Los musulmanes no empadronados no pueden ser enterrados en él
La gran mayoría prefieren ser repatriados. Las nuevas generaciones podrían cambiar la tendencia.
Cerca de treinta entierros diarios es la media que acoge el cementerio municipal de la ciudad de Valencia. Sin embargo, la cifra de inhumaciones por ritos religiosos no cristianos es muy inferior. Así, por la tradición musulmana, colectivo que dispone de una parcela en el camposanto, son enterrados aproximadamente diez personas a lo largo de todo un año.
Después de que en 1992 el Parlamento aprobara un acuerdo que permitía que cada cual fuera enterrado según su propia confesión, el Ayuntamiento de Valencia firmó un convenio con la comunidad musulmana mediante el cual les cedía una parcela del Cementerio General. Así, una superficie de 700 metros cuadrados quedó reservada exclusivamente para ellos. Asimismo, se habilitó un acceso directo desde el exterior y un local para lavatorio de cadáveres y práctica de los ritos propios del islam.
Dicho convenio fue renovado el pasado julio de 2010 y supuso la rehabilitación de gran parte de la zona transferida. No se solicitó más suelo, ya que actualmente sólo está siendo utilizado cerca del 25 por ciento. Esto se debe principalmente a que todavía muchos prefieren ser repatriados para ser enterrados en sus países de origen. En palabras de Jordi Moreras, antropólogo que estudió la situación de los cementerios musulmanes en Europa, vuelven a sus países porque ésta es una forma de «cerrar el ciclo» y por tanto, es una característica común de todos los inmigrantes.
Hecho que a largo plazo cambiará, pues está previsto que ya a partir de la segunda generación deseen ser enterrados en su lugar de nacimiento. Por tanto, el bajo nivel de ocupación actual del cementerio valenciano no supone un problema.
Según el jefe de servicio de Cementerios, Fernando Garrigós, «vale la pena que la comunidad islámica tenga disponible más sitio del que actualmente necesita por las previsiones futuras».
Empadronarse, un requisito
Que más de la mitad de la zona cedida para la inhumación según el rito islámico esté sin utilizar es algo paradójico para el colectivo, puesto que sólo pueden ser enterradas las personas empadronadas en la ciudad de Valencia. Por ello, demandan que cualquier musulmán de la provincia pueda descansar en los 700 metros cuadrados cedidos por el Ayuntamiento, ya que es el único cementerio que cumple los requisitos.
Según el presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de Valencia, Ihab Fahmy, el convenio «no cubre la necesidad de todo el colectivo», ya que muchos de los consistorios no pueden ceder parcelas.
Desde el Cementerio General están a favor de que el empadronamiento no sea un factor excluyente, sin embargo es un tema que se debe debatir en los municipios. Hecho complicado según Fahmy, pues el nivel de población musulmana es muy diferente en cada pueblo, por lo que lo más rentable para la Administración sería que todos pudieran ser enterrados en el de Valencia. Y es que más del cuarenta por ciento de los musulmanes son nacidos en la provincia. «Estas personas querrán ser enterradas en el lugar en el que puedan visitarles sus hijos».
La gran mayoría prefieren ser repatriados. Las nuevas generaciones podrían cambiar la tendencia.
Cerca de treinta entierros diarios es la media que acoge el cementerio municipal de la ciudad de Valencia. Sin embargo, la cifra de inhumaciones por ritos religiosos no cristianos es muy inferior. Así, por la tradición musulmana, colectivo que dispone de una parcela en el camposanto, son enterrados aproximadamente diez personas a lo largo de todo un año.
Después de que en 1992 el Parlamento aprobara un acuerdo que permitía que cada cual fuera enterrado según su propia confesión, el Ayuntamiento de Valencia firmó un convenio con la comunidad musulmana mediante el cual les cedía una parcela del Cementerio General. Así, una superficie de 700 metros cuadrados quedó reservada exclusivamente para ellos. Asimismo, se habilitó un acceso directo desde el exterior y un local para lavatorio de cadáveres y práctica de los ritos propios del islam.
Dicho convenio fue renovado el pasado julio de 2010 y supuso la rehabilitación de gran parte de la zona transferida. No se solicitó más suelo, ya que actualmente sólo está siendo utilizado cerca del 25 por ciento. Esto se debe principalmente a que todavía muchos prefieren ser repatriados para ser enterrados en sus países de origen. En palabras de Jordi Moreras, antropólogo que estudió la situación de los cementerios musulmanes en Europa, vuelven a sus países porque ésta es una forma de «cerrar el ciclo» y por tanto, es una característica común de todos los inmigrantes.
Hecho que a largo plazo cambiará, pues está previsto que ya a partir de la segunda generación deseen ser enterrados en su lugar de nacimiento. Por tanto, el bajo nivel de ocupación actual del cementerio valenciano no supone un problema.
Según el jefe de servicio de Cementerios, Fernando Garrigós, «vale la pena que la comunidad islámica tenga disponible más sitio del que actualmente necesita por las previsiones futuras».
Empadronarse, un requisito
Que más de la mitad de la zona cedida para la inhumación según el rito islámico esté sin utilizar es algo paradójico para el colectivo, puesto que sólo pueden ser enterradas las personas empadronadas en la ciudad de Valencia. Por ello, demandan que cualquier musulmán de la provincia pueda descansar en los 700 metros cuadrados cedidos por el Ayuntamiento, ya que es el único cementerio que cumple los requisitos.
Según el presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de Valencia, Ihab Fahmy, el convenio «no cubre la necesidad de todo el colectivo», ya que muchos de los consistorios no pueden ceder parcelas.
Desde el Cementerio General están a favor de que el empadronamiento no sea un factor excluyente, sin embargo es un tema que se debe debatir en los municipios. Hecho complicado según Fahmy, pues el nivel de población musulmana es muy diferente en cada pueblo, por lo que lo más rentable para la Administración sería que todos pudieran ser enterrados en el de Valencia. Y es que más del cuarenta por ciento de los musulmanes son nacidos en la provincia. «Estas personas querrán ser enterradas en el lugar en el que puedan visitarles sus hijos».
Un entierro de favor
- El Ayuntamiento de la localidad valenciana de Alginet ha cedido una unidad de enterramiento para que un hombre musulmán pueda ser enterrado según sus creencias. Los familiares solicitaron personalmente al alcalde que concediera el terreno, puesto que el deseo expreso del fallecido era recibir sepultura en el lugar en el que reside toda su familia. Según Ihab Fahmy, es algo anecdótico que no debería serlo, porque es elemental que quiera descansar en el lugar en el que transcurrió gran parte de su vida.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
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