miércoles, 21 de julio de 2010

Las comunidades islámicas en la España actual (1960-2008).

Granada,21/07/2010,infocatolica.com,Luis Santamaría del Río


Titulo: Las comunidades islámicas en la España actual (1960-2008). Génesis e institucionalización de una minoría de referencia
Autor: Mª de los Ángeles Corpas Aguirre
Editorial: UNED
Páginas: 275
ISBN: 978-84-362-6053-3
Año edición: 2010

Las comunidades islámicas en la España actual (1960-2008). Génesis e institucionalización de una minoría de referencia (Mª de los Ángeles Corpas)
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Categorías : Libros de Luis Santamaría

Las comunidades islámicas en la España actual (1960-2008). Génesis e institucionalización de una minoría de referencia
Una obra importante y necesaria. Ésta fue la impresión que me causó al oírle hablar de ella, de su tesis doctoral, a la misma autora, a la que tuve ocasión de conocer en el XI Congreso Católicos y Vida Pública (Universidad CEU San Pablo, Madrid, 2009), donde presentó una comunicación. El anuncio de su inmediata publicación hizo que esperara con ganas este libro, editado por la UNED, donde la granadina Mª de los Ángeles Corpas Aguirre obtuvo el doctorado en Historia Contemporánea. El tema tratado queda bien expuesto en el título y subtítulo de la obra, mostrándonos que el objeto de estudio es el último medio siglo de presencia musulmana en España, una época tan determinante para el cambio sociorreligioso en nuestro país. Y el enfoque lo explica en el prólogo el director de la tesis, Isidro Sepúlveda. Fue precisamente él quien le sugirió a la autora el tema de investigación, en un principio la comunidad islámica de Granada. Con una peculiaridad: "utilizando la metodología de análisis que habitualmente se maneja en el estudio de los movimientos nacionalistas; concretamente en las fases iniciales de dotación de identidades comunitarias y el establecimiento de una alteridad visible, y en la siguiente de organización y actuación de sus comunidades" (p. 15). Sepúlveda enmarca la investigación en la importancia de lo religioso como "elemento esencial en la conformación de la identidad nacional en España" (p. 16), y en los fenómenos recientes de democratización, secularización y pluralismo religioso y cultural. El director también señala, como buena recomendación de la obra, que ésta ayuda a entender "cómo en España se ha ido construyendo un espacio de neutralidad pública y de laicidad positiva; no sólo mediante la sustitución de la confesionalidad tradicional sino también incorporando nuevos actores, entre los que destacan las organizaciones representativas de estas comunidades islámicas" (p. 19).


En la introducción, Mª de los Ángeles Corpas sitúa el libro en las investigaciones sobre el islam en la actualidad, y en concreto en su estudio como minoría social y como organización, y resume la bibliografía principal. Alude a varios fenómenos que hay que tener muy presentes, como son la situación jurídica, la inmigración, la atomización y heterogeneidad de las comunidades islámicas, y las fuentes de la investigación (fuentes oficiales, entrevistas, documentación eclesiástica, publicaciones musulmanas y el impacto mediático).

Dividido en tres capítulos, el primero está dedicado a la historia. Después de una consideración del contraste de identidades que supuso ya el primer "encuentro" medieval entre España y el islam, (y que destaca por encima de las otras alteridades confesionales, judíos y protestantes, al tratarse de "una civilización triunfante con vocación universal", p. 39), la autora expone las razones que la han llevado a dividir el medio siglo estudiado en cuatro períodos. El primer período, comprendido entre 1960 y 1975, se corresponde a los orígenes y la legalización del asociacionismo musulmán, coincidiendo con los últimos años del régimen franquista y sus grandes cambios sociales. Ya desde la década anterior se había promovido a nivel oficial la "amistad hispanoárabe", y con la presencia creciente de estudiantes musulmanes "se fraguó cierta conciencia de grupo en defensa de sus intereses como minoría islámica" (p. 50). La Ley de 1967 permitió la libertad de culto y el consiguiente registro de las primeras entidades religiosas islámicas, formadas eminentemente por ciudadanos árabes.

La segunda etapa (1975-1982) abarca el primer período de la España democrática (la Transición y la primera legislatura), que fue el de la definición de la separación Iglesia-Estado y de la configuración de la libertad religiosa con las relaciones de cooperación, sancionada por la Constitución de 1978 y desarrollada por la Ley Orgánica de Libertad Religiosa (LOLR) de 1980. En esta época, además, surgió el proselitismo musulmán; "Europa Occidental pasó a ser un privilegiado territorio de misión" (p. 67), y comienzan a inscribirse en el Registro de Entidades Religiosas (RER) asociaciones formadas por españoles conversos, entre las que destaca el controvertido movimiento liderado por Ian Dallas, conocido por la construcción de su mezquita en el Albaicín granadino.

La tercera etapa (1982-1996) es la de normalización democrática y concreción de la aconfesionalidad del Estado, coincidiendo con los primeros gobiernos socialistas. Supone un aumento considerable del asociacionismo musulmán, entendiendo "el espacio andaluz como enclave privilegiado para el retorno del Islam a España durante los años ochenta" (p. 78), y viviéndose un interesante fenómeno de recuperación de la memoria histórica de esta región española vinculada al islam y la cultura árabe (al Ándalus), por parte de determinados sectores de la izquierda y conversos. Un paso de gran importancia dentro del cambio social y de la progresiva normalización del pluralismo religioso fue el reconocimiento del notorio arraigo de la religión musulmana en España, un hecho que cristalizó en los Acuerdos de Cooperación de 1992. En este tiempo salieron a la luz las fracturas internas y las luchas por el liderazgo en el islam español, y las sensibilidades diversas se concentraron en torno a dos federaciones: la UCIDE (Unión de Comunidades Islámicas de España) y la FEERI (Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas), teniendo en cuenta, además, la intervención extranjera -sobre todo de Arabia Saudí y de Marruecos. Negociaciones y presiones motivaron la constitución de una única plataforma interlocutora de la Administración: la CIE (Comisión Islámica de España), que negoció y firmó los Acuerdos con el Estado. El primer fruto posterior fue la cuestión de la enseñanza religiosa islámica en los centros públicos y la regulación de su profesorado.

La cuarta y última etapa (1996-2008) se inicia con el cambio de Gobierno, que los musulmanes vivieron como una mayor dificultad para desarrollar los Acuerdos. La CIE, por su propia composición, tiene una eficacia limitada, pero "materializar una igualación con la Iglesia era un objetivo ambicioso que dio coherencia a sus actividades" (p. 102). Es el tiempo de eclosión de la inmigración, y las comunidades islámicas se presentan como cauce de asociacionismo. Es también el tiempo de otros hechos importantes como la reforma de la legislación relativa a la extranjería, los atentados del 11-S, la Guerra de Irak y, sobre todo, el 11-M, sucedido en la misma España.

El segundo capítulo aborda la vivencia del islam en esta situación de minoría, concretándose en el análisis interno de las comunidades islámicas, después de haber establecido el marco histórico. Comienza considerando la identidad religiosa musulmana como un modelo de identidad colectiva, ya que "la creencia religiosa puede evaluarse como actor social organizado, ya como iglesia dominante o como minoría en búsqueda de reconocimiento" (p. 120). Corpas detalla los elementos de la praxis musulmana como factores de conservación de la identidad, con un peso innegable de la tradición, y con una consideración teológica de la hégira (la inmigración por motivos religiosos), con distintos tipos de integración cultural según los lugares.

De la religiosidad islámica es necesario el paso a la concreción organizativa, en unas estructuras que garanticen su ejercicio colectivo, hecho con un trasfondo similar a la actividad de los partidos políticos. A la hora de inscribirse en el RER, tuvieron que optar necesariamente por una denominación religiosa, y funcionan con ciertas regularidades de tipo asociativo. Aunque en la última fase han sobrepasado el ámbito de lo religioso: "adentrándose en la esfera de los nuevos movimientos sociales, adoptan formas jurídicas variadas, como las ONG, asociaciones culturales, instituciones educativas o fundaciones. Esta diversificación no sustituye a las comunidades. Por el contrario, aparecen como vías suplementarias para la socialización, trascendiendo las limitaciones cultuales" (p. 143). Por otra parte, el marco de constante transformación y de rivalidad interna da lugar a lo que la autora denomina "unidad incompleta/división imperfecta del modelo común" (p. 149). La idea extendida de una separación dual de conversos próximos a la democracia occidental e inmigrantes cercanos a posturas radicales no se corresponde del todo con la realidad. La pluralidad musulmana se debe, más bien, a los diferentes estilos de liderazgo y jerarquización, y a las relaciones internacionales de cada movimiento.

La autora analiza también en este capítulo las "políticas de comunicación" que han ido desarrollando las comunidades islámicas: su actividad estratégica de imagen pública, las ediciones y materiales, la presencia creciente en Internet. También aparecen reflejadas las grandes líneas ideológicas que se han difundido y por las que se ha luchado en diversos frentes (diálogo con la Administración, presión mediática, penetración cultural, etc.). "Subyace una faceta de la identidad colectiva como fuerza que aglutina y moviliza los individuos dentro de un ideario definido. Han sublimado las bases ideológicas de las como causas de izquierda, para plantear el cambio social en términos confesionales" (p. 164).

El tercer capítulo analiza las relaciones externas de los creyentes musulmanes en tres ámbitos: la interacción con el Estado, el diálogo interreligioso y la percepción social. En cuanto a lo primero, se contextualiza histórica y geográficamente el modelo actual de aconfesionalidad en España, se ofrecen las reacciones europeas a los conflictos generados sobre el terreno por la dialéctica islam-Occidente, y se observa la línea seguida en la relación oficial de la Administración con las comunidades islámicas y las otras confesiones firmantes de los Acuerdos de 1992. En un segundo momento Mª de los Ángeles Corpas se acerca a la relación entre los musulmanes y la Iglesia católica, ya que las comunidades islámicas "no pueden entenderse sin el diálogo con otros actores confesionales" (p. 182). En el marco relacional que trajo el Concilio Vaticano II, la autora señala la buena disposición inicial al diálogo interreligioso, la convergencia de las posiciones críticas ante la situación actual, y también la distancia histórica y cultural, algunos puntos de desconfianza mutua, el tema de los matrimonios mixtos, la controversia sobre el uso compartido de las iglesias o la falta de reciprocidad en las relaciones si miramos a un panorama internacional. El tercer ámbito estudiado es la imagen pública del islam, una imagen construida en un momento marcado por la secularización de la sociedad española, y con el papel importante de la enseñanza y los medios de comunicación. Se unen temas como la islamofobia y la estigmatización, la integración y la legislación, la ética musulmana y la condena del fundamentalismo, las polémicas en torno a la construcción de mezquitas, etc. La autora afirma que "puede concluirse la inexistencia de un rechazo sistemático por razones de intolerancia religiosa o segregación étnica. Ello no excluye cierto recelo acercad el mundo árabe como espacio dominado por fuerzas refractarias a la modernización democrática. Una rémora que influiría en los países occidentales a través de conflictos derivados del proselitismo religioso, las reivindicaciones políticas y un déficit de integración" (p. 216). Se habla de integración a la vez que de conflictos e incomodidad de los musulmanes en nuestro suelo. Por último, Corpas Aguirre se refiere al modelo multicultural y a la actuación islámica en este contexto, tendente a la exigencia de un reconocimiento de sus derechos como minoría, y que ha llegado a la presión y condenación de afirmaciones presuntamente ofensivas (estrategia de lobby).

El libro termina con 7 pp. de conclusiones que resumen bien los resultados de la investigación y aportan una visión de conjunto excelente, con un apéndice documental sobre la realidad numérica de las entidades islámicas registradas en España, y con la bibliografía. Podemos asegurar que estamos ante el fruto maduro de un estudio amplio y exhaustivo, que le ha llevado a Mª de los Ángeles Corpas Aguirre a sintetizar la compleja evolución social del islam organizado en nuestro país en los últimos 50 años. Además de mostrar lo concreto de la sociología musulmana en España, sirve como ejemplo de la importancia -tantas veces cuestionada en la actualidad- del hecho religioso para comprender en su integridad nuestro presente. Y sirve precisamente para esto último, al ayudarnos a comprender, con los datos en la mano, con un análisis en profundidad de estudios y publicaciones anteriores, con la revisión hemerográfica y con el testimonio directo de los protagonistas, la realidad del islam español como minoría significativa e influyente. Es de agradecer el tiempo y el esfuerzo dedicados por la autora, bien recompensados por la satisfacción de lo que es predecible: que esta obra sea referencia obligada para el estudio de un tema tan apasionante como difícil de abarcar en todos sus aspectos.

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