollo de métodos analíticos rápidos que ayuden a diferenciar un producto puro de otro adulterado.
Según explican los investigadores de la UPV, la miel es habitualmente adulterada con jarabes o melazas de azúcares, como jarabe de arroz o azúcar de caña, lo cual causa "notables pérdidas para el sector apícola".
"Además, este fraude comporta el incumplimiento de la normativa comunitaria y un importante deterioro de la confianza del consumidor", apunta Lara Sobrino, investigadora del Instituto de Ingeniería de los Alimentos para el Desarrollo de la UPV.
Así, la lengua electrónica voltamétrica desarrollada por los investigadores de la UPV permite obtener una solución rápida, fácil y económica respecto a los equipos que se utilizan actualmente para detectar estos fraudes.
Gracias a la combinación de la técnica con el análisis estadístico de los datos, la lengua electrónica es capaz de detectar "síntomas de fraude", diferenciando una miel pura de una adulterada con jarabes alimentarios, así como determinar el nivel de adulteración aproximado.
"Nuestro trabajo ofrece una técnica analítica novedosa que permite dar a conocer de forma rápida y fiable la autenticidad de la miel. Damos una solución a una importante problemática en el sector apícola que es la autenticidad de la miel", asegura Juan Soto, investigador del Instituto de Reconocimiento Molecular y Desarrollo Tecnológico del centro universitario.
En opinión de este investigador, la lengua electrónica que han ideado, y en la que llevan trabajando más de dos años, permitirá "luchar contra la competencia desleal y garantizar al consumidor la calidad del producto", ya que gracias a ella se puede advertir un posible fraude en las mieles que se comercializan en el mercado.
"Ante la sospecha de que una miel pueda estar adulterada, nuestro sistema detecta estos síntomas de manera fiable. El último paso consistiría en realizar un análisis más preciso, aplicando para ello técnicas de resonancia magnética, entre otras", asegura Juan Soto.
El investigador explica que la lengua electrónica hace un cribado de las muestras, y que aquellas en las que se detecta síntomas de fraude, se deberían confirmar con otras técnicas identificativas.
Según Soto, esta técnica permite en cuestión de quince o veinte minutos saber si una miel es estándar -de romero, de tomillo, de azahar o milflores- o si es "rara", lo cual puede ser síntoma bien de que se han mezclado distintos tipos de mieles, o bien de que es un miel adulterada.
Ha explicado que en España hay controles de calidad "fuertes" sobre la miel, pero si se adquiere miel de terceros países, como por ejemplo de Asia, suelen presentar "adulteraciones elevadas", hasta al punto de que algunas "casi son jarabes", y en ocasiones hay expendedores que las mezclan con la miel española. EFE
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