Dulces halal sin gelatina de cerdo con etiquetas en turco.
En Alemania florece el consumo de alimentos según el precepto de pureza que impone el Corán -los alimentos ‘halal’- pero la industria alemana se queda atrás en cuanto a oferta para este gran mercado.
La mayoría de los 1.600 millones de musulmanes que viven en todo el mundo se alimentan de acuerdo con lo que dicta su religión, es decir, con productos ‘halal', un término que designa una serie de prácticas aceptadas por la ‘sharia', o ley islámica. Y los productos ‘halal' ya conforman un quinto del volumen de negocios de la industria alimenticia.
Esta enorme porción del mercado se está desaprovechando en Alemania. Con productos halal, las empresas podrían ganar hasta cinco mil millones de euros, según expertos. Esto es posible gracias al poder adquisitivo de los más de cuatro millones de musulmanes que viven en este país. Pero las compañías alemanas reaccionan con demora y muchas dudas a la gran demanda.
Alemania se quedó atrás
Las productoras alemanas de alimentos descubrieron el tema Halal mucho después que Francia, Holanda o Gran Bretaña. “Los alemanes se quedaron atrás; tienen que ganar terreno”, dice Anya Schlie, del Foro Alimentario Turco-Alemán.
El potencial económico del mercado de comidas conformes con el Corán fue descubierto, hasta ahora, sólo por las grandes cadenas multinacionales, cuya mayoría hace tiempo que exporta alimentos a países musulmanes. La pionera en el negocio de alimentos halal es la suiza Nestlé, que factura un cinco por ciento de sus ganancias con dichos productos.
El vocero de Nestlé en Alemania, Sören Pinkow, comenta que Nestlé ofrece productos halal en Alemania desde septiembre de 2010. “Los musulmanes son un gran grupo poblacional y un público interesante, muy joven y con gran poder adquisitivo”, explica.
Y mientras en otros países europeos las empresas van a la ofensiva con campañas para ganar clientes musulmanes, las empresas y el comercio minorista en Alemania aún dudan: y temen dañar su imagen si ofrecen productos halal.
Reservas por posible daño de imagen
“Varias empresas nos cuentan que reciben cartas de consumidores alemanes y no musulmanes que se sienten amenazados”, señala Anya Schlie. Los ataques provienen tanto de la derecha como de activistas medioambientales, un motivo por el cual las compañías que producen halal a menudo no lo hacen público. Sin un sello distintivo de este tipo de alimentos y con poca publicidad, para no ahuyentar a otros compradores no musulmanes, es claro que los productos no llegan al cliente del modo en que deberían hacerlo.
A a pesar de que ya existen cerca de 4000 productos halal, muchos no pueden identificarlos en las estanterías de los grandes supermercados alemanes. Y otras veces ni siquiera se los certifica como halal, subraya Yavuz Özoguz, jefe de la Central de Certificación Halal M-Haditec, de Bremen. “En Francia”, dice Özoguz, el cliente encuentra toda una estantería llena de variados productos con un gran sello de ‘Halal'. Se podría hacer lo mismo en Alemania”.
Halal o no halal, cuestión de confianza
Parecería que el mercado alemán no va con los tiempos que corren. Mientras tanto, se establecen cada vez más las tiendas y supermercaditos turcos y árabes que importan productos directamente de países musulmanes.
Otra cuestión es si la población musulmana de Alemania compraría productos halal si éstos se ofrecieran en los grandes supermercados. Anya Schlie cree que eso tomaría un tiempo. “Es una cuestión de confianza. El cliente musulmán que desea alimentarse exclusivamente halal diría seguramente que los supermercados alemanes no pueden ofrecer esos productos. Aún si pudiera reconocer un alimento halal por su sello de certificación, dudaría de si es verdaderamente halal”, opina Anya Schlie.
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