viernes, 4 de septiembre de 2009

De superheroínas y superhéroes

Madrid,4 Septiembre 2009,gente5.telecinco.es, Kamala Orozco.

Algunos de los '99'

Ahora que Disney ha comprado la Marvel y que no sabemos qué será de nuestros superhéroes clásicos, como bien nos contaban Pachi y los compañeros de La 7 Noticias, me he acordado de una noticia que leí hace unas semanas.

Parece ser que la productora Endemol, la de Gran Hermano, está pensando en llevar a la tele, británica, un cómic que se está haciendo muy popular: ‘Los 99′ o ‘La leyenda de los 99′.

Se trata de 99 superheroínas y superhéroes que tienen un superpoder: un atributo de Alá. Es decir, no reciben sus poderes de la picadura de un bicho, por ser extraterrestres o porque hayan caído en una marmita de poción mágica, sino que encuentran una cualidad que el Corán atribuye a Alá (misericordia, fortaleza…) en una piedra preciosa.

La trama se remonta al siglo XIII, cuando los mongoles invadieron Bagdad con el objetivo de destruir la civilización árabe y, con ella, toda la sabiduría del califato. Para preservar esos conocimientos, se crearon 99 piedras preciosas que albergaron toda ese saber y que fueron llevadas al lugar más remoto del imperio árabe: el reino de Granada en Al Andalus.

“España es una pieza clave en el cómic porque para nosotros y mucha gente es todavía un sueño: allí hubo una gran civilización donde varias culturas convivieron, y es el lugar donde Oriente y Occidente entran en contacto”, relata Tarek Housni, director general en Egipto de Teshkeel, compañía editora del tebeo.

En el tebeo, cuando las fuerzas de la Reconquista llegaron a Granada las piedras se esparcieron por todo el mundo y permanecieron en paradero desconocido hasta el día de hoy. Aquel que se encuentra una gema adquiere superpoderes extraordinarios.

Según Housni, desde un punto de vista musulmán, el poder siempre viene de Alá, así que cuando un personaje se convierte en superhéroe “es porque es un regalo de Dios”.

Así, el que encuentra el atributo puede ser tanto un musulmán como un cristiano como un agnóstico. Puede ser hombre o mujer, de cualquier continente, rubio o moreno, asiático, negro o blanco. Por lo visto, y según The Daily Telegraph, su misión es “inculcar los valores islámicos en los niños a través de todos los credos”.

Están siendo un éxito en el mundo musulmán y la revista Forbes ha considerado al cómic como una de las principales tendencias en expansión en el mundo.

Fue creado por el Dr. Naif al-Mutawa, un psicólogo clínico de Kuwait, que cree que los niños musulmanes necesitan un nuevo grupo de héroes para hacer frente a los modelos yihadistas. “Me impactó ver que las historias que oía eran de hombres que crecieron creyendo que su líder, Saddam Hussein, fue un héroe, un modelo a seguir, sólo para un día ser torturado por él”, indicó Al-Mutawa en una entrevista a The Times. “Decidí el mundo árabe necesita un modelo mejor”.

Hadya, la guía, y Jami, el que une.

Según el creador de los personajes, los superpoderes “se basan en atributos tales como la generosidad y la misericordia, que no son monopolio exclusivo del Islam”. Pero nunca habrá 99 personajes superhéroes porque “está prohibido representar todos los atributos de Alá”. Por ahora hay que contentarse con 12 personajes como Noura, la luz, que alumbra a cada persona para que encuentre su bondad interior; o Moumita, que significa destructor, y que utiliza su poder para destruir todo lo malo, o Jabbar, que quiere decir poderoso, y usa su poder para ayudar a los demás.

Así visto, la idea no está mal y me voy a pasar por una tienda de cómics del barrio de Malasaña, en Madrid, que me encanta para ver si ya está por aquí y echarle una ojeada al cómic. Pero, ¿qué queréis que os diga?

Por lo visto Alá sí puede ser representado en piedras preciosas, o al menos sus atributos, pero su representante en la Tierra, vamos, su comercial, no puede aparecer en caricaturas. Se hila fino…

Además, la idea de que los superpoderes procedan de Alá le da un aire demasiado religioso al asunto. Me recuerda a las teocracias, donde el rey recibía el poder directamente de Dios y había que tratarle como su representante en la Tierra. O como las Iglesias actuales (cualquiera, no hago distinciones) que justifican todas sus actuaciones porque representan los intereses de Dios en este mundo… Mal rollo. ¡Qué le vamos a hacer! Lo mío es el racionalismo y me siento mejor sabiendo que hay algo de criptonita por ahí fuera…

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