Un hombre exhibe una boleta con un voto a favor de la separación de Sudán - AP
Si bien los resultados definitivos del referéndum se conocerán dentro de algunas semanas, todo indica que la gran mayoría de la población votó por la independencia. Uno de los temas más preocupantes, es la situación de millones de sureños que viven en el norte de Sudán. ¿Qué ocurrirá con ellos si el sur se independiza?
Este mes se llevó a cabo la votación por parte de los sudaneses del sur para decidir si se separan del país más grande de África. Los resultados aún no se conocen, pero cifras preliminares muestran que el 98% dio el si por la independencia. La consulta se hizo como parte de un acuerdo de paz sellado en el 2005, que puso fin a 22 años de guerra civil entre el sur, cristiano y animista, y el norte, musulmán y árabe.
Pero hay una problemática que afecta a los sureños residentes en el norte de Sudán. Muchos de ellos vuelven fascinados a su tierra por la concertación de sus sueños de independencia pero, sin embargo, otros ya tienen sus vidas formadas en el norte. Algunas personas poseen su casa, su decente empleo y sus hijos en el Norte, por lo tanto el regreso a casa es difícil.
Por otra parte, temen a los posibles ataques de los sudaneses del norte indignados por la decisión. Otros, por el contrario, no quieren regresar a un sur empobrecido, a un territorio carente de infraestructura. A lo largo de los años, los sureños se fueron ajustando a la situación social en el norte, sujetos a discriminación, a veces hasta violencia y teniendo que adaptarse a las costumbres islámicas.
Los norteños y los sureños se enfrentaron en el pasado. Después de la muerte en el 2005 del líder sureño John Garang en un accidente de aviación, los sureños en el norte protestaron, ya que sospechaban que se trató de un asesinato.
Las manifestaciones provocaron hechos de violencia que dejaron unos 50 muertos y casas y comercios destruidos. La inquietud entre los sureños que siguen en el norte crece rápidamente ante las amenazas de las autoridades, quienes afirman que si el sur de independiza, serán despojados de su nacionalidad y sus empleos.
Funcionarios indicaron que los sureños empleados por el gobierno (un 20% de la fuerza laboral del gobierno en cumplimiento de los acuerdos de paz) serán despedidos si el país se divide. Tampoco recibirán ciudadanía dual. Todavía no está claro si los sureños podrán elegir entre una u otra o si se les quitará su ciudadanía sudanesa. Todas estas problemáticas serán discutidas en las negociaciones que se están llevando a cabo.
Gran parte de los norteños están alarmados con la perspectiva de perder una buena parte de la nación. "Es como si nos arrancaran parte del cuerpo", comparó Mohamed al-Hafez, un estudiante universitario norteño de 22 años. “Para nosotros, hay un solo Sudán”, agregó el joven. No solamente la secesión se da en Sudán. En otras naciones como Egipto y El Líbano, crecen las divisiones entre grupos étnicos y religiosos. Mientras tanto, en Sudán se esperan las conclusiones de las negociaciones acerca del futuro de los sureños, un futuro lleno de incertidumbre, temor y vulnerabilidad.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Si bien los resultados definitivos del referéndum se conocerán dentro de algunas semanas, todo indica que la gran mayoría de la población votó por la independencia. Uno de los temas más preocupantes, es la situación de millones de sureños que viven en el norte de Sudán. ¿Qué ocurrirá con ellos si el sur se independiza?
Este mes se llevó a cabo la votación por parte de los sudaneses del sur para decidir si se separan del país más grande de África. Los resultados aún no se conocen, pero cifras preliminares muestran que el 98% dio el si por la independencia. La consulta se hizo como parte de un acuerdo de paz sellado en el 2005, que puso fin a 22 años de guerra civil entre el sur, cristiano y animista, y el norte, musulmán y árabe.
Pero hay una problemática que afecta a los sureños residentes en el norte de Sudán. Muchos de ellos vuelven fascinados a su tierra por la concertación de sus sueños de independencia pero, sin embargo, otros ya tienen sus vidas formadas en el norte. Algunas personas poseen su casa, su decente empleo y sus hijos en el Norte, por lo tanto el regreso a casa es difícil.
Por otra parte, temen a los posibles ataques de los sudaneses del norte indignados por la decisión. Otros, por el contrario, no quieren regresar a un sur empobrecido, a un territorio carente de infraestructura. A lo largo de los años, los sureños se fueron ajustando a la situación social en el norte, sujetos a discriminación, a veces hasta violencia y teniendo que adaptarse a las costumbres islámicas.
Los norteños y los sureños se enfrentaron en el pasado. Después de la muerte en el 2005 del líder sureño John Garang en un accidente de aviación, los sureños en el norte protestaron, ya que sospechaban que se trató de un asesinato.
Las manifestaciones provocaron hechos de violencia que dejaron unos 50 muertos y casas y comercios destruidos. La inquietud entre los sureños que siguen en el norte crece rápidamente ante las amenazas de las autoridades, quienes afirman que si el sur de independiza, serán despojados de su nacionalidad y sus empleos.
Funcionarios indicaron que los sureños empleados por el gobierno (un 20% de la fuerza laboral del gobierno en cumplimiento de los acuerdos de paz) serán despedidos si el país se divide. Tampoco recibirán ciudadanía dual. Todavía no está claro si los sureños podrán elegir entre una u otra o si se les quitará su ciudadanía sudanesa. Todas estas problemáticas serán discutidas en las negociaciones que se están llevando a cabo.
Gran parte de los norteños están alarmados con la perspectiva de perder una buena parte de la nación. "Es como si nos arrancaran parte del cuerpo", comparó Mohamed al-Hafez, un estudiante universitario norteño de 22 años. “Para nosotros, hay un solo Sudán”, agregó el joven. No solamente la secesión se da en Sudán. En otras naciones como Egipto y El Líbano, crecen las divisiones entre grupos étnicos y religiosos. Mientras tanto, en Sudán se esperan las conclusiones de las negociaciones acerca del futuro de los sureños, un futuro lleno de incertidumbre, temor y vulnerabilidad.
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