Juan Ferreiro, catedrático universitario, visitó Murcia para hablar de libertad religiosa. JUAN CABALLERO
Uno de los asistentes a las jornadas formativas fue este profesor nacido en Gijón y criado en Oviedo, que se ha especializado en relaciones institucionales con la comunidad musulmana. Defensor acérrimo de la libertad religiosa, visitó Murcia para hablar sobre el futuro del islamismo en España.
¿Cómo ha vivido su vuelta a la universidad?
Mi experiencia en el ministerio me ha ayudado mucho. He tratado casos concretos que trato de forma teórica en la docencia. Además, en breve publicaré un libro titulado El Islam en la Unión Europea, en donde hablo, entre otras cosas, de los centros de formación de imanes: quiénes les preparan, dónde se encuentran...
¿Lamenta haber sido cesado?
Prefiero no trabajar en un lugar donde no confían en mi.
¿Sigue manteniendo su defensa del hiyab o pañuelo?
Ninguna legislación prohíbe el uso de símbolos religiosos. Según la actual ley, la libertad religiosa tiene dos límites: cuando viola los derechos fundamentales de terceras personas, y cuando vulnera el orden público. El hiyab no entra en ninguno de estos supuestos, a no ser que mañana se apruebe alguna ley orgánica definiéndolo específicamente como atentado contra el orden público.
¿Y en los casos del burka y el nikab? ¿Deberían prohibirse en los espacios públicos?
Creo que es un debate precipitado, porque su uso es minoritario en España. Obviamente, son vestimentas denigrantes para la mujer, pero no están extendidas en nuestro país. Así que el problema no es erradicar su uso, sino evitar que se implante mediante la educación y la integración.
¿Se soluciona algo con una legislación restrictiva?
Al contrario. Estamos planteando que la mujer es inducida u obligada a llevar el burka, pero el castigo recaería sobre ella, que es la víctima, en lugar de sobre el verdugo. Además, con esto se le impone una presión adicional que puede hacer que se recluya en su casa, un ambiente represivo, cerrándole la vía más fácil para su integración: la calle.
¿Cree que esta polémica puede avivar los prejuicios contra los musulmanes?
Hay que entender que el burka no es una manifestación del Islam, sino una expresión tribal. Además, hay una cierta hipocresía en este asunto. Nadie se quejaba hace unos años, cuando se veían por las calles de Málaga a las esposas de los jeques con burka.
¿Existe todavía un rechazo hacia el Islam en nuestro país?
La sociedad española no es islamófoba, pero sigue habiendo una serie de asociaciones perversas en torno suyo. Por ejemplo, identificar Islam con terrorismo y con fundamentalismo, cuando existe en la misma proporción que en otras religiones. Los medios de comunicación tienen su parte de responsabilidad, porque a veces no cuidan su lenguaje. Sin ir más lejos, se le sigue llamando 'terrorismo islámico', aunque deberíamos haber aprendido la lección: hace tiempo dejó de llamarse 'terrorismo vasco' a los atentados de ETA porque no engloban a toda la sociedad vasca.
Con la crisis económica, parece que se está extendiendo el concepto de 'el trabajo para los españoles'.
Según los responsables de las comunidades musulmanas, sí que están teniendo problemas para encontrar trabajo, pero no esto seguro de que sea un problema de rechazo. Además, no se debería identificar a los musulmanes con ´gente de fuera´. La mayor parte llegaron a España a partir del año 2000, es cierto. Pero hoy en día son españoles de pleno derecho, no inmigrantes.
La asignatura de Religión, ¿debería seguir impartiéndose en las escuelas públicas? ¿Debería quitarse o cambiarse?
En la Constitución se recoge que el Estado es aconfesional, pero también que debe cooperar con las diversas confesiones. No existe la obligación de tener esta asignatura, pero en su día se llegó a un acuerdo con la Iglesia Católica para implantar una optativa. Ahora sería el momento de replantearlo: o se quita la asignatura por completo, o se pone para todas las religiones importantes. Otra opción sería impartir la signatura tratando la religión como hecho cultural. El problema, en cualquier caso, es que faltan profesores: sólo hay unos 45 para toda la comunidad islámica nacional, que asciende a 1,2 millones de habitantes, mientras que los protestantes sólo cuentan con 150.
¿Quién debería llenar ese hueco, las propias confesiones?
Cualquier opción podría ser interesante, pero en el marco legal actual debe encargarse el Estado.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Uno de los asistentes a las jornadas formativas fue este profesor nacido en Gijón y criado en Oviedo, que se ha especializado en relaciones institucionales con la comunidad musulmana. Defensor acérrimo de la libertad religiosa, visitó Murcia para hablar sobre el futuro del islamismo en España.
¿Cómo ha vivido su vuelta a la universidad?
Mi experiencia en el ministerio me ha ayudado mucho. He tratado casos concretos que trato de forma teórica en la docencia. Además, en breve publicaré un libro titulado El Islam en la Unión Europea, en donde hablo, entre otras cosas, de los centros de formación de imanes: quiénes les preparan, dónde se encuentran...
¿Lamenta haber sido cesado?
Prefiero no trabajar en un lugar donde no confían en mi.
¿Sigue manteniendo su defensa del hiyab o pañuelo?
Ninguna legislación prohíbe el uso de símbolos religiosos. Según la actual ley, la libertad religiosa tiene dos límites: cuando viola los derechos fundamentales de terceras personas, y cuando vulnera el orden público. El hiyab no entra en ninguno de estos supuestos, a no ser que mañana se apruebe alguna ley orgánica definiéndolo específicamente como atentado contra el orden público.
¿Y en los casos del burka y el nikab? ¿Deberían prohibirse en los espacios públicos?
Creo que es un debate precipitado, porque su uso es minoritario en España. Obviamente, son vestimentas denigrantes para la mujer, pero no están extendidas en nuestro país. Así que el problema no es erradicar su uso, sino evitar que se implante mediante la educación y la integración.
¿Se soluciona algo con una legislación restrictiva?
Al contrario. Estamos planteando que la mujer es inducida u obligada a llevar el burka, pero el castigo recaería sobre ella, que es la víctima, en lugar de sobre el verdugo. Además, con esto se le impone una presión adicional que puede hacer que se recluya en su casa, un ambiente represivo, cerrándole la vía más fácil para su integración: la calle.
¿Cree que esta polémica puede avivar los prejuicios contra los musulmanes?
Hay que entender que el burka no es una manifestación del Islam, sino una expresión tribal. Además, hay una cierta hipocresía en este asunto. Nadie se quejaba hace unos años, cuando se veían por las calles de Málaga a las esposas de los jeques con burka.
¿Existe todavía un rechazo hacia el Islam en nuestro país?
La sociedad española no es islamófoba, pero sigue habiendo una serie de asociaciones perversas en torno suyo. Por ejemplo, identificar Islam con terrorismo y con fundamentalismo, cuando existe en la misma proporción que en otras religiones. Los medios de comunicación tienen su parte de responsabilidad, porque a veces no cuidan su lenguaje. Sin ir más lejos, se le sigue llamando 'terrorismo islámico', aunque deberíamos haber aprendido la lección: hace tiempo dejó de llamarse 'terrorismo vasco' a los atentados de ETA porque no engloban a toda la sociedad vasca.
Con la crisis económica, parece que se está extendiendo el concepto de 'el trabajo para los españoles'.
Según los responsables de las comunidades musulmanas, sí que están teniendo problemas para encontrar trabajo, pero no esto seguro de que sea un problema de rechazo. Además, no se debería identificar a los musulmanes con ´gente de fuera´. La mayor parte llegaron a España a partir del año 2000, es cierto. Pero hoy en día son españoles de pleno derecho, no inmigrantes.
La asignatura de Religión, ¿debería seguir impartiéndose en las escuelas públicas? ¿Debería quitarse o cambiarse?
En la Constitución se recoge que el Estado es aconfesional, pero también que debe cooperar con las diversas confesiones. No existe la obligación de tener esta asignatura, pero en su día se llegó a un acuerdo con la Iglesia Católica para implantar una optativa. Ahora sería el momento de replantearlo: o se quita la asignatura por completo, o se pone para todas las religiones importantes. Otra opción sería impartir la signatura tratando la religión como hecho cultural. El problema, en cualquier caso, es que faltan profesores: sólo hay unos 45 para toda la comunidad islámica nacional, que asciende a 1,2 millones de habitantes, mientras que los protestantes sólo cuentan con 150.
¿Quién debería llenar ese hueco, las propias confesiones?
Cualquier opción podría ser interesante, pero en el marco legal actual debe encargarse el Estado.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
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