Abderrahmen Ben Chaabane imparte clase de religión islámica en varios colegios de la provincia de Zaragoza
Aragón es una de las cuatro comunidades que cuentan con profesores de religión islámica. Sin embargo, solo hay contratados tres docentes que apenas pueden enseñar al 4% de los 6.000 alumnos musulmanes que hay en los colegios públicos aragoneses. Padres y maestros reivindican igualdad respecto a quienes han elegido el catolicismo.
Zaragoza.- La inmigración ha traído a las aulas una mezcla de culturas y religiones que era impensable hace tan solo unas décadas. Los colegios aragoneses tienen 5.971 alumnos musulmanes, de los que 4.590 son extranjeros y 1.381 españoles, según el Estudio Demográfico de la Población Musulmana elaborado por la Unión de Comunidades Islámicas de España (Ucide).
Para impartir clase de religión islámica a todos estos niños, solo hay contratados en la Comunidad tres profesores –uno de ellos trabajando media jornada-, que apenas pueden enseñar a un 4% del total de alumnos musulmanes. Uno de esos tres docentes es Abderrahmen Ben Chaabane, que además de trabajar en varios centros educativos de la provincia de Zaragoza, preside la Unión de Comunidades Islámicas en Aragón.
“Muchos padres me preguntan por qué sus hijos no están recibiendo religión islámica en su colegio público, por qué no tienen los mismos derechos que los niños católicos. Yo no puedo responder a eso, no está en mis manos”, afirma Ben Chaabane. Y es que el Ministerio de Educación es el que asigna los profesores de esta asignatura a los centros de toda España.
“El Gobierno de Aragón no tiene la competencia de religión en Educación Primaria, y desconozco los criterios del Ministerio para elegir los centros. Hay muchos que necesitan profesores y no los tienen, y otros con pocos alumnos musulmanes que sí tienen docentes. No sé por qué eligen unos colegios y no otros”, explica Ben Chaabane.
Aunque el número de docentes es claramente insuficiente, Aragón tiene el privilegio de ser una de las cuatro comunidades autónomas que, junto con Ceuta y Melilla, disponen de profesores para esta asignatura. Cataluña, Madrid y Murcia son las regiones en las que hay más familias musulmanas y, sin embargo, ninguna de las tres cuenta con profesores de religión islámica.
Lejos de cumplir la ley
En 1996 se aprobó el contenido de las clases de Enseñanza Religiosa Islámica, así como el convenio para la contratación de los profesores para impartir la asignatura. El Gobierno central calculó que harían falta 400 docentes para poner en marcha esta enseñanza y atender la demanda inicial. Sin embargo, 17 años después, la contratación sigue congelada y estamos lejos de cumplir los mínimos legales.
En toda España solo imparten la asignatura un total de 46 docentes, 16 de ellos en Andalucía, trece en Ceuta, once en Melilla, dos en el País Vasco y uno en Canarias, además de los tres aragoneses. Como consecuencia, el 90% de los 223.000 niños musulmanes que viven en nuestro país no tiene la posibilidad de estudiar su religión en el colegio, como lo hacen los alumnos católicos.
En el caso de Aragón, “dos profesores y medio para casi 6.000 alumnos son claramente insuficientes”, tal y como afirma Ben Chaabane. “Por eso estamos intentando convencer al Ministerio de que contrate más docentes para atender la gran demanda de enseñanza de religión islámica que existe en muchos colegios públicos aragoneses”.
Entre la religión y la ciencia
Karim Benabas imparte esta asignatura en cuatro colegios de la provincia de Huesca. En su opinión, el fenómeno de la inmigración ha comenzado a estabilizarse, como consecuencia de la crisis, pero las miles de familias musulmanas que ya se han establecido en Aragón siguen necesitando profesores que enseñen religión a sus hijos.
En Aragón viven 46.254 musulmanes
Benabas denuncia que, incluso los niños que tienen la oportunidad de acceder a esta asignatura en su centro escolar, no lo hacen en igualdad de condiciones respecto a sus compañeros de religión católica. El profesor tiene que impartir clases en diferentes colegios a lo largo de la semana y, por lo tanto, para enseñar a todos los alumnos musulmanes de cada centro, necesita juntar a una misma hora a niños de distintas edades, que se pierden otras asignaturas.
“Paso vergüenza cuando abro la puerta y saco a un niño de clase de matemáticas, lengua o inglés. Si mi hijo estuviera en uno de estos colegios, no le dejaría ir a clase de religión islámica, porque ganas algo y pierdes mucho. Ganas religión pero pierdes lo que es más importante para el futuro del niño, que es la ciencia”, explica Benabas, licenciado en Química.
Además, la escasez de profesores hace imposible que la asignatura de religión islámica se imparta el mismo número de horas semanales que la católica. “Mis alumnos me preguntan por qué no podemos ver vídeos o ir al aula de informática como hacen los de religión católica, y tengo que explicarles que no tenemos tiempo, porque mientras ellos tienen una hora y media de clase a la semana, nosotros solo una o incluso media”, afirma este profesor.
En los centros donde existe algo más de margen en cuanto a los horarios, el equipo directivo ha hecho un esfuerzo por hacer coincidir las clases de religión católica e islámica, de tal forma que ningún alumno tenga que faltar a otras asignaturas y todos le dediquen a esta materia, en la medida de lo posible, las mismas horas. Los profesores coinciden en que esta sería la fórmula ideal en todos los colegios, pero implantarla en todos ellos, hoy por hoy, con solo tres docentes contratados, no es factible.
Religión, dentro y fuera de las aulas
En los debates sobre educación, a menudo se plantea la posibilidad de que la religión, tanto católica como islámica, judía o evangélica, se convierta en una actividad extraescolar y se imparta fuera del horario lectivo. Karim Benabas no se opondría a ello, “siempre y cuando se dieran los medios necesarios para hacerlo a las distintas religiones, ya que por sí solas muchas familias musulmanas no tendrían recursos suficientes”.
Abderrahmen Ben Chaabane, sin embargo, comparte la postura de la Unión de Comunidades Islámicas y cree que sacar la religión de las aulas tendría efectos negativos para los alumnos. “Si estamos educando a los niños, tenemos que darles una formación completa para que les sirva el día de mañana. Si quitáramos la religión para enseñarla fuera de clase, puede que otros padres pidieran quitar también la música o la educación física, pero todo ello forma parte de la educación que deben recibir”.
“Si el niño ve desde muy pequeño que existen otras religiones, y ve la integración y la convivencia entre ellas desde el colegio, lo tomará como algo normal y cuando sea mayor no se enfrentará a otras culturas, y no se producirá el llamado choque de civilizaciones”, explica Ben Chaabane. Y es que en los centros donde se enseña más de una religión, es frecuente que los profesores organicen actividades conjuntas para demostrar a los niños que lo que separa a cristianos, judíos y musulmanes es menos importante que aquello que los une.
Aragón cuenta con profesores de religión islámica desde el curso 2005-2006. Los propios docentes son conscientes de que esta Comunidad ha avanzado más que otras hacia la igualdad de oportunidades entre las familias católicas y las musulmanas, pero creen que todavía queda un largo camino por recorrer y reclaman a las administraciones públicas que den nuevos pasos para alcanzar este objetivo.
“Yo también soy padre y mis hijas no están recibiendo religión islámica porque están en un colegio donde no hay profesor, y me consta que hay más de cuarenta alumnos musulmanes en ese centro. Tienen derecho a tener un profesor. Las familias tienen derecho a elegir. La Constitución Española lo garantiza y no hay nada más que hablar; como españoles deberíamos aferrarnos a ella y respetarla; solo pedimos que se nos trate igual que a los demás”, afirma Ben Chaabane.
Según el estudio de Ucide, en Aragón viven 46.254 musulmanes, de los que 10.574 son españoles, nativos o nacionalizados. Entre los extranjeros, la mayoría son de Marruecos, Argelia y Senegal. Unos 6.000 menores están escolarizados en colegios públicos de la Comunidad, pero la gran mayoría de ellos no tiene un profesor para impartir religión islámica. “Estos niños, que son hijos de familias inmigrantes, al fin y al cabo son españoles, y el futuro de España depende de ellos”, recuerda Benabas.
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