La peregrinación a la Meca llega a su momento álgido con las siete vueltas rituales a la Kaaba, un edificio cuadrado en el que los musulmanes sitúan el centro del mundo y hacia el que dirigen sus plegarias. Casi tres millones de peregrinos han llegado este año a Arabia Saudí desde todos los rincones del planeta.
Este martes es la fiesta grande para el mundo musulmán, la “Celebración del Sacrificio” o “Eid al-Adha”. Es un día para la fraternidad, para compartir y acercarse a los demás. En grandes ciudades como El Cairo se respira un ambiente festivo, con las calles inundadas de fieles. “Es un día para visitar a la familia y expresar su amor a los demás”, explica una mujer. “Lo más hermoso de la celebración es la multitud de musulmanes que se reune para rezar. Hombres, mujeres, niños y ancianos”, dice un hombre.
La fiesta culmina con la matanza de corderos y carneros, en recuerdo del profeta Abraham,dispuesto a sacrificar a su hijo como prueba de lealtad a Dios, quien se lo impidió en el último momento.
La alegría es la columna vertebral de las celebraciones. Los niños comen dulces, estrenan ropa. Los adultos se felicitan. La alegría alcanza hasta los pobres, para los que los sacrificios representan cada año una fuente de ingresos y caridad.
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