jueves, 20 de diciembre de 2007

Peregrinación a la Feria de Muestras

Más de 5.000 musulmanes rezaron ayer por la mañana en la Feria de Muestras de Zaragoza, en el inicio de la Fiesta del Sacrificio. La tradición manda degollar después un cordero para comerlo ese mismo día, lo que choca con los requisitos sanitarios.

<--Fotógrafo: PEDRO ETURA
Miles de personas rezan a Alá con motivo de la Fiesta del Sacrificio

Zaragoza, 20 de diciembre de 2007, Heraldo de Aragón, NURIA CASAS.

La oración durará una media horica". Sorprende escuchar el acento maño en boca de Ehsan Chaari, tocada con un hiyab o pañuelo negro que enmarca sus profundos ojos oscuros. Ehsan es una joven nacida hace 15 años en Zaragoza, donde sus padres marroquíes emigraron y formaron una familia. No acostumbra a vestir así, pero ayer era un gran día de fiesta para su religión y se había cubierto de la cabeza a los pies con un atuendo blanco y negro. Ayer, esta joven zaragozana no quiso perderse la gran Fiesta del Sacrificio del Cordero, el "Aid el Adha", que comenzó en la Feria de Muestras con un rezo masivo, como Alá manda, a las 10.

Entre 5.000 y 7.000 personas, según el presidente de la comunidad islámica en Zaragoza, Fawaz Nahhas, "peregrinaron" hasta el pabellón 5 de la Feria de Muestras que alquiló la comunidad islámica para celebrar este día festivo musulmán, el más grande del año, por delante del final del ramadán. Conmemoraban el día en que Dios pidió a Abraham que sacrificara un carnero en lugar de matar a su hijo Ismael. Después del rezo multitudinario, es tradición el sacrificio del cordero, la comida de la res con los familiares y la velada en compañía de amigos.

Por la mañana, los fieles musulmanes se desplazaron hasta la Feria en vehículos propios o en autocares especialmente contratados para la ocasión. Se dieron cita en el recinto familias enteras, entre ellas padres que pidieron (y obtuvieron) permiso en sus trabajos para poder cumplir el mandato de Mahoma en un día laboral y niños que dejaron unas horas el colegio, tras comunicarlo a sus profesores, para ir al rezo. Unos vestían chilaba bajo el anorak y calzaban babuchas, otros iban en vaqueros, al estilo occidental, y algunos se cubrían la cabeza con el tradicional gorro musulmán de algodón blanco.

"Shalam alaikun"

"Shalam alaikun". El saludo en árabe se escuchaba continuamente a la entrada del recinto, entre abrazos y muestras de alegría por el reencuentro de amigos. Buena parte de los fieles llevaban bajo el brazo su pequeña alfombra para arrodillarse sobre ella al orar en dirección a La Meca. Ya dentro del recinto, dos puertas distribuían por sexos la entrada a la gran sala donde se celebró la oración: los hombres, dispuestos delante, las mujeres, atrás. Un imán procedente de la Universidad egipcia de Al Azhar guió la oración.

"Alá es grande, no hay más Dios que Alá", repetía la megafonía mientras los miles de musulmanes iban llegando a la gran sala. "Es un día maravilloso, lo vivo con mucha alegría, como los cristianos la Navidad", explicaba Ehsan mientras saludaba con efusividad a Sanaa, una joven de 18 años también natural de Zaragoza. "Nuestras madres ya eran amigas cuando llegaron de Marruecos y seguimos juntándonos en celebraciones como esta", apunta Sanaa. A estas jóvenes, aunque nacidas en Aragón, no les sorprende la separación por sexos. "Es una costumbre y una obligación", afirma Sanaa, quien recuerda que también si reciben una visita en casa, los hombres se reúnen en una habitación y las mujeres en otra.

Nayed Hafi, miembro activo de la comunidad islámica, recibe a las mujeres en la zona en la que pueden orar. Llegó hace casi diez años a Zaragoza procedente de Argelia y sigue al pie de la letra las indicaciones del Corán. Mientras explica el ritual, interviene en la conversación Liliana Valios, musulmana conversa, como otra treintena de personas de Zaragoza que practican el islam. Recuerda que su conversión se produjo hace más de 18 años, tras vivir un intenso proceso de búsqueda espiritual. "El islam no solo toca la vida espiritual, también te da directrices que seguir en la vida diaria", afirma Liliana, quien considera que la religión islámica no es tan diferente a la cristiana porque también cree en un solo Dios y en los profetas. "La base bíblica es la misma", considera.

Nayed, Liliana, Eshan y Sanaa ejemplifican la afirmación de Fawaz después de la oración: "La convivencia es una realidad, no hay marcha atrás". No en vano, en Zaragoza viven unos 17.000 musulmanes, según los cálculos del presidente de la comunidad islámica en la provincia. Por eso felicita a toda la sociedad aragonesa por la fiesta de ayer. "Es un gran día, igual que la Nochebuena, que pasaré celebrándola en compañía de mi mujer y su familia". Fawaz Nahhas llegó hace 20 años a la capital aragonesa procedente de Siria.

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