Ambiente del brrio del Raval, Barcelona, de marcada influencia islamista.YOLANDA CARDO
Numerosos educadores, contratados por el único mérito de hablar un dialecto marroquí, predican entre los adolescentes la no integración.
Algunos centros de menores que acogen a un elevado número de muchachos musulmanes se han convertido en semilleros para la formación de islamistas, según advierten desde algunas de las administraciones más afectadas, como Cataluña y Andalucía que, sin embargo, se muestran impotentes para atajar un problema que alimenta la no integración social.
Las comunidades autónomas, competentes para regular estos centros, delegan su gestión en fundaciones que contratan a los educadores y, en ocasiones, designan incluso al director. Muchos de estos lugares de acogida ya están copados por adolescentes marroquíes que han entrado en España de forma ilegal y sin documentos de identidad, por lo que se desconoce hasta su edad. La inmensa mayoría habla el dialecto dariya. Así, a la hora de reclutar profesores prima el conocimiento del idioma sobre cualquier titulación o especialización. El resultado es que la práctica totalidad de los educadores asignados a los adolescentes marroquíes son de esta nacionalidad y de religión islámica. La situación se complica cuando en uno de estos centros de menores con mayoría musulmana hace falta contratar algún nuevo monitor, porque son los que ya están ejerciendo quienes se encargan de reclutarlos en los ambientes islamistas que frecuentan. Además, la ausencia de un filtro administrativo permite que la contratación de estos profesores se convierta en un aunténtico coladero de radicales islamistas. Lo mismo ocurre con los guardas de seguridad.
Antesala de la «yihad»
El caso es que en los últimos años tanto Interior como las administraciones han detectado que un significativo número de estos centros cuentan con educadores que transmiten a los muchachos mensajes islamistas, ubicados en la antesala de la «yihad». Esto es, no llaman abiertamente a la actividad terrorista, pero su discurso sí es un caldo de cultivo para que algunos se planteen emprender su «guerra santa». Es más, los Servicios Antiterroristas han detectado que jóvenes que fueron acogidos en algunos de estos centros han ido a combatir a Irak y Afganistán. Los educadores predican además desde una posición de superioridad, ya que los menores son, por lo general, analfabetos y se encuentran desarraigados en un país desconocido para ellos.
Con el paso del tiempo se forman grupos con gran cohesión interna por su afinidad religiosa, el Islam. «Soy diferente a los demás y me integro con los que son como yo», es el mensaje que interiorizan. El centro «Los Molinos», en Almería, no escapa a esta problemática. El pasado 2 de septiembre fue escenario de una pelea después de que los menores de etnia gitana se quejaran del trato a favor que la dirección daba a los marroquíes. Uno de estos, Ahmed U., agredió a uno de los gitanos y, a continuación, el resto de marroquíes se enzarzó con los demás, lo que degeneró en una batalla campal. Al parecer, la dirección no tomó ninguna medida al otorgar a los marroquíes el beneficio de la duda, según confirman medios del centro, que subrayan que los musulmanes actuaron como un grupo cohesionado por sus principios religiosos. Sus actuales cabecillas son Sohuail A. A. y Mohamed D..
Preocupa también, y mucho, la situación en el centro Can Vilana, en Barcelona, según se reconoce desde la propia dirección, que así se lo ha hecho saber al Departamento de Acción Social y Ciudadanía de la Generalitat. De los 26 menores magrebías acogidos actualmente en este centro, 24 son de Tánger y muchos de ellos se conocen desde niños porque residían en el mismo barrio. Se comunican con sus educadores en el dialecto dariya. Uno de estos responde al nombre de Omar El Idrisi que, según confirman fuentes de este centro, los adoctrina en el integrismo islamista. A sus alumnos los lleva a rezar a la mezquita que lleva el nombre de Tariq Ibu Ziad, el general bereber que lideró la invasión musulmana de la Península Ibérica. Otro educador de este centro es Khaliltafzi El Hadri, integrante de Justicia y Caridad, una de las corrientes más radicales del Islam. Cuando superan ya los 18 años, se les contrata para trabajar en establecimientos regentados por islamistas, en los que prosiguen su adoctrinamiento radical.
Del desarraigo al islamismo activo
Educadores En su contratación prima la capacidad de comunicación con los menores marroquíes, así que en la práctica totalidad de los casos se cuelan magrebíes islamistas
PrédicasLos educadores adoctrinan a los menores en el islamismo más radical para que no se integren en el «corrupto» Occidente y les llevan a rezar a las mezquitas más integristas
GuetosEn un centro de Barcelona, 24 de los 26 menores son de Tánger y entre sus educadores tienen uno de Justicia y Caridad, una de las corrientes más radicales del islam
Destino IrakSe han detectado desplazamientos de islamistas que, tras dejar el centro de menores, combatieron en Irak. otros frecuentaron el entorno de los autores del 11-M
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Algunos centros de menores que acogen a un elevado número de muchachos musulmanes se han convertido en semilleros para la formación de islamistas, según advierten desde algunas de las administraciones más afectadas, como Cataluña y Andalucía que, sin embargo, se muestran impotentes para atajar un problema que alimenta la no integración social.
Las comunidades autónomas, competentes para regular estos centros, delegan su gestión en fundaciones que contratan a los educadores y, en ocasiones, designan incluso al director. Muchos de estos lugares de acogida ya están copados por adolescentes marroquíes que han entrado en España de forma ilegal y sin documentos de identidad, por lo que se desconoce hasta su edad. La inmensa mayoría habla el dialecto dariya. Así, a la hora de reclutar profesores prima el conocimiento del idioma sobre cualquier titulación o especialización. El resultado es que la práctica totalidad de los educadores asignados a los adolescentes marroquíes son de esta nacionalidad y de religión islámica. La situación se complica cuando en uno de estos centros de menores con mayoría musulmana hace falta contratar algún nuevo monitor, porque son los que ya están ejerciendo quienes se encargan de reclutarlos en los ambientes islamistas que frecuentan. Además, la ausencia de un filtro administrativo permite que la contratación de estos profesores se convierta en un aunténtico coladero de radicales islamistas. Lo mismo ocurre con los guardas de seguridad.
Antesala de la «yihad»
El caso es que en los últimos años tanto Interior como las administraciones han detectado que un significativo número de estos centros cuentan con educadores que transmiten a los muchachos mensajes islamistas, ubicados en la antesala de la «yihad». Esto es, no llaman abiertamente a la actividad terrorista, pero su discurso sí es un caldo de cultivo para que algunos se planteen emprender su «guerra santa». Es más, los Servicios Antiterroristas han detectado que jóvenes que fueron acogidos en algunos de estos centros han ido a combatir a Irak y Afganistán. Los educadores predican además desde una posición de superioridad, ya que los menores son, por lo general, analfabetos y se encuentran desarraigados en un país desconocido para ellos.
Con el paso del tiempo se forman grupos con gran cohesión interna por su afinidad religiosa, el Islam. «Soy diferente a los demás y me integro con los que son como yo», es el mensaje que interiorizan. El centro «Los Molinos», en Almería, no escapa a esta problemática. El pasado 2 de septiembre fue escenario de una pelea después de que los menores de etnia gitana se quejaran del trato a favor que la dirección daba a los marroquíes. Uno de estos, Ahmed U., agredió a uno de los gitanos y, a continuación, el resto de marroquíes se enzarzó con los demás, lo que degeneró en una batalla campal. Al parecer, la dirección no tomó ninguna medida al otorgar a los marroquíes el beneficio de la duda, según confirman medios del centro, que subrayan que los musulmanes actuaron como un grupo cohesionado por sus principios religiosos. Sus actuales cabecillas son Sohuail A. A. y Mohamed D..
Preocupa también, y mucho, la situación en el centro Can Vilana, en Barcelona, según se reconoce desde la propia dirección, que así se lo ha hecho saber al Departamento de Acción Social y Ciudadanía de la Generalitat. De los 26 menores magrebías acogidos actualmente en este centro, 24 son de Tánger y muchos de ellos se conocen desde niños porque residían en el mismo barrio. Se comunican con sus educadores en el dialecto dariya. Uno de estos responde al nombre de Omar El Idrisi que, según confirman fuentes de este centro, los adoctrina en el integrismo islamista. A sus alumnos los lleva a rezar a la mezquita que lleva el nombre de Tariq Ibu Ziad, el general bereber que lideró la invasión musulmana de la Península Ibérica. Otro educador de este centro es Khaliltafzi El Hadri, integrante de Justicia y Caridad, una de las corrientes más radicales del Islam. Cuando superan ya los 18 años, se les contrata para trabajar en establecimientos regentados por islamistas, en los que prosiguen su adoctrinamiento radical.
Del desarraigo al islamismo activo
Educadores En su contratación prima la capacidad de comunicación con los menores marroquíes, así que en la práctica totalidad de los casos se cuelan magrebíes islamistas
PrédicasLos educadores adoctrinan a los menores en el islamismo más radical para que no se integren en el «corrupto» Occidente y les llevan a rezar a las mezquitas más integristas
GuetosEn un centro de Barcelona, 24 de los 26 menores son de Tánger y entre sus educadores tienen uno de Justicia y Caridad, una de las corrientes más radicales del islam
Destino IrakSe han detectado desplazamientos de islamistas que, tras dejar el centro de menores, combatieron en Irak. otros frecuentaron el entorno de los autores del 11-M
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