Assmae (Álava). «Todo ha salido muy bien», se alegraba el padre, Rachid Khalladi, de Marruecos. En la foto, recibe el regalo de una barra de pan diaria durante un año. :: ADRIÁN RUIZ DE HIERRO/EFE
Tienen unas cuantas cosas en común: van a ser los mayores de su quinta, esos de los que siempre se ha dicho que gozan de cierta ventaja en los primeros años de escuela, y les tocará celebrar su cumple en pleno día de Año Nuevo, con lo que se perderán una comilona extra y se les juntarán los regalos con los de Nochebuena o Reyes. Todos son capricornio, y tigre en el horóscopo chino, aunque seguro que tanta coincidencia zodiacal no les hace tener caracteres parecidos. Y este año también comparten un rasgo extra: todos han dejado escapar por unos minutos el que habría sido el primer sueldo de sus vidas, el famoso cheque-bebé creado y destruido por Zapatero, esos 2.500 euros por los que muchos adultos estarían dispuestos a sufrir de nuevo la angustia y las apreturas de nacer. Son los primeros niños de 2011, la metáfora visual idónea para representar un año recién estrenado y lleno de posibilidades, pero también un resumen de nuestra sociedad, de lo que es y de lo que será: mientras ellos descubren a la vez la luz del mundo y los flashes de los fotógrafos, sus caras nos dejan ver una España muy diferente a la de hace quince o veinte años.
Si vamos repasando los primeros niños del año en las distintas provincias, veremos que al menos doce tienen uno o los dos progenitores extranjeros: tal vez sean aún más, porque, en algunos de estos partos madrugadores, las familias han preferido que los datos de los padres y el pequeño no se hagan públicos. La primera catalana de 2011, por ejemplo, se llama Jasmine Louahidi y es una barcelonesa de padres marroquíes que nació quince minutos después de la medianoche. Si seguimos por comunidades autónomas, la primera vasca del año ha sido Assmae, vitoriana de padres marroquíes; el primer murciano, Bilal Kamal, también de origen marroquí; el primer navarro, Rayane, de una pareja argelina afincada en Tudela; el primer asturiano, Marcos Miguel, que nació en Cabueñes de padres dominicanos, y el primer andaluz, Ryan, hijo de una jovencísima pareja formada por una chica peruana y un muchacho marroquí. El grupito completo de bebés, doce para cincuenta provincias, supone un reflejo casi exacto de las estadísticas: según las tablas más actualizadas del INE, correspondientes a 2009, el 24% de los bebés nacidos en España tienen algún progenitor extranjero. Ese índice ha experimentado un crecimiento constante desde principios de la década: en 2006, por ejemplo, la proporción era del 20% de los recién nacidos; en 2003, se quedaba en el 14%.
El peso de los inmigrantes en las tablas de natalidad suele estar por encima de su presencia en el conjunto de la sociedad, que, según los datos del padrón, anda por el 12%. La explicación habitual es que las mujeres extranjeras tienden a tener hijos antes, y la estadística lo confirma: la edad media en el momento de nacer el primer hijo supera los 30 años entre las españolas y ronda los 26 entre las madres procedentes de otros países. Se dice también que tienen más niños, y de nuevo la estadística asiente: 1,7 hijos frente a 1,3 entre las españolas. Pero también estos hábitos de vida van cambiando con el tiempo: «La fecundidad de las extranjeras en el momento de llegar al país acostumbra a ser más elevada que unos años más tarde. Principalmente, por dos motivos: en primer lugar, algunas extranjeras que pensaban tener hijos antes de la migración esperan a llegar al país de destino. Y, en segundo lugar, cuando llegan se adaptan poco a poco al ritmo cultural de las mujeres autóctonas», explican los autores del 'Informe de Natalidad de Cataluña: 1992-2010'. Si en 2002 nacían 69 niños por cada mil mujeres extranjeras en edad de procrear, en 2009 la cifra es ya solo de 55.
Las diferencias se atenúan y la mezcla crece: ya se sabe que el corazón no entiende de fronteras, ni de culturas, ni de nada que no sea su especialidad. Los retoños de parejas formadas por un miembro español y otro extranjero adquieren cada vez mayor relevancia en las estadísticas de nacimientos. En 2003 representaban el 5,2% del total; en 2006, el porcentaje había crecido hasta el 6,6%, y en 2009, último ejercicio para el que se tienen datos, alcanzaban ya el 8,7%. Entre nuestros recién nacidos de 2011 figuran unos cuantos hijos de este apasionado cruce de culturas, como Nora Aminata, la primera del año en Cádiz, hija de una sanroqueña y un senegalés, o Sergio, el primero de Ciudad Real, con madre colombiana y padre madrileño. Menos corriente resulta el caso de Ryan Chunga Hinojosa, cuyos progenitores proceden de Perú y Marruecos. «Estábamos estudiando los dos juntos en el instituto y... ¡así ocurrió!», responde Allison Hinojosa con una risita cuando se le hace notar lo poco que se ven relaciones como la suya.
Mucho pan
«Esperaba que naciera antes del final del cheque-bebé, pero no fue así por veinticinco minutos. ¡A cualquiera le iría bien ese dinero!», añade Allison. Ella y el padre de Ryan tienen 19 y 18 años y están en paro, una penosa circunstancia que comparten con buena parte de estos nuevos padres, golpeados con dureza por la crisis. En algunas provincias, a falta de euros, los pequeños han llegado con un montón de panes debajo del brazo, por gentileza del gremio correspondiente: en Álava, la Asociación de Panaderos obsequiará con una barra diaria durante un año a las familias de la primera niña, Assmae, y el primer niño, Abdelaziz, de origen mauritano; mientras que en Lérida la familia de Kaasem, de procedencia argelina, disfrutará gratis no solo del pan, sino también de 'tortell' de Reyes, 'coques de recapte', mona de Pascua y 'panellets'.
Tal vez así, a través de las delicias de la repostería tradicional, se prevenga esa supuesta disolución de la identidad que parece preocupar mucho en ciertos círculos. Cataluña, Baleares y La Rioja son las comunidades con mayor proporción de nacimientos de madre extranjera, en torno al 30%, pero el azar ha querido que, en tres de las cuatro provincias catalanas, el primer niño del año haya venido al mundo en el seno de familias magrebíes. Y a cierta gente el detalle le ha sentado muy mal: el presidente de Plataforma Per Catalunya, la formación que con más éxito explota en España esa mezcla de populismo y xenofobia tan pujante en toda Europa, sólo ha querido dar la bienvenida al niño de Gerona, hijo de catalanes de toda la vida: «La población musulmana crece a un ritmo muy superior a la autóctona y esto va a traer sin duda unas consecuencias nefastas para nuestra cultura e identidad», ha dicho Josep Anglada. Por fortuna, nuestros bebés siguen ajenos a debates y desaires, convencidos de que en este mundo al que acaban de llegar solo existe la buena leche.
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