PARÍS,17-04-2008, Francia(Agencias)
La escuela privada “La Réussite”, en el suburbio parisino de Aubervilliers, fue la primera de los cuatro colegios privados musulmanes que existen en Francia, los únicos en los que en este país laico pueden llevar velo las alumnas y profesoras.
Las alfombras para rezar se encuentran enrolladas en una esquina de la sala que sirve para los recreos. Una niña negra con un pañuelo rosa juega con sus amigas, y junto al mostrador en el que se venden sándwiches hay un grupo de escolares de mayor edad. Una de ellas está cubierta por un largo guardapolvo negro y sostiene su velo con un broche. Su compañera de clase, una belleza del Magreb, lleva suelto su largo pelo negro.
Cuando Francia decidió en 2003 tras un largo debate prohibir los símbolos religiosos en las escuelas públicas, muchos pensaban que habría una ola de fundación de escuelas musulmanas. Que eso no haya ocurrido se debe sobre todo a motivos financieros, opina Dhaou Meskine, fundador de “La Réussite” hace siete años.
“Los padres pagan 2 mil euros al año, pero cada niño nos cuesta a nosotros 5 mil euros (unos 7 mil 900 dólares)”, afirma. Actualmente el colegio tiene unos 125 alumnos y espera que haya un acuerdo con el Estado para recibir alguna subvención.
“Desde hace tiempo cumplimos con todas las condiciones, pero el acuerdo estatal sigue sin concretarse”, se queja.
Meskine, que estudió teología islámica en Arabia Saudí y lleva barba, se esfuerza por rechazar las acusaciones de educación en un gheto. “Nuestros alumnos están mejor integrados en la sociedad francesa que los alumnos musulmanes en las desvencijadas escuelas públicas de las afueras de París”, afirma.
“La Réussite” no es una escuela coránica, sino que sigue el plan oficial de enseñanza del Ministerio de Educación, subraya. Además de una hora voluntaria a la semana de religión y árabe como asignatura obligatoria, la escuela ofrece clases de ecología, paseos a museos y equitación.
“La mayoría de los padres inscriben a sus hijos aquí porque somos conocidos por la buena disciplina y una elevada cuota de éxito”, afirma la directora, Yvonne Fazilleau, una enérgica francesa conversa al islam. Salvo por algunas excepciones, todos los niños terminaron la escuela estos años, mientras que en las escuelas públicas de los suburbios en algunos casos el fracaso escolar llega al 50 por ciento.
“Muchas familias de inmigrantes consideran muy importante que sus hijos tengan una buena formación escolar”, dice Fazilleau. Por eso muchos los envían a escuelas privadas católicas, que tienen mejor fama que las públicas. “Pero allí por supuesto no pueden llevar el velo”, añade Fazilleau, que oculta su cabello bajo una cinta azul claro y un chal de lana.
Sheyma e Isra tienen 13 años y charlan en el recreo. “Estoy contenta de venir aquí a la escuela porque puedo llevar velo”, afirma Sheyma, cuyos padres proceden de Argelia, en tanto que los de Isra son de Siria. Ambas hablan francés y árabe perfectamente.
“Para mí es importante llevar velo, porque es mi religión y mi identidad”, asegura Isra, que quiere estudiar oftalmología, incluso aunque en la universidad no podrá cubrirse el cabello.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
La escuela privada “La Réussite”, en el suburbio parisino de Aubervilliers, fue la primera de los cuatro colegios privados musulmanes que existen en Francia, los únicos en los que en este país laico pueden llevar velo las alumnas y profesoras.
Las alfombras para rezar se encuentran enrolladas en una esquina de la sala que sirve para los recreos. Una niña negra con un pañuelo rosa juega con sus amigas, y junto al mostrador en el que se venden sándwiches hay un grupo de escolares de mayor edad. Una de ellas está cubierta por un largo guardapolvo negro y sostiene su velo con un broche. Su compañera de clase, una belleza del Magreb, lleva suelto su largo pelo negro.
Cuando Francia decidió en 2003 tras un largo debate prohibir los símbolos religiosos en las escuelas públicas, muchos pensaban que habría una ola de fundación de escuelas musulmanas. Que eso no haya ocurrido se debe sobre todo a motivos financieros, opina Dhaou Meskine, fundador de “La Réussite” hace siete años.
“Los padres pagan 2 mil euros al año, pero cada niño nos cuesta a nosotros 5 mil euros (unos 7 mil 900 dólares)”, afirma. Actualmente el colegio tiene unos 125 alumnos y espera que haya un acuerdo con el Estado para recibir alguna subvención.
“Desde hace tiempo cumplimos con todas las condiciones, pero el acuerdo estatal sigue sin concretarse”, se queja.
Meskine, que estudió teología islámica en Arabia Saudí y lleva barba, se esfuerza por rechazar las acusaciones de educación en un gheto. “Nuestros alumnos están mejor integrados en la sociedad francesa que los alumnos musulmanes en las desvencijadas escuelas públicas de las afueras de París”, afirma.
“La Réussite” no es una escuela coránica, sino que sigue el plan oficial de enseñanza del Ministerio de Educación, subraya. Además de una hora voluntaria a la semana de religión y árabe como asignatura obligatoria, la escuela ofrece clases de ecología, paseos a museos y equitación.
“La mayoría de los padres inscriben a sus hijos aquí porque somos conocidos por la buena disciplina y una elevada cuota de éxito”, afirma la directora, Yvonne Fazilleau, una enérgica francesa conversa al islam. Salvo por algunas excepciones, todos los niños terminaron la escuela estos años, mientras que en las escuelas públicas de los suburbios en algunos casos el fracaso escolar llega al 50 por ciento.
“Muchas familias de inmigrantes consideran muy importante que sus hijos tengan una buena formación escolar”, dice Fazilleau. Por eso muchos los envían a escuelas privadas católicas, que tienen mejor fama que las públicas. “Pero allí por supuesto no pueden llevar el velo”, añade Fazilleau, que oculta su cabello bajo una cinta azul claro y un chal de lana.
Sheyma e Isra tienen 13 años y charlan en el recreo. “Estoy contenta de venir aquí a la escuela porque puedo llevar velo”, afirma Sheyma, cuyos padres proceden de Argelia, en tanto que los de Isra son de Siria. Ambas hablan francés y árabe perfectamente.
“Para mí es importante llevar velo, porque es mi religión y mi identidad”, asegura Isra, que quiere estudiar oftalmología, incluso aunque en la universidad no podrá cubrirse el cabello.
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