En el verano del 2006, un sondeo de Gallup entre más de 1.000 estadounidenses mostró que uno de cada cuatro estaba a favor de forzar a los musulmanes que viven en Estados Unidos, incluidos los ciudadanos, a portar una identificación especial.
Alrededor de un tercio dijo que los musulmanes que viven en Estados Unidos comprendían el accionar de Al Qaeda y casi un cuarto dijo que no le gustaría tener un vecino musulmán.
Los republicanos, según la encuesta, veían a los musulmanes de forma más negativa que los demócratas e independientes, y se oponían en mayor medida a tener vecinos musulmanes. Menos de la mitad de los encuestados pensaban que los musulmanes eran leales a los Estados Unidos.
Unos pocos meses después del sondeo, oyentes de un programa de radio del área de Washington sugirieron que marcar a los musulmanes con imágenes en forma de medialuna y colocar estampillas especiales en sus documentos era la mejor forma de detectar potenciales terroristas.
Los sondeos son como fotos instantáneas de actitudes, y las actitudes pueden cambiar. Pero algunos incidentes en la campaña electoral presidencial estadounidense del 4 de noviembre, ahora en su etapa final, muestran que el miedo y la sospecha hacia los musulmanes persisten con la misma intensidad y están siendo aprovechados como un arma política.
El ex secretario de Estado Colin Powell se convirtió en el miembro más prominente del "establishment" estadounidense en manifestar el problema cuando rompió con John McCain, el candidato republicano y su amigo personal de décadas, para apoyar a Barack Obama, blanco de una prolongada campaña de activistas que lo presentan como musulmán.
Una de sus razones: "No me preocupa lo que dice el senador McCain, sino lo que dicen los miembros del Partido (Republicano)", dijo en una entrevista televisiva esta semana. "Y está permitido decir cosas como 'bueno, ustedes saben que el señor Obama es musulmán'. Bueno, la respuesta correcta es que no es musulmán, es cristiano. Siempre fue cristiano".
"Pero la verdadera respuesta es, ¿qué tiene si lo es?", continuó Powell.
"¿Está mal ser musulmán en este país? La respuesta es no, eso no es Estados Unidos. ¿Está mal que un niño estadounidense musulmán de siete años crea que puede ser presidente? Sin embargo, he escuchado a altos miembros de mi propio partido sugiriendo que 'Obama es musulmán y puede ser asociado con terroristas'. Así no es como deberían hacerse las cosas en Estados Unidos".
Fue la primera vez que una prominente figura del "establishment" estadounidense refutó las sugerencias de que Obama adhiere al islam diciendo ¿Y qué?, una pregunta que no debería ser sorprendente en un país de inmigrantes que se enorgullece de su diversidad. Pero la asociación es tan tóxica que ni siquiera el propio Obama se hizo esa pregunta.
TEMOR E INTOLERANCIA
Obama niega constantemente la falsa noción de que es musulmán y enfatiza su compromiso con el cristianismo y la asistencia a la iglesia.
La página de internet que creó para desmentir un amplio espectro de rumores remarca que el candidato juró en el Senado por la biblia de su familia. El hecho de que considere necesario destacar esto habla (y fuerte) sobre un clima de temor e intolerancia.
Y también sobre la prudencia de Obama: el primer musulmán en obtener un escaño en la Cámara de Representantes de 435 miembros, Keith Ellison, desató una tormenta de críticas en el ciberespacio cuando llevó una copia del Corán a la ceremonia de juramento del 2007.
El escándalo cedió cuando se supo que el Corán había pertenecido a un estadounidense con una reputación impecable: Thomas Jefferson.
Ellison, demócrata por Minnesota, era el único musulmán en la Cámara hasta marzo pasado, cuando ingresó Andre Carson, demócrata por Indianápolis. El número estimado de musulmanes que viven en Estados Unidos varía de 1,8 a más de 5 millones. (La Oficina del Censo de Estados Unidos no cubre la filiación religiosa).
Mientras la larga campaña electoral llega a su fin, un grupo sin fines de lucro basado en Nueva York y llamado Clarion Fund brindó un ejemplo clásico de cómo el temor a los musulmanes puede usarse con fines políticos.
La fundación pagó a 70 diarios en Ohio, Pensilvania, Michigan, Colorado, Iowa, Florida, Wisconsin, Nevada, New Hampshire y Virginia para que entreguen, como un inserto de publicidad, 28 millones de copias de un documental sobre el islamismo radical.
Se trata de estados fluctuantes donde la disputa entre Obama y McCain está reñida.
El documental de una hora, titulado Obsession - Radical Islam's War against the West - fue producido hace casi tres años y contiene escenas de violencia, desde los ataques del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York hasta imágenes de mítines nazis.
La película no encontró un distribuidor tradicional y se exhibió por primera vez en campus universitarios el año pasado, presentado por el activista de derecha David Horowitz.
¿Entonces por qué se distribuye ahora el DVD? Exclusivamente con fines educacionales, de acuerdo al portavoz de Clarion Fund. No para generar temor.
La carátula del DVD, sin embargo, muestra un mensaje algo diferente. "La amenaza del islamismo radical es el tema más importante que enfrentamos hoy. Pero es un tema que ni los candidatos presidenciales ni los medios están discutiendo abiertamente. Nuestra responsabilidad es asegurarnos de que todos podamos emitir un voto informado en noviembre".
(Puede contactar al autor en Debusmann@Reuters.com)
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