El nombre de Córdoba ha entrado con fuerza en el mundo de la decoración gracias a los cordobanes, una técnica de cuero repujado que se desarrolló en la Córdoba musulmana del siglo VIII y que adorna casas señoriales como la de la Duquesa de Alba o la Infanta Cristina.
Así lo ha explicado a Efe uno de estos artesanos, Carlos Lara, que lleva 18 años trabajando en la empresa cordobesa Meryan y destaca que el cordobán utiliza el cuero de cabra o cordero para hacer calzados, cinturones, adornos y productos de todo tipo, que han sido un símbolo de identidad de la ciudad, puesto que las instituciones lo ofrecen como regalo a muchas personas importantes que visitan la ciudad, entre ellas a los miembros de la Casa Real.
Esta técnica se complementa con el guadamecí, técnica que procedía de la ciudad norteafricana de Ghadamés, y que consiste en el pintado del cuero repujado, un arte que tuvo mucho éxito hasta el siglo XVIII pero que entró en declive debido a la industrialización del tejido, lo que provocó que se sustituyeran los revestimientos de cuero en las paredes por telas o murales de papeles que procedían de Japón.
Además de la piel, los artesanos utilizan la planta denominada zumaque para dar más resistencia y suavidad al cordobán, mientras que el guadamecí usa una fina capa de plata para que el policromado de la piel dure más tiempo.
Meryan fabrica desde fundas de peine con cuero o tableros de ajedrez hasta baúles, productos cuyo precio puede oscilar desde los tres euros hasta los 4.000, aunque cuenta Lara que han tenido encargos personales más caros, como el cuadro de un árbol genealógico, que puede ascender a los 15.000 euros.
No obstante, Lara explica que aunque en un principio los productos estaban ligados a las clases sociales altas, "ahora los puede adquirir cualquiera", aunque también es cierto que importantes figuras de la nobleza española o los jeques árabes siguen comprando el cordobán para adornar sus palacios.
Uno de los pocos trabajos que aún siguen realizándose mano a mano y en el que sólo en esta empresa cordobesa trabajan más de 50 personas que tardan una media de 8 días en acabar sus productos, aunque depende también del tipo de obra.
Ahora afronta la crisis y disminuye sus ventas como cualquier otro sector, aunque Córdoba fue y sigue siendo el primer centro productor de cordobanes, que alcanzaron mucha fama en Europa occidental y las colonias americanas de España, donde un día tuvieron que dictarse órdenes para restringir su comercio exterior con el fin de evitar la escasez y el encarecimiento en el mercado peninsular.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Así lo ha explicado a Efe uno de estos artesanos, Carlos Lara, que lleva 18 años trabajando en la empresa cordobesa Meryan y destaca que el cordobán utiliza el cuero de cabra o cordero para hacer calzados, cinturones, adornos y productos de todo tipo, que han sido un símbolo de identidad de la ciudad, puesto que las instituciones lo ofrecen como regalo a muchas personas importantes que visitan la ciudad, entre ellas a los miembros de la Casa Real.
Esta técnica se complementa con el guadamecí, técnica que procedía de la ciudad norteafricana de Ghadamés, y que consiste en el pintado del cuero repujado, un arte que tuvo mucho éxito hasta el siglo XVIII pero que entró en declive debido a la industrialización del tejido, lo que provocó que se sustituyeran los revestimientos de cuero en las paredes por telas o murales de papeles que procedían de Japón.
Además de la piel, los artesanos utilizan la planta denominada zumaque para dar más resistencia y suavidad al cordobán, mientras que el guadamecí usa una fina capa de plata para que el policromado de la piel dure más tiempo.
Meryan fabrica desde fundas de peine con cuero o tableros de ajedrez hasta baúles, productos cuyo precio puede oscilar desde los tres euros hasta los 4.000, aunque cuenta Lara que han tenido encargos personales más caros, como el cuadro de un árbol genealógico, que puede ascender a los 15.000 euros.
No obstante, Lara explica que aunque en un principio los productos estaban ligados a las clases sociales altas, "ahora los puede adquirir cualquiera", aunque también es cierto que importantes figuras de la nobleza española o los jeques árabes siguen comprando el cordobán para adornar sus palacios.
Uno de los pocos trabajos que aún siguen realizándose mano a mano y en el que sólo en esta empresa cordobesa trabajan más de 50 personas que tardan una media de 8 días en acabar sus productos, aunque depende también del tipo de obra.
Ahora afronta la crisis y disminuye sus ventas como cualquier otro sector, aunque Córdoba fue y sigue siendo el primer centro productor de cordobanes, que alcanzaron mucha fama en Europa occidental y las colonias americanas de España, donde un día tuvieron que dictarse órdenes para restringir su comercio exterior con el fin de evitar la escasez y el encarecimiento en el mercado peninsular.
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