Una de las protestas contra la mezquita de la calle Martín Olave.::BLANCA CASTILLOPide a las partes «discrección» sobre las conversaciones y espera resolver el polémico asunto «de forma pacífica»
Cinco meses después de que en Zaramaga se desatase la polémica por la intención de la comunidad pakistaní de edificar una mezquita en una lonja de Martín Olave -ubicación que contó con la oposición de los vecinos de la zona y que obligó a buscar alternativas-, el alcalde Javier Maroto se marca ahora un plazo «de treinta días» para solucionar este problema «de forma tranquila y con el consenso de todas las partes». El regidor considera que hace falta «un plazo razonable de tiempo para poder hablar con unos y otros, mediar entre las partes y resolver así el tema de forma pacífica», explicó a EL CORREO.
Y el primer paso de esta labor de mediación del Ayuntamiento se dio ayer con la reunión que mantuvo el concejal de Urbanismo, Mikel Garnica, con los vecinos afectados y los promotores de la mezquita, a los que se pidió «discreción» sobre la negociación. «No quieren que las conversaciones trasciendan y se abra otra vez el debate público», aseguró Fernando Cuesta, presidente de la asociación Iparralde.
Con esta petición de silencio el Ayuntamiento quiere evitar que aumente la tensión entre vecinos y pakistaníes. Y es que a lo largo de estos cinco meses de conflicto a la corriente de rechazo de los afectados y de sus protestas se sumaron ataques racistas al local de Martín Olave. El 1 de julio los promotores descubrieron que alguien había arrojado sangre y carne de cerdo dentro con intención de profanarlo.
Ese mismo mes, el día 23, aparecieron esvásticas pintadas en la fachada de la lonja, así como otros gestos racistas como 'stop al islam' y 'España no es un zoo'. Maroto fue entonces tajante. «No quiero esvásticas en mi ciudad», declaraba en repulsa a este ataque. Unos días antes, el alcalde había planteado la posibilidad de una negociación entre las partes implicadas «para encontrar una ubicación de consenso», y los líderes vecinales y los promotores del templo empezaron a estudiar varias ubicaciones.
SOS Racismo
De esta búsqueda salió un nuevo local: los antiguos vestuarios del campo de fútbol de La Vitoriana, situados en Puerto de Barazar. Pero nada más conocerse esta localización, los vecinos también manifestaron su rechazo. En una asamblea celebrada el martes, la decisión fue unánime. No querían la mezquita, y así lo expusieron ayer en el encuentro con Garnica, que ya el miércoles descartaba esta ubicación.
Ese mismo día los promotores anunciaban que volvían al local de Martín Olave, para el que ya tenían la licencia de obra. Pero desde el Ayuntamiento prefieren que sea otro el emplazamiento. «Ese local tiene un aforo sólo para noventa personas, y lo que no queremos es tener las quejas constantes de los vecinos si éste se rebasa. No nos gustaría que la Policía Local tuviese que controlar esto como si fuese una discoteca», resaltó Maroto. Ahora, las negociaciones y la mediación del Ayuntamiento serán claves para solucionar el problema.
Por su parte, el colectivo SOS Racismo lamentó ayer que sean los vecinos los que «decidan si un local es válido o no, porque los papeles están en regla y se cumple con la legalidad». Sus representantes han enviado un escrito a las instituciones, entre ellas a la Fiscalía.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Cinco meses después de que en Zaramaga se desatase la polémica por la intención de la comunidad pakistaní de edificar una mezquita en una lonja de Martín Olave -ubicación que contó con la oposición de los vecinos de la zona y que obligó a buscar alternativas-, el alcalde Javier Maroto se marca ahora un plazo «de treinta días» para solucionar este problema «de forma tranquila y con el consenso de todas las partes». El regidor considera que hace falta «un plazo razonable de tiempo para poder hablar con unos y otros, mediar entre las partes y resolver así el tema de forma pacífica», explicó a EL CORREO.
Y el primer paso de esta labor de mediación del Ayuntamiento se dio ayer con la reunión que mantuvo el concejal de Urbanismo, Mikel Garnica, con los vecinos afectados y los promotores de la mezquita, a los que se pidió «discreción» sobre la negociación. «No quieren que las conversaciones trasciendan y se abra otra vez el debate público», aseguró Fernando Cuesta, presidente de la asociación Iparralde.
Con esta petición de silencio el Ayuntamiento quiere evitar que aumente la tensión entre vecinos y pakistaníes. Y es que a lo largo de estos cinco meses de conflicto a la corriente de rechazo de los afectados y de sus protestas se sumaron ataques racistas al local de Martín Olave. El 1 de julio los promotores descubrieron que alguien había arrojado sangre y carne de cerdo dentro con intención de profanarlo.
Ese mismo mes, el día 23, aparecieron esvásticas pintadas en la fachada de la lonja, así como otros gestos racistas como 'stop al islam' y 'España no es un zoo'. Maroto fue entonces tajante. «No quiero esvásticas en mi ciudad», declaraba en repulsa a este ataque. Unos días antes, el alcalde había planteado la posibilidad de una negociación entre las partes implicadas «para encontrar una ubicación de consenso», y los líderes vecinales y los promotores del templo empezaron a estudiar varias ubicaciones.
SOS Racismo
De esta búsqueda salió un nuevo local: los antiguos vestuarios del campo de fútbol de La Vitoriana, situados en Puerto de Barazar. Pero nada más conocerse esta localización, los vecinos también manifestaron su rechazo. En una asamblea celebrada el martes, la decisión fue unánime. No querían la mezquita, y así lo expusieron ayer en el encuentro con Garnica, que ya el miércoles descartaba esta ubicación.
Ese mismo día los promotores anunciaban que volvían al local de Martín Olave, para el que ya tenían la licencia de obra. Pero desde el Ayuntamiento prefieren que sea otro el emplazamiento. «Ese local tiene un aforo sólo para noventa personas, y lo que no queremos es tener las quejas constantes de los vecinos si éste se rebasa. No nos gustaría que la Policía Local tuviese que controlar esto como si fuese una discoteca», resaltó Maroto. Ahora, las negociaciones y la mediación del Ayuntamiento serán claves para solucionar el problema.
Por su parte, el colectivo SOS Racismo lamentó ayer que sean los vecinos los que «decidan si un local es válido o no, porque los papeles están en regla y se cumple con la legalidad». Sus representantes han enviado un escrito a las instituciones, entre ellas a la Fiscalía.
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