En la fiesta del sacrificio es muy tradicional que las familias se reúnan para comer juntas y que se intercambien visitas y felicitaciones.
Las oraciones comunitarias reúnen decenas de musulmanes en pabellones deportivos.
Varios polideportivos de Barcelona reunieron ayer, de nuevo a casi las diez de la mañana, decenas de fieles musulmanes en la tradicional oración del día del sacrificio o fiesta del cordero. Esta celebración, una de las más importantes del islam, recuerda, tal como recoge el Antiguo Testamento, como Dios se compadeció de Abraham en el último momento y le pidió que en vez de sacrificar a su hijo Ismael sacrificara un cordero. Es una fiesta que originariamente conmemora la "generosidad con los demás" e insta a "compartir la carne con los más necesitados".
Como actualmente en Cataluña las bestias no se pueden matar a casa los fieles musulmanes llevan los corderos al matadero, donde se mata al estilo halal pero con todas las garantías sanitarias. "En las localidades pequeñas es tradición ir al matadero a buscar la carne. En Barcelona vamos a las carnicerías ", dice Mohamed Haloul, portavoz del Consejo Islámico de Cataluña.
Además de la oración matinal esta es una fiesta muy familiar. "Las familias se reúnen para comer juntas, los conocidos intercambian visitas y recordatorios", explica Haloul. Ayer pues, muchos niños y adolescentes faltaron a clase para cumplir con una de sus fiestas más importantes.
Esta fiesta, un punto culminante en la espiritualidad islámica, coincidió ayer con el tercer día en que millones de musulmanes estaban en la Meca en peregrinación para cumplir uno de los preceptos obligatorios de esta religión. Se calcula que este año más de 800 catalanes musulmanes han ido a Arabia Saudí para venerar la Kaaba, que para ellos es el centro del mundo.
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