Arteixo (A Coruña), 6/9/2009,lavozdegalicia.es
Unos 300 practicantes. Esa es la población musulmana que hay en el término municipal de Arteixo. «Claro que todos no pueden venir a orar al mismo tiempo a la mezquita porque no cabrían», comenta Khalifa. Cinco veces al día son las que tienen que rezar los seguidores de la religión del islam, pero no tienen por qué hacerlo en la mezquita, aunque es mejor. «Es a última hora, en el quinto rezo cuando esto está lleno porque es cuando ya se ha terminado el trabajo», añade.
Con todo, la mezquita, ubicada en el bajo de un edificio, empieza a ser pequeña. Lo que pretende la comunidad es ampliarla. «La intención es poder tener más espacio. Eso también permitiría venir a rezar aquí a las mujeres. Porque los hombres y las mujeres deben orar en espacios separados», explica Khalifa. Pero ese es también un local que hace las veces de centro social. En los días que dura el ramadán, algunos miembros de la comunidad llevan comida para los que no tienen opción o tiempo de elaborarla. «La hacen algunos vecinos y luego aquí viene la gente, bueno tres o cuatro, para llevarla para comer cuando rompen el ayuno», apunta Abel.
Celebración
Lo que acostumbran a tener es sopa, dátiles y pasteles. Luego, el día posterior al remate del ramadán, hacen una fiesta en la comunidad. Cada uno lleva una comida típica para compartir. Tras la oración comen juntos. Los hay de todas partes: marroquíes, argelinos o gallegos seguidores del islam.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Unos 300 practicantes. Esa es la población musulmana que hay en el término municipal de Arteixo. «Claro que todos no pueden venir a orar al mismo tiempo a la mezquita porque no cabrían», comenta Khalifa. Cinco veces al día son las que tienen que rezar los seguidores de la religión del islam, pero no tienen por qué hacerlo en la mezquita, aunque es mejor. «Es a última hora, en el quinto rezo cuando esto está lleno porque es cuando ya se ha terminado el trabajo», añade.
Con todo, la mezquita, ubicada en el bajo de un edificio, empieza a ser pequeña. Lo que pretende la comunidad es ampliarla. «La intención es poder tener más espacio. Eso también permitiría venir a rezar aquí a las mujeres. Porque los hombres y las mujeres deben orar en espacios separados», explica Khalifa. Pero ese es también un local que hace las veces de centro social. En los días que dura el ramadán, algunos miembros de la comunidad llevan comida para los que no tienen opción o tiempo de elaborarla. «La hacen algunos vecinos y luego aquí viene la gente, bueno tres o cuatro, para llevarla para comer cuando rompen el ayuno», apunta Abel.
Celebración
Lo que acostumbran a tener es sopa, dátiles y pasteles. Luego, el día posterior al remate del ramadán, hacen una fiesta en la comunidad. Cada uno lleva una comida típica para compartir. Tras la oración comen juntos. Los hay de todas partes: marroquíes, argelinos o gallegos seguidores del islam.
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