domingo, 5 de octubre de 2008

El hijo de un inmigrante iraquí mete el mundo árabe en la literatura alemana

La presencia del nombre de Sherko Fatah en la lista de finalistas al Deutsche Buchpreis, el premio a la mejor novela en lengua alemana del año, es un síntoma de como, inevitablemente, los hijos de inmigrantes empiezan a abrirle nuevos horizontes a la literatura germana.

Berlin,05-10-2008,EFE.

En lugar de Fatah -de origen iraquí y de quien ha sido publicada en España la novela "Tierra de frontera" (Siruela)- hubiera podido estar Feridun Zaimouglu, de origen turco, cuya novela "Liebesbrand" se quedó en la lista preliminar de 20 títulos.

Darle el premio a Zaimiglu el 13 de octubre, en el año en que Turquía es invitado de honor a la Feria de Fráncfort, hubiera sido un golpe de gran efecto publicitario y con él se hubiesen podido celebrar los éxitos de la integración de los inmigrantes turcos.

La novela de Fatah -"Das dunkle Schiff" (El barco oscuro, editorial Jung und Jung) sólo permite parcialmente ese tipo de celebraciones. Puede decirse, sin duda, que es un testimonio de la integración del propio autor en la cultura alemana.

Sin embargo, al leer la novela, es inevitable constatar que lo que allí se cuenta tiene más que ver con un sentimiento de no poder llegar nunca, anímicamente hablando, al mundo en que viven los europeos lo que, en el caso de al menos uno de los personajes, termina llevándolo a la tentación del islamismo fundamentalista.

La idea de que puede haber fundamentalistas islámicos "made in Germany" es una preocupación recurrente desde los atentados del 11 de septiembre debido a la participación clave en ellos de la llamada célula de Hamburgo de Mohamed Atta.

La novela de Fatah, sólo transcurre en parte en Alemania. La mayor parte de la misma transcurre en Irak, donde el personaje central, Kerim, crece en medio de un mundo en donde la violencia y la guerra son cosas cotidianas.

En la familia de Kerim -de origen alevita- la religión tiene un papel muy secundario y los rituales religiosos prácticamente no tienen ningún papel. La represión del régimen de Sadam Hussein, al que apenas se nombra, y el temor de los adultos a hablar de ciertas cosas, en cambio, es algo que se siente permanentemente.

A medida que va creciendo, Kerim se va haciendo preguntas sobre lo que va viendo y termina cuestionando la vida de sus padres y de las personas más cercanas. Más tarde, cuando el padre ya ha muerto -de forma violenta- es secuestrado por un grupo fundamentalista islámico al que se une para desertar posteriormente.

Curiosamente, el lector sólo llega a saber detalles de las experiencias de Kerim con los fundamentalistas cuando los ha dejado y ha huido de Irak, en la bodega de un barco, para llegar a Alemania donde pide y obtiene asilo político.

En Alemania, concretamente en Berlín, Kerim siente un vacío que lo hace recordar sus experiencias con los fundamentalistas y, sobre todo, las prédicas, que siempre lo conmovieron aunque, según dice, nunca pudo compartir del todo los actos de violencia.

Un tío suyo, Tarik, que vive en Berlín desde hace años -en un barrio cuya descripción recuerda las tan temidas sociedades paralelas- le recomienda que deje atrás todo su pasado.

Pero Kerim, en medio de la confusión, se aferra a su fe que trata de compartir con Amir, el hijo de un inmigrante que es visto por todos como un inútil, y termina convirtiéndolo.

Un punto culminante de la novela es cuando Kerim entra a una universidad y lo que más le atrae es un letrero en letras árabes que dice "Dios es grande". Ese letrero lo lleva, tanto a él como a Amir, a un grupo de oración y después a una mezquita dominada por fundamentalistas.

A más tardar allí, Kerim se encuentra con su pasado, lo que será su perdición. Amir, por su parte, en el contacto con el fundamentalismo, siente por primera vez que su vida tiene un sentido. El camino hacia la integración queda cerrado y al final lo que se vive es una tragedia árabe en un descampado berlinés.

Lo que tiene de alemán la novela -además de la lengua en que está escrita- es la búsqueda por parte del personaje de una identidad más profunda en un proceso que se parece en algo al que suele verse en la tradicional novela de formación (Bildungsroman), cuyo ejemplo más destacado en el "Wilhelm Meister" de Goethe.

Fatah, de padre kurdo-iraquí y madre alemana, nació en Berlín en 1964 y vivió sus primeros años en la extinta República Demócratica Alemana (RDA) pero en 1975 su familia emigró a occidente. En 2001 obtuvo el Premio Aspekte, al mejor debut literario en lengua alemana, y en 2007 el Premio Hilde Domin a la literatura en el exilio.

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