Lisboa,27/07/2016,abc.es,FRANCISCO CHACÓN
El Ayuntamiento socialista de Lisboa destina tres millones de euros a su construcción, semilla para la polémica
El Ayuntamiento socialista de Lisboa va a desembolsar tres millones de euros para que se destinen tres bloques de la Rua da Palma como nueva mezquita. Y la polémica ya está servida: ¿No es un coste excesivo para las maltrechas arcas municipales? ¿Realmente puede considerarse una prioridad en el vecindario?
El caso es que los planes oficiales contemplan finales de 2017 o principios de 2018 como fechas para finalizar su puesta en marcha, previo pago de 1,4 millones de euros a las empresas que ocupan los bajos de los edificios comprendidos entre los números 248 y 264 de la calle colindante con la Plaza de Martim Moniz. Una cantidad a la que hay que sumar los 1,5 millones de euros en que se presupuestaron sus necesidades básicas de rehabilitación.
Los inmuebles limitan por el otro lado con la Rua do Benformoso, epicentro de la Mouraria, el barrio más árabe de la capital portuguesa (tal cual indica su propio nombre, que significa «morería»).
Pero precisamente allí se ubica la mezquita que ya desarrolla sus actividades en la zona, para la que debe ascenderse una empinada cuesta antes de llegar al Beco de Sao Marçal, un callejón sin salida donde se alza el enclave.
Según fuentes municipales, el objetivo ahora se centra en «servir a la comunidad musulmana, ya que la mezquita existente no reúne las condiciones óptimas».
El primer paso sería iniciar las labores de demolición de los deteriorados bloques, mientras que el colectivo árabe del área se compromete a tomar el relevo de la financiación a partir de entonces. Se da la circunstancia de que la Confederación Nacional de Cooperativas Agrícolas ocupa uno de los espacios, pero el Consistorio ya trabaja para su reubicación.
Según el alcalde de Lisboa, Fernando Medina, poner en pie la mezquita es «un síntoma de apertura, como decir a todos que son bienvenidos».
La controversia generada también tiene que ver con el hecho de que la Mouraria lleva años siendo un distrito deteriorado y aún quedan restos visibles, pues el tráfico de drogas continúa ejerciéndose en las proximidades.
Los mensajes de protesta no se han hecho esperar en las redes sociales: «¿Para eso pagamos impuestos, para que construyan otra mezquita?», «Lo que faltaba», «Si se hace, será una vergüenza» «¿Es que no hay otros barrios degradados donde invertir ese dinero?». Más por las cantidades en liza que por cuestiones de intolerancia en una ciudad acostumbrada a los vínculos con las antiguas colonias.
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