El 'sebilj' o fuente pública de la plaza Bascarsija de Sarajevo- BORJA VARGAS
Diez motivos para visitar una ciudad nuevamente optimista que supera las dolorosas cicatrices de su historia reciente gracias a su riqueza histórica y una animada oferta de cultura y ocio
Las historias de terror en Sarajevo acabaron hace tiempo. Son hasta difíciles de imaginar observando cómo goza la gente sentada en las numerosas terrazas del centro histórico. Los créditos y ayudas internacionales han logrado devolver la dignidad a una ciudad abocada a la barbarie bélica. Las cicatrices de la peor guerra civil europea de finales del siglo XX prácticamente han desaparecido. Sólo algunos curiosos siguen buscando los escasos edificios que todavía lucen los estragos de la artillería serbia.
Vista del Puente Latino de Sarajevo, escenario del asesinato del archiduque Francisco Fernando, detonante de la Primera Guerra Mundial- BORJA VARGAS
Sarajevo se convirtió, desgraciadamente, en la ciudad más famosa en 1992, superando incluso a la flamante Barcelona olímpica, al comenzar el sitio serbio. Pero desde el final de la guerra de Bosnia (1995) permaneció en el silencio informativo, para llevar a cabo un profundo y necesario proceso de reconstrucción. En 2003 la ciudad quedó totalmente reformada y presenta su actual aspecto de ciudad elegante, chic y moderna.
Un lujo para los sentidos y para el espíritu, como lo es su fascinante historia. Fundada por los conquistadores otomanos en el siglo XV, se convirtió en poco tiempo en la ciudad más importante del imperio en la región. Floreció en el rico valle del río Miljackay como importante núcleo comercial y crisol de culturas. Tanto que llegó a ser la Jerusalén de Europa. Musulmanes, ortodoxos, católicos y judíos cohabitaron durante siglos, mezclándose, casándose, viviendo sin prisa.
Hoy Sarajevo intenta recuperar esa esencia cosmopolita. Orgullosa, mira hacia delante, vive su belle epoque. La capital de Bosnia-Herzegovina muestra (y a precios muy asequibles) su gran belleza: el empedrado de sus calles, su magnífica mezcla de arquitectura turca, gótica y barroca, el skyline de minaretes, y, sobre todo, el sosegado carácter de sus gentes. El bucólico paisaje que la rodea, repleto de montañas para largas caminatas y encantos naturales, cierra el círculo. Bienvenidos a Miss Sarajevo.
01 Un barrio del siglo XV
Caminar a través de Bascarsija, en pleno corazón de la ciudad, sirve para adentrarse en el Sarajevo otomano. La construcción del barrio se inició en 1462 y alcanzó su culminación a mediados del siglo XVI. Sus calles todavía llevan los nombres de más de 80 oficios que operaban aquí en su apogeo. La fuente pública Sebilj, símbolo de Sarajevo, se encuentra en el centro y fue construida a mediados del siglo XVIII.
Esta plaza, casi siempre atestada de viandantes haciéndose paso entre las palomas que se arremolinan en el Seblij, es el lugar perfecto para descansar y comer, para fumar una cachimba con calma, para pasear o buscar alguna ganga en sus numerosas tiendas de recuerdos. Tras unas dosis de ocio es adecuado empaparse del aspecto religioso de la ciudad visitando sus templos, que esconden gran riqueza y diversidad. La noche será momento de volver a recrearse bebiendo cócteles en las terrazas del centro histórico.
02 La gran mezquita
El templo más importante de culto islámico en Bosnia y Herzegovina, la mezquita de Gazi Husrev Bey, fue construido en 1531, y supera al resto por su valor arquitectónico y sus dimensiones. Otras como la mezquita imperial, la de Mehmedbey o la Skenderlia, asemejan miniaturas a su lado. De 1995 a 1997 se llevó cabo una amplia restauración ya que fue dañada durante la guerra de Bosnia. Actualmente luce todo su esplendor y es visita obligada.
03 La Notre Dame de Sarajevo
La Catedral católica de Jesús del Sagrado Corazón es la más grande de Bosnia y Herzegovina. Comúnmente es conocida como la catedral de Sarajevo. Fue construida en 1889 en estilo neogótico y el autor se fijó en la catedral de Notre Dame, en Dijon (Francia), para este edificio monumental. Este templo conforma la silueta de la ciudad al igual que otros edificios religiosos. El paisaje urbano de Sarajevo se completa en unos pocos cientos de metros con los principales centros de culto ortodoxos, musulmanes, judíos y demás iglesias católicas.
04 La tolerancia del sultán Abdul
La Iglesia de la Santa Madre es la mayor casa de culto serbio ortodoxa en Sarajevo. Fue construido en 1868 hacia el final del imperio otomano, por el arquitecto macedonio Andrija Damjanov. El interior está profusamente decorado con iconos realizados por rusos enviados por el zar Alejandro II. Como una prueba de la tolerancia religiosa, el sultán Abdul Aziz donó 500 ducados de oro para su construcción.
05 La sinagoga asquenazí
Es la única activa en la capital actualmente pero durante la historia de la ciudad se han documentado tres más. La sinagoga asquenazí de Sarajevo está situada en la orilla izquierda del río Miljacka y fue construida en 1902 en estilo neomudejar o morisco, muy popular bajo el imperio austrohúngaro. En 1966 la sinagoga fue dividida en dos niveles. Durante la guerra fue gravemente dañada y ahora está en la última fase de su reconstrucción.
06 Antes de la europeización
La casa museo Svrzo representa una auténtica casa de un noble del siglo XVIII. Fue construida durante la época otomana y simboliza la vida de una persona acomodada de aquella época. La casa se compone de secciones separadas para hombres, mujeres y sirvientes, así como de patios y jardines. Hoy en día, la casa Svrzo casa está abierta para visitantes y representa la arquitectura de Bosnia antes de la europeización de la región.
07 ¡Han asesinado al archiduque!
Al cruzar el Puente Latino, entramos en otro espacio de Sarajevo cargado de historia, el lugar donde se produjo el detonante de la Primera Guerra Mundial. Allí, un nacionalista serbio asesinó al archiduque de Austria Franz Ferdinand, o Francisco Fernando, el 28 de Junio de 1914, precipitando el primer conflicto a gran escala de los tiempos modernos. En el cruce de las calles Obala Kulina bana y Zelenih Beretki hay una placa que recuerda este hecho histórico.
El viajero debe detenerse ante el Haggadah de Sarajevo, en el Museo Nacional de Bosnia y Herzegovina, un interesantísimo volumen del siglo XIV de gran valor para el pueblo judío. Manuscrito sobre piel de becerro blanqueada e iluminado en oro y cobre, narra el éxodo israelita de Egipto guiados por Moisés. La lectura y recitación de este libro es el aspecto fundamental de la Pascua judía, y ha sido fundamental en el mantenimiento y conformación de la identidad judía, pues fue realizada con un claro carácter didáctico, para ganar la atención de los niños.
08 Pasado militar, presente senderista
La vieja fortaleza de Hodidjed está dedicada hoy a la vida contemplativa y al senderismo. Entre sus torreones y grandes puertas, destacan la Bijela tabija (Puerta Blanca - que tuvo su origen en la antigua ciudad de Hodidjed) y Zuta tabija (Puerta Amarilla), que se completó en 1809. Este espacio amurallado premia a quienes llegan hasta él con la música sincrética que ofrece Sarajevo: la que producen los ecos del adhan (llamada al rezo islámico) y el sonido de las campanadas, con preciosas vistas de la ciudad de fondo. La bajada de nuevo a la bulliciosa plaza de Bascarsija puede completarse visitando el impactante cementerio de Kova?i.
09 Filosofía nocturna
Uno de los mayores placeres que ofrece Sarajevo es tomarse una cerveza Sarajevsko en alguna de las infinitas y apacibles terrazas del centro histórico. Además del refrigerio, permite paladear la vida relajada, distendida y feliz de esta ciudad. Para practicar esta filosofía se puede empezar con un té y una cachimba de manzana en el Morican Han (Saraci 77), seguir con unos cócteles en el Central Café (Strosmajerova, 1) y luego dejarse llevar por la gente hasta The Club (Titova 7), donde los propios de Sarajevo muestran su cara más salvaje. Este amplio restaurante y discoteca sirve igual para cenar, tomarse unas copas o desmadrarse, y volver de madrugada al hotel.
10 Escapada a Mostar
La cercana Mostar -a unos 60 kilómetros de Sarajevo- merece la pena. Es una preciosa ciudad entre altas montañas que esconde un reclamo de gran interés, el Puente Viejo (Stari Most), uno de los monumentos históricos más famosos de la antigua Yugoslavia. Además de una de las últimas obras del sultán otomano Solimán el Magnífico, y construido en 1566, fue volado por fuerzas croatas en noviembre de 1993, convirtiéndose en un símbolo del conflicto bélico. El nuevo puente de Mostar, culminado en 2004, es una réplica exacta del anterior y sus 1.088 piedras fueron talladas con los mismos instrumentos y técnicas tradicionales que se utilizaron en el siglo XVI. Hoy los jóvenes y turistas más atrevidos lo utilizan como temerario trampolín para darse un chapuzón en las aguas del río Neretva.
Una señora entre las bombas
Durante el sitio de Sarajevo, en medio del caos, algunos ciudadanos crearon un concurso de belleza y eligieron a una joven como Miss Sarajevo. Ella, junto con otras personas, portó una pancarta que pedía que la sociedad internacional reaccionara y no les dejara morir, que no dejara desaparecer los encantos de aquella ciudad tan notable en muchos aspectos. En la actualidad la belleza de Sarajevo se presenta a veces igual de efímera y frágil y en otras ocasiones eterna e inmortal, como la ciudad abierta y cosmopolita que siempre ha sido.
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Diez motivos para visitar una ciudad nuevamente optimista que supera las dolorosas cicatrices de su historia reciente gracias a su riqueza histórica y una animada oferta de cultura y ocio
Las historias de terror en Sarajevo acabaron hace tiempo. Son hasta difíciles de imaginar observando cómo goza la gente sentada en las numerosas terrazas del centro histórico. Los créditos y ayudas internacionales han logrado devolver la dignidad a una ciudad abocada a la barbarie bélica. Las cicatrices de la peor guerra civil europea de finales del siglo XX prácticamente han desaparecido. Sólo algunos curiosos siguen buscando los escasos edificios que todavía lucen los estragos de la artillería serbia.
Vista del Puente Latino de Sarajevo, escenario del asesinato del archiduque Francisco Fernando, detonante de la Primera Guerra Mundial- BORJA VARGAS
Sarajevo se convirtió, desgraciadamente, en la ciudad más famosa en 1992, superando incluso a la flamante Barcelona olímpica, al comenzar el sitio serbio. Pero desde el final de la guerra de Bosnia (1995) permaneció en el silencio informativo, para llevar a cabo un profundo y necesario proceso de reconstrucción. En 2003 la ciudad quedó totalmente reformada y presenta su actual aspecto de ciudad elegante, chic y moderna.
Un lujo para los sentidos y para el espíritu, como lo es su fascinante historia. Fundada por los conquistadores otomanos en el siglo XV, se convirtió en poco tiempo en la ciudad más importante del imperio en la región. Floreció en el rico valle del río Miljackay como importante núcleo comercial y crisol de culturas. Tanto que llegó a ser la Jerusalén de Europa. Musulmanes, ortodoxos, católicos y judíos cohabitaron durante siglos, mezclándose, casándose, viviendo sin prisa.
Hoy Sarajevo intenta recuperar esa esencia cosmopolita. Orgullosa, mira hacia delante, vive su belle epoque. La capital de Bosnia-Herzegovina muestra (y a precios muy asequibles) su gran belleza: el empedrado de sus calles, su magnífica mezcla de arquitectura turca, gótica y barroca, el skyline de minaretes, y, sobre todo, el sosegado carácter de sus gentes. El bucólico paisaje que la rodea, repleto de montañas para largas caminatas y encantos naturales, cierra el círculo. Bienvenidos a Miss Sarajevo.
01 Un barrio del siglo XV
Caminar a través de Bascarsija, en pleno corazón de la ciudad, sirve para adentrarse en el Sarajevo otomano. La construcción del barrio se inició en 1462 y alcanzó su culminación a mediados del siglo XVI. Sus calles todavía llevan los nombres de más de 80 oficios que operaban aquí en su apogeo. La fuente pública Sebilj, símbolo de Sarajevo, se encuentra en el centro y fue construida a mediados del siglo XVIII.
Esta plaza, casi siempre atestada de viandantes haciéndose paso entre las palomas que se arremolinan en el Seblij, es el lugar perfecto para descansar y comer, para fumar una cachimba con calma, para pasear o buscar alguna ganga en sus numerosas tiendas de recuerdos. Tras unas dosis de ocio es adecuado empaparse del aspecto religioso de la ciudad visitando sus templos, que esconden gran riqueza y diversidad. La noche será momento de volver a recrearse bebiendo cócteles en las terrazas del centro histórico.
02 La gran mezquita
El templo más importante de culto islámico en Bosnia y Herzegovina, la mezquita de Gazi Husrev Bey, fue construido en 1531, y supera al resto por su valor arquitectónico y sus dimensiones. Otras como la mezquita imperial, la de Mehmedbey o la Skenderlia, asemejan miniaturas a su lado. De 1995 a 1997 se llevó cabo una amplia restauración ya que fue dañada durante la guerra de Bosnia. Actualmente luce todo su esplendor y es visita obligada.
03 La Notre Dame de Sarajevo
La Catedral católica de Jesús del Sagrado Corazón es la más grande de Bosnia y Herzegovina. Comúnmente es conocida como la catedral de Sarajevo. Fue construida en 1889 en estilo neogótico y el autor se fijó en la catedral de Notre Dame, en Dijon (Francia), para este edificio monumental. Este templo conforma la silueta de la ciudad al igual que otros edificios religiosos. El paisaje urbano de Sarajevo se completa en unos pocos cientos de metros con los principales centros de culto ortodoxos, musulmanes, judíos y demás iglesias católicas.
04 La tolerancia del sultán Abdul
La Iglesia de la Santa Madre es la mayor casa de culto serbio ortodoxa en Sarajevo. Fue construido en 1868 hacia el final del imperio otomano, por el arquitecto macedonio Andrija Damjanov. El interior está profusamente decorado con iconos realizados por rusos enviados por el zar Alejandro II. Como una prueba de la tolerancia religiosa, el sultán Abdul Aziz donó 500 ducados de oro para su construcción.
05 La sinagoga asquenazí
Es la única activa en la capital actualmente pero durante la historia de la ciudad se han documentado tres más. La sinagoga asquenazí de Sarajevo está situada en la orilla izquierda del río Miljacka y fue construida en 1902 en estilo neomudejar o morisco, muy popular bajo el imperio austrohúngaro. En 1966 la sinagoga fue dividida en dos niveles. Durante la guerra fue gravemente dañada y ahora está en la última fase de su reconstrucción.
06 Antes de la europeización
La casa museo Svrzo representa una auténtica casa de un noble del siglo XVIII. Fue construida durante la época otomana y simboliza la vida de una persona acomodada de aquella época. La casa se compone de secciones separadas para hombres, mujeres y sirvientes, así como de patios y jardines. Hoy en día, la casa Svrzo casa está abierta para visitantes y representa la arquitectura de Bosnia antes de la europeización de la región.
07 ¡Han asesinado al archiduque!
Al cruzar el Puente Latino, entramos en otro espacio de Sarajevo cargado de historia, el lugar donde se produjo el detonante de la Primera Guerra Mundial. Allí, un nacionalista serbio asesinó al archiduque de Austria Franz Ferdinand, o Francisco Fernando, el 28 de Junio de 1914, precipitando el primer conflicto a gran escala de los tiempos modernos. En el cruce de las calles Obala Kulina bana y Zelenih Beretki hay una placa que recuerda este hecho histórico.
El viajero debe detenerse ante el Haggadah de Sarajevo, en el Museo Nacional de Bosnia y Herzegovina, un interesantísimo volumen del siglo XIV de gran valor para el pueblo judío. Manuscrito sobre piel de becerro blanqueada e iluminado en oro y cobre, narra el éxodo israelita de Egipto guiados por Moisés. La lectura y recitación de este libro es el aspecto fundamental de la Pascua judía, y ha sido fundamental en el mantenimiento y conformación de la identidad judía, pues fue realizada con un claro carácter didáctico, para ganar la atención de los niños.
08 Pasado militar, presente senderista
La vieja fortaleza de Hodidjed está dedicada hoy a la vida contemplativa y al senderismo. Entre sus torreones y grandes puertas, destacan la Bijela tabija (Puerta Blanca - que tuvo su origen en la antigua ciudad de Hodidjed) y Zuta tabija (Puerta Amarilla), que se completó en 1809. Este espacio amurallado premia a quienes llegan hasta él con la música sincrética que ofrece Sarajevo: la que producen los ecos del adhan (llamada al rezo islámico) y el sonido de las campanadas, con preciosas vistas de la ciudad de fondo. La bajada de nuevo a la bulliciosa plaza de Bascarsija puede completarse visitando el impactante cementerio de Kova?i.
09 Filosofía nocturna
Uno de los mayores placeres que ofrece Sarajevo es tomarse una cerveza Sarajevsko en alguna de las infinitas y apacibles terrazas del centro histórico. Además del refrigerio, permite paladear la vida relajada, distendida y feliz de esta ciudad. Para practicar esta filosofía se puede empezar con un té y una cachimba de manzana en el Morican Han (Saraci 77), seguir con unos cócteles en el Central Café (Strosmajerova, 1) y luego dejarse llevar por la gente hasta The Club (Titova 7), donde los propios de Sarajevo muestran su cara más salvaje. Este amplio restaurante y discoteca sirve igual para cenar, tomarse unas copas o desmadrarse, y volver de madrugada al hotel.
10 Escapada a Mostar
La cercana Mostar -a unos 60 kilómetros de Sarajevo- merece la pena. Es una preciosa ciudad entre altas montañas que esconde un reclamo de gran interés, el Puente Viejo (Stari Most), uno de los monumentos históricos más famosos de la antigua Yugoslavia. Además de una de las últimas obras del sultán otomano Solimán el Magnífico, y construido en 1566, fue volado por fuerzas croatas en noviembre de 1993, convirtiéndose en un símbolo del conflicto bélico. El nuevo puente de Mostar, culminado en 2004, es una réplica exacta del anterior y sus 1.088 piedras fueron talladas con los mismos instrumentos y técnicas tradicionales que se utilizaron en el siglo XVI. Hoy los jóvenes y turistas más atrevidos lo utilizan como temerario trampolín para darse un chapuzón en las aguas del río Neretva.
Una señora entre las bombas
Durante el sitio de Sarajevo, en medio del caos, algunos ciudadanos crearon un concurso de belleza y eligieron a una joven como Miss Sarajevo. Ella, junto con otras personas, portó una pancarta que pedía que la sociedad internacional reaccionara y no les dejara morir, que no dejara desaparecer los encantos de aquella ciudad tan notable en muchos aspectos. En la actualidad la belleza de Sarajevo se presenta a veces igual de efímera y frágil y en otras ocasiones eterna e inmortal, como la ciudad abierta y cosmopolita que siempre ha sido.
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