Unos tres millones de peregrinos musulmanes procedentes de todo el mundo se preparan para empezar a cumplir a partir de esta noche con los ritos del "hach" o peregrinación a la ciudad santa de La Meca en Arabia Saudí.
Para esta ocasión, las autoridades saudíes han desplegado más de 100.000 miembros de la Guardia Nacional y del Ejército en La Meca y las áreas vecinas donde se llevará a cabo la peregrinación.
El pasado día 10, el ministro saudí del Interior, príncipe Nayf bin Abdulaziz, ya advirtió de que las fuerzas de seguridad actuarían ante cualquier ataque contra los fieles durante el "hach".
"Si Dios quiere, no necesitaremos la intervención de la policía, pero es conocido que nosotros no aceptaremos que se dañe la integridad y seguridad de los peregrinos, porque lo impediremos con recursos policiales", subrayó el ministro.
Arabia Saudí ha sido escenario en el pasado de acciones terroristas perpetradas por grupos vinculados con Al Qaeda, que ha fijado en el vecino Yemen su sede regional.
Entre otras medidas, las autoridades saudíes han prohibido la entrada a los lugares donde se cumplen los ritos del "hach" de vehículos pequeños y solo tendrán acceso autobuses de la Empresa de Transporte de Peregrinos.
También la Defensa Civil ha anunciado la instalación de una red de cámaras de vigilancia para cubrir todos los sitios de la peregrinación y actuar ante cualquier emergencia.
Asimismo, se ha prohibido estrictamente encender fuego para evitar incendios.
Por su parte, el Ministerio de Sanidad ha dispuesto más de cincuenta hospitales de campaña, equipados para atender a unos 35 pacientes por hora, mientras que los centros de urgencia pueden atender a más de trescientas personas en ese tiempo.
También, se ha permitido la apertura de veinte farmacias ambulantes y de quince cajeros automáticos de bancos.
Para abastecer a los cerca de tres millones de peregrinos, las autoridades han dado licencia a 2.200 restaurantes y 15.000 puestos de comida.
La Organización de Derechos Humanos de Arabia Saudí ha criticado la política de distribución de agua entre los fieles por su alto precio y la baja capacidad de los tanques de almacenamiento.
Esa organización también ha denunciado que algunas viviendas para el alojamiento de peregrinos no cumplen con las normas de habitabilidad porque algunos propietarios han erigido algunas plantas sin autorización, lo que pone en riesgo las vidas de los huéspedes.
La peregrinación al menos una vez en la vida es uno de los cinco pilares del Islam junto a la profesión de fe, la limosna, el ayuno y la oración cinco veces al día.
Entre las últimas horas de hoy y la madrugada de mañana, los creyentes se trasladarán al valle de Mina, a unos 10 kilómetros de La Meca, para pasar el día de "Al Taruia" (revelación en árabe), que fue cuando Dios reveló al profeta Abraham (Ibrahim para los musulmanes) los detalles de los ritos de la peregrinación.
Vestidos con un atuendo sin costuras, los fieles dedicarán la jornada de mañana al rezo y la meditación a la espera de subir la madrugada siguiente al monte Arafat, donde el profeta Mahoma pronunció su último sermón, y permanecerán allí hasta la puesta de sol antes de dirigirse a la localidad vecina de Muzdalifa.
En Muzdalifa, donde pasarán la noche, recogerán guijarros para lapidar tres columnas que simbolizan las tentaciones del diablo durante el tercer día de la peregrinación.
Tras el lanzamiento de las piedras al diablo, los creyentes se dirigirán a la "Kaaba", donde efectuarán siete vueltas alrededor para cumplir con el ritual.
La "Kaaba", un edificio cuadrado donde los musulmanes sitúan el centro del mundo, es para el islam la primera construcción en la Tierra y en su interior se guarda la "piedra negra", que los mahometanos consideran un pedazo desgajado del paraíso.
Según la tradición islámica, sus bases fueron construidas por Adán y el edificio por Abraham, con la ayuda de su hijo Ismael, el hijo de la esclava Agar, de quien los musulmanes se consideran descendientes.
Después de completar las vueltas a la "Kaaba", los peregrinos se cortarán el pelo y sacrificarán corderos para iniciar la Fiesta del Sacrificio, una de las principales festividades islámicas.
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