El presidente del Parlamento leyó formalmente el sábado la declaración de independencia de la República de Sudán del Sur, el último paso de un acuerdo de paz firmado en 2005 para poner fin a décadas de conflicto entre el norte y el sur. En la imagen, el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir (I) y el de Sudán, Omar Hasan al Bashir, saludan a la multitud durante la ceremonia del Día de la Independencia en Juba el 9 de julio de 2011. REUTERS/Goran Tomasevic
Decenas de miles de sudaneses del Sur bailaron y celebraron el sábado la declaración formal de independencia de su nuevo país, una separación del norte lograda con dificultad y que deja a la fracturada región en un nuevo período de incertidumbre.
El presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, estuvo al lado de su antiguo enemigo en la guerra civil, el presidente de Sudán, Omar Hasan al Bashir, que ahora sólo lidera el norte, durante una ceremonia que marcó el nacimiento de la nueva nación.
El subdesarrollado productor de petróleo logró su independencia en un referéndum celebrado en enero, el clímax de un acuerdo de paz de 2005 que terminó con décadas de enfrentamientos con el norte.
"Nosotros, los representantes democráticamente elegidos del pueblo (...) declaramos que Sudán del Sur es un Estado independiente y soberano", dijo el presidente del Parlamento del nuevo país, James Wani Igga, leyendo la declaración formal de independencia.
La presencia de Bashir, que luchó por mantener al país más grande de Africa unido, fue una señal importante de la buena voluntad del norte. Pero también supuso un momento bochornoso para algunos diplomáticos occidentales, dado que la Corte Penal Internacional ha emitido una orden de arresto en su contra por acusaciones de crímenes de guerra en Darfur.
Entre los dignatarios que asistieron estaba el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y los líderes de unos treinta estados africanos.
Estados Unidos reconoció también el "nacimiento de la nueva nación" en un comunicado del presidente Barack Obama emitido por la Casa Blanca.
TENSIÓN
El Gobierno de Jartum fue el primero en reconocer el nuevo Estado, horas antes de que se realizase la secesión formal, un movimiento que suavizó la división. Pero el reconocimiento no disipó los miedos de futuras tensiones.
Los líderes del norte y sur aún no se han puesto de acuerdo en una lista de temas delicados, empezando por dónde está exactamente la línea de división y cómo se repartirán los ingresos del petróleo, el alma de las dos economías.
Tras las campanadas de medianoche, la República de Sudán perdió casi tres cuartas partes de sus reservas de petróleo, que están en el sur, y se enfrenta a un futuro con insurgencias en sus regiones de Darfur y Kordofan del Sur.
Los analistas han temido durante mucho tiempo un regreso a la guerra si las disputas entre ambas naciones no se resuelven.
Ban dijo a la prensa en Juba el viernes que Sudán del Sur se uniría pronto al organismo global.
El Consejo de Seguridad de la ONU votó el viernes para establecer un contingente de hasta 7.000 fuerzas de paz para el nuevo país.
Sudán, de mayoría musulmana, y Sudán del Sur, donde la mayoría de la población es cristiana y sigue las creencias tradicionales, se enfrentaron desde la década de los cincuenta - salvo durante unos pocos años - en un guerra civil impulsada por temas étnicos, religión, petróleo e ideología.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Decenas de miles de sudaneses del Sur bailaron y celebraron el sábado la declaración formal de independencia de su nuevo país, una separación del norte lograda con dificultad y que deja a la fracturada región en un nuevo período de incertidumbre.
El presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, estuvo al lado de su antiguo enemigo en la guerra civil, el presidente de Sudán, Omar Hasan al Bashir, que ahora sólo lidera el norte, durante una ceremonia que marcó el nacimiento de la nueva nación.
El subdesarrollado productor de petróleo logró su independencia en un referéndum celebrado en enero, el clímax de un acuerdo de paz de 2005 que terminó con décadas de enfrentamientos con el norte.
"Nosotros, los representantes democráticamente elegidos del pueblo (...) declaramos que Sudán del Sur es un Estado independiente y soberano", dijo el presidente del Parlamento del nuevo país, James Wani Igga, leyendo la declaración formal de independencia.
La presencia de Bashir, que luchó por mantener al país más grande de Africa unido, fue una señal importante de la buena voluntad del norte. Pero también supuso un momento bochornoso para algunos diplomáticos occidentales, dado que la Corte Penal Internacional ha emitido una orden de arresto en su contra por acusaciones de crímenes de guerra en Darfur.
Entre los dignatarios que asistieron estaba el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y los líderes de unos treinta estados africanos.
Estados Unidos reconoció también el "nacimiento de la nueva nación" en un comunicado del presidente Barack Obama emitido por la Casa Blanca.
TENSIÓN
El Gobierno de Jartum fue el primero en reconocer el nuevo Estado, horas antes de que se realizase la secesión formal, un movimiento que suavizó la división. Pero el reconocimiento no disipó los miedos de futuras tensiones.
Los líderes del norte y sur aún no se han puesto de acuerdo en una lista de temas delicados, empezando por dónde está exactamente la línea de división y cómo se repartirán los ingresos del petróleo, el alma de las dos economías.
Tras las campanadas de medianoche, la República de Sudán perdió casi tres cuartas partes de sus reservas de petróleo, que están en el sur, y se enfrenta a un futuro con insurgencias en sus regiones de Darfur y Kordofan del Sur.
Los analistas han temido durante mucho tiempo un regreso a la guerra si las disputas entre ambas naciones no se resuelven.
Ban dijo a la prensa en Juba el viernes que Sudán del Sur se uniría pronto al organismo global.
El Consejo de Seguridad de la ONU votó el viernes para establecer un contingente de hasta 7.000 fuerzas de paz para el nuevo país.
Sudán, de mayoría musulmana, y Sudán del Sur, donde la mayoría de la población es cristiana y sigue las creencias tradicionales, se enfrentaron desde la década de los cincuenta - salvo durante unos pocos años - en un guerra civil impulsada por temas étnicos, religión, petróleo e ideología.
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